500 hombres y 22 helicópteros para romper ocho anillos de seguridad y capturar en Colombia a Dairo Antonio Úsuga, Otoniel, el narcotraficante más buscado del país

La Voz REDACCIÓN

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Durante seis años burló la intensa persecución de miles de policías y soldados que peinaron pueblos y selvas del noreste del país, en la frontera con Panamá

24 oct 2021 . Actualizado a las 12:27 h.

La captura este sábado de Dairo Antonio Úsuga, alias «Otoniel», el principal cabecilla de la banda criminal más grande de Colombia, el Clan del Golfo, dedicada al narcotráfico y otras actividades ilegales, pone fin a una carrera delictiva en distintas organizaciones ilegales del país.

Durante años, alias «Otoniel», de 50 años de edad, consiguió evadir al Ejército y a la Policía, que desarrollaron innumerables operaciones en la zona del Urabá pese a que el Gobierno colombiano ofrecía una recompensa de hasta 3.000 millones de pesos (casi 800.000 dólares) y el estadounidense, cinco millones de dólares.

El capo estaba desde 2013 en la «Lista Clinton» de EE.UU. junto a los más peligrosos narcotraficantes y blanqueadores de dinero en el mundo, y la banda, también conocida como Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) cuenta con más de 3.000 integrantes, según organismos de inteligencia y tal y como recoge Efe.

«Con este golpe a alias Otoniel en la Operación Osiris se marca el final del Clan del Golfo y a todos los que han pertenecido a esta estructura criminal el mensaje es claro y contundente: o se someten a la justicia de inmediato o les caerá todo el peso de la ley», dijo el presidente colombiano, Iván Duque, al confirmar la captura.

Según el Gobierno, el Clan del Golfo es responsable del envío de toneladas de cocaína a Estados Unidos, así como de montar una red criminal dedicada a cobrar extorsiones a empresarios y comerciantes en la región de Urabá, fronteriza con Panamá, y en la costa Atlántica principalmente. «Este es el golpe más duro que se le ha propinado al narcotráfico en este siglo en nuestro país y es solamente comparable con la caída de Pablo Escobar en los años 90», aseguró el jefe de Estado.

En las primeras imágenes divulgadas de «Otoniel» se le ve sonriente, vestido con pantalón y camiseta negra y con la manos atadas a la espalda, cuando es conducido por soldados armados con fusiles luego de bajar de un helicóptero militar.

Tras subrayar que «Otoniel» era «el narcotraficante más temido en todo el mundo», el presidente destacó que la captura fue también «un trabajo de inteligencia» en el que las fuerzas colombianas compartieron información «con agencias de los Estados Unidos y del Reino Unido dada la peligrosidad internacional de este delincuente». «Asesino de policías, de soldados, de líderes sociales, además reclutador de menores; se conoce también por esa demencia que lo llevó a abusar de marea recurrente de niños, niñas y adolescentes», así definió el presidente a Otoniel en su declaración al país.

Una vida en la ilegalidad

Otoniel comenzó en la ilegalidad en las filas del Ejército Popular de Liberación (EPL), una guerrilla maoísta fundada en 1967 y de la que aún queda un pequeño reducto, según la base de datos especializada en crimen y narcotráfico Insight Crime.

Del EPL se desvinculó en 1991 tras la firma de un acuerdo paz de ese grupo con el Gobierno colombiano, pero su tránsito a la vida en sociedad duró poco.

Úsuga ingresó a las filas paramilitares poco después, primero en las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU), que finalmente se agruparon en las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), donde trabajó bajo las órdenes de uno de sus jefes más conocidos, Daniel Rendón Herrera, alias «Don Mario», encargado de lavar activos y pagar extorsiones.

La desmovilización de las AUC en 2006 no fue de su agrado, así que cuando capturaron a Don Mario en 2009, él y su hermano, Juan de Dios Úsuga, alias «Giovanni», formaron «Los Urabeños», otro de los nombres con los que se conoció a las AGC o al Clan del Golfo.

Con su influencia, su experiencia en lavado de dinero y financiación y las redes del narcotráfico que quedaron huérfanas de las AUC, consiguieron expandir su imperio desde el noroeste del país a muchas otras regiones donde aún hoy siguen disputándose corredores del narcotráfico o cosechas de cultivos con otros grupos armados como las disidencias de las FARC o el Ejército de Liberación Nacional (ELN).

Además de ser acusado de narcotráfico y pertenencia a banda criminal, el presidente subrayó hoy que también es un «abusador de menores» y «se le conoce también por esta demencia que lo llevó a abusar de manera recurrente de niños, niñas y adolescentes».

Operación Osiris, una continuación de la Operación Agamenón

En esta operación, bautizada como Osiris, han intervenido «más de 500 hombres de las Fuerzas Especiales el Ejército, la Infantería de Marina bloqueando corredores fluviales, la Fuerza Aérea dando cobertura con sus plataformas de inteligencia y moviendo tropas desde diferentes zonas del país», dijo el general Navarro, quien agregó que fueron utilizados además «22 helicópteros de transporte y apoyo aéreo cercano».

Por su parte, el director de la Policía, general Jorge Luis Vargas, aseguró que sus hombres tenían claro «que Otoniel no acudía a viviendas, ni se comunicaba por celular» y que «50 expertos de inteligencia satelital» siguieron cada movimiento suyo en las últimas semanas.

Según el general Vargas, «Otoniel» tenía ocho anillos de seguridad que fueron identificados mediante un «trabajo satelital con agencias de Estados Unidos y del Reino Unido», tan detallado que «sabíamos que estaba comiendo» y que «su plato favorito era un animal de las selvas de Urabá».

Al Clan del Golfo se le atribuyen numerosos crímenes de líderes sociales y jóvenes y es el culpable en gran medida de los masivos desplazamientos y confinamientos impuestos a comunidades -sobre todo de indígenas y afrodescendientes- en el Chocó y otras zonas del Pacífico.

En esas zonas, este grupo ha impuesto su ley, ha amedrentado a esta población, desfavorecida y dejada de lado por el Estado, con el cobro de extorsiones y se ha lucrado también de la minería ilegal y otros negocios ilícitos, usando una ubicación geoestratégica de lujo, con salida a dos océanos y la puerta de entrada a Centroamérica.

Para acabar con su imperio, el Ejército y la Policía habían en 2015 la Operación Agamenón, con miles de efectivos, que durante más de seis años peinó el Urabá y acosó a sus más cercanos aliados, acciones durante las cuales consiguió incautar más de 400 toneladas de cocaína.

En los últimos meses, el jefe del Clan del Golfo estaba ubicado en una zona rural del departamento de Antioquia rodeado de miembros de seguridad y médicos que le controlaban sus problemas de tensión y diabetes, según la Policía.

En los últimos meses el Gobierno había anunciado las bajas de algunos de sus aliados más próximos: su primo Harlinson Úsuga Úsuga, alias «Orejas», fue extraditado a EE.UU. en marzo, mientras que ese mismo mes también se detuvo a su hermana, Nini Jhoana Úsuga, alias «La Negra», jefa de finanzas de la banda.

Un mes antes era «neutralizado» Nelson Darío Hurtado Simanca, alias «Marihuano», quien se consideraba el número 2 de la banda y era la mano derecha de Úsuga.