Un cambio de vida. Es leonesa, estudió en Santiago y hace unos años decidió mudarse a A Coruña para trabajar. De la mano de una nutricionista consiguió lo que perseguía, cambiar de hábitos para perder el peso que la acomplejaba
27 oct 2021 . Actualizado a las 20:01 h.El fin del confinamiento supuso un antes y un después en la vida de todos, pero para Marga López (Huergas de Gordón, León, 1985) también fue el pistoletazo de salida hacia una vida plena y feliz. Después de años acomplejada por su peso decidió ponerse en manos de una profesional de la nutrición para aprender a comer de forma saludable y cambiar sus hábitos. Sin prácticamente darse cuenta perdió 17 kilos y con ello, mejoró su estado de ánimo y su salud. Aunque todo gran cambio tiene una gran renuncia: «Como buena leonesa, echo mucho de menos el embutido, cuando voy a León lo como sin problema, pero intento controlarlo más».
Dejar malas costumbres
Marga estudió Farmacia en Santiago y cuando volvió a León, su tierra natal, tenía la espinita clavada de volver a vivir en Galicia. Regresó hace tres años, esta vez a A Coruña, ya que buscaba una ciudad con mar. Ahí pasó el confinamiento y cuando acabó, dijo: «Hasta aquí», en referencia al aumento de peso que tuvo en esos meses. No era la primera vez que Marga probaba alguna dieta o intentaba cambiar sus hábitos con el objetivo de adelgazar, pero esta vez la diferencia fue acudir a una profesional. «Empecé después del confinamiento porque ahí me desbordé, me vi enorme y no estaba segura de mí misma. Me puse en contacto con la nutricionista Ana Golpe y ella me planteó los cambios de una forma fácil, hago cinco comidas al día sanas y equilibradas y ella me asesora en todo», explica Marga.
Cuando comenzó este proceso Marga pesaba 90 kilos y un año después la báscula marcaba 17 menos. «Siempre estuve muy motivada, cuando ves que te acercas a la meta crece tu autoestima. También ayudó mucho mi disciplina y el apoyo de mi nutricionista, así sentía que adelgazaba sin apenas esfuerzo». Sin embargo, los cambios más grandes fueron los de las primeras semanas, cuando el ritmo de pérdida de peso es mayor. Los pasos a seguir fueron sencillos, comer más fruta y verdura y menos ultraprocesados, controlando los excesos, pero sin privarse de algún capricho de vez en cuando. «Nunca fui de comer mucha fruta pero ahora me encanta y descubrí alimentos nuevos para mí, como la papaya», cuenta. Tampoco sigue un menú semanal estricto, va cocinando según lo que tenga en ese momento en casa, aunque siempre con la premisa de que sea un plato equilibrado: «Hago muchos pistos, platos a la plancha... Como sano sin cansarme porque mis platos son variados y voy probando cosas nuevas». Sus hábitos han cambiado, pero como ella misma dice, eso no la tiene encerrada en casa. A la hora de salir a comer o cenar fuera intenta pedir las opciones más saludables: «Lo bueno que tiene Galicia es que puedes salir y comer pulpo o zamburiñas, que son platos sanos. También me doy mis lujos y puedo beber algún vino o una cerveza». Al no tratarse de una dieta limitada en el tiempo, su cuerpo se adaptó a este tipo de alimentación, aunque de vez en cuando aparecen las ganas de darse un atracón: «No perdí esas ganas, pero ahora ya ni me sienta bien porque mi cuerpo no está acostumbrado».
Esta experiencia ha sido muy distinta a otras dietas que experimentó Marga a lo largo de su vida, centradas en contar calorías o tomar mucha proteína, que califica como «auténticas burradas con efecto rebote», por eso no duda en recomendar ponerse en manos de un profesional a quien busque dar este paso.
Sin complejos y sana
Los cambios no solo han sido físicos, de hecho lo que más destaca Marga es lo feliz que se siente consigo misma y como, después de muchos años intentándolo, ahora está contenta con su cuerpo. «Creo que es muy importante estar bien con una misma y en mi estado anímico esto ha sido un cambio brutal. También a nivel de salud, yo tenía muchos problemas de espalda y no tener dolor era una prioridad que he conseguido», destaca.
Los últimos años fueron una revolución en la vida de Marga pero ella asegura que sigue siendo la misma: «Soy igual de extrovertida, mi personalidad no cambió. Con 15 años te influye lo que piensan de ti, pero ahora con 35 vale más mi opinión, yo quiero estar a gusto conmigo misma y lo he conseguido». A los que están pensando dar este paso Marga les recomienda: «Hay que atreverse, hacerlo con un profesional y recordar que cada uno tiene su meta».