Los conservadores se asoman al abismo a 15 días de las elecciones alemanas
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La caída del candidato Laschet moviliza a Merkel en su adiós a la política
12 sep 2021 . Actualizado a las 12:12 h.El viento en la campaña electoral alemana ha cambiado rápidamente. Hace dos meses el bloque conservador CDU-CSU liderado por el centrista Armin Laschet se las prometía felices con un 29 % de intención de voto y a diez puntos de distancia de su rival directo, Los Verdes. El camino hacia la Cancillería parecía un camino de rosas. Sin embargo, no contaban con varios elementos imprevisibles que hoy, a dos semanas de los comicios, han dado la vuelta al ánimo electoral y han puesto a los conservadores con serias opciones de quedarse fuera del próximo Gobierno.
El sondeo del instituto Forsa, publicado el martes, ubica al bloque conservador por primera vez por debajo del 20 %. Obtendría tan solo un 19 % de votos, el nivel más bajo desde la fundación de la República Federal en 1949.
El sucesor «natural» de Angela Merkel ha protagonizado varias meteduras de pata en los últimos meses que han dañado seriamente su imagen. Todo ello después de un caótico proceso de elección del candidato la pasada primavera que dejó a las alas centrista y derechista del bloque abiertamente enfrentadas.
Scholz, en alza
La sucesión de Merkel está resultando más compleja de lo que cabía esperar, y eso lo notan los votantes quienes parecen haber encontrado en el candidato socialdemócrata Olaf Scholz un valor en alza. El actual ministro de Finanzas, de perfil sereno y con una larga trayectoria política a sus espaldas, se consolida en la primera posición, con un 25 % de intención de voto, mientras que a los Verdes de Annalena Baerbock se les pronostica un 17 %.
La caída en picado de Laschet ha movilizado a Merkel en la recta final de un mandato que se prolonga desde el 2005. La canciller ha utilizado estos últimos días plataformas que siempre se cuidó de no usar para cuestiones partidistas, como el Parlamento (Bundestag) o la Cancillería. Desde ahí ha salido en los últimos días en defensa de Laschet y para ello no ha dudado en atacar con toda la artillería a su principal rival. Lo hace con el argumento de que ni el SPD ni sus socios preferentes, Los Verdes, descartan dejarse apoyar por La Izquierda para formar el próximo Gobierno. Una coalición tripartita que funciona con relativo éxito en el Parlamento de la ciudad-estado de Berlín.
La Izquierda es un partido heredero del poscomunismo del Este junto a una escisión socialdemócrata del icónico izquierdista Oskar Lafontaine. Se mueve en torno al 6 % de intención de voto, y la condición para entrar en el Bundestag es obtener al menos el 5 %, por lo que su participación está en el aire.
La actitud de la canciller, quien aprovechó la última sesión parlamentaria de esta legislatura para hacer un alegato en favor de su candidato, llamó la atención por inusual en ella. Su ataque a los «radicales» de La Izquierda levantó ampollas. «La abuela nos explica qué fue el comunismo», tituló irónicamente el diario Die Tageszeitung. La frase alude a un tipo de campaña desfasada, 30 años después de la reunificación alemana. Merkel, extraordinariamente popular dentro y fuera de Alemania, se despide de la política quemando sus últimos cartuchos en favor de su candidato. Pero podría ser demasiado tarde.