Alemania encara con incertidumbre la recta final para la sucesión de Merkel
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Socialdemócratas y verdes pisan los talones al candidato conservador Armin Laschet, cada vez más impopular
22 ago 2021 . Actualizado a las 10:55 h.En contra de lo que muchos pueden pensar, Angela Merkel no es eterna. Tras 16 años en el poder, su etapa en el poder de la nación más potente de Europa toca a su fin. El próximo 26 de septiembre habrá elecciones, las primeras sin la sempiterna canciller en lustros, y lo que viene después no es más que un gran interrogante que inquieta a Alemania y a Europa.
El regreso de la actividad política en el país teutón ha venido este año especialmente intenso debido a la cercanía de los comicios y el arranque de las campañas de los diferentes partidos. Las vacaciones de verano han sido breves y se han visto interrumpidas por las inundaciones de mediados de julio, que dejaron más de 175 muertos en zonas del oeste del país. Precisamente la tierra de Armin Laschet, presidente regional del estado de Renania del Norte-Westfalia, uno de los más afectados por las intensas riadas. Laschet, que aspira a ganar los comicios de septiembre como candidato conservador, comenzó la campaña electoral la pasada semana en un momento en que los sondeos muestran una alarmante caída de su popularidad.
Laschet fue criticado por la gestión de la catástrofe natural, en las que se mostró desorientado y sin la capacidad de ejercer un liderazgo claro. El jefe de los conservadores protagonizó además un desafortunada anécdota que repercutió negativamente a su imagen: las cámaras tomaron a Laschet riendo mientras que, en primer plano, el jefe de Estado, Frank Walter Steinmeier, rendía homenaje a las víctimas de las devastadoras inundaciones. Tuvo que disculparse públicamente.
Durante una visita reciente a su región, Laschet fue incluso agredido por algunos de los vecinos de la zona, que se quejaban de la lentitud de las ayudas públicas a pesar de que lo habían perdido todo. Laschet «está hundido en el fango en la campaña electoral», consideró la revista Der Spiegel. Por si fuera poco, también ha sido acusado de plagio por un libro que ha publicado recientemente. Su credibilidad ha quedado tocada y entre los conservadores temen no tener tiempo suficiente para recuperarse y alcanzar una victoria rotunda como las de su predecesora.
A pesar de esta serie de tropiezos, el bloque conservador -formado por la CDU de Merkel y su hermana bávara CSU- lidera los sondeos con una estimación de un 23 % de los votos, según la última encuesta del instituto Forsa. Le pisan los talones los socialdemócratas del SPD y los Verdes.
La candidata de estos últimos, Annalena Baerbock, tampoco arrancó la campaña con buen pie. La sospecha de plagio en un libro plagado de inexactitudes, y recientemente la exclusión de la lista electoral de los ecologistas en el land del Sarre, derivada de un conflicto interno, han devuelto a los Verdes a la imagen pasada como formación caótica e inmadura.
Scholz gana puntos
Los socialdemócratas del SPD han logrado remontar en las encuestas a pesar de haber estado en profunda crisis durante mucho tiempo. Así se colocan por primera vez en mucho tiempo por delante de los Verdes y solo a dos puntos de los conservadores. El liderazgo de Olaf Scholz ha devuelto la confianza al partido. Su posición de ministro de Finanzas y vicecanciller le convierten en único entre los candidatos que puede exhibir experiencia en el Gobierno central.
Esto le aporta un plus de credibilidad entre el electorado alemán, para el que la experiencia de gobierno es un factor de gran relevancia. A Scholz un 54 % de los electores lo ven capacitado para estar al frente de la Cancillería, muy por delante de Laschet (35 %) y Baerbock (25 %).
El reto para Scholz no es superar a Laschet, lo que se da por prácticamente imposible, sino superar a Baerbock. Esto haría factible la posibilidad de un nuevo Gobierno bajo liderazgo del SPD, en alianza con Verdes y liberales, estos últimos con un 12 % en intención de voto.
La carrera por las elecciones de septiembre continúa abierta. En medio de esta incertidumbre, las próximas seis semanas hasta las elecciones serán decisivas. De momento, una cosa está clara: la solidez que desprende la Angela Merkel será difícil de lograr.