El debate de la tercera dosis se abre con los países del sur sin inmunizar

Tamara Montero
tamara montero SANTIAGO / LA VOZ

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Una enfermera prepara una dosis de Astrazeneca en Congo, uno de los países con menores tasas de vacunación
Una enfermera prepara una dosis de Astrazeneca en Congo, uno de los países con menores tasas de vacunación HEREWARD HOLLAND | REuters

Los expertos recomiendan avanzar globalmente en la vacunación

20 ago 2021 . Actualizado a las 18:20 h.

60, 62, 66. Son los porcentajes de población vacunada en los tres países europeos (Austria, Alemania y Francia) que ya han anunciado su disposición a administrar una tercera dosis de refuerzo de la vacuna del coronavirus. 0,09; 0,14; 0,16. Son los porcentajes de vacunación de la República del Congo, Haití y Chad, los tres países (de los que hay datos) con menor tasa de administración de vacunas.

Solo esas cifras ilustran cómo la pandemia de coronavirus ha ensanchando más si cabe la profunda brecha que separa el norte del sur. Y eso, a pesar de que los expertos han repetido una y otra vez que una crisis sanitaria global solo se puede solucionar globalmente y más después de la irrupción de la variante delta, proveniente de un país con baja tasa de inmunidad: en India, a día de hoy, ronda el 30 % y menos del 10 % tiene la pauta completa.

La primera cuestión es si es necesaria esa tercera dosis. «Nadie sabe si hará falta ni cuándo una tercera dosis», explica Federico Martinón, miembro del comité asesor de vacunas de la OMS. No se puede saber porque no hay un marcador que permita determinar si una persona está o no protegida. Uno de los factores a tener en cuenta es la tasa de reinfección y, a día de hoy, «sigue siendo bajísima». Si llegase ese caso, podría plantearse el refuerzo con esa tercera dosis e incluso una vacuna adaptada a las variantes en circulación, porque, no ha pasado todavía, pero puede darse el caso de que una nueva cepa sí sea resistente a las actuales fórmulas.

Martinón tiene una opinión clara: la prioridad en este momento es vacunar «a las personas de los países que no han empezado o tienen una tasa muy baja de vacunación», porque el beneficio individual es limitado.

Miriam Alía, referente de vacunación de Médicos sin Fronteras, pone un ejemplo claro sobre cómo la solución a esta pandemia tiene que ser global: «A nivel de salud pública, tiene mucho más impacto vacunar a menos población pero en todos los países al mismo tiempo y más o menos ir avanzando juntos, que vacunar y hacer burbujas inmunitarias», ya sea nacionales o supranacionales, porque ni permiten reabrir fronteras ni reactivar la economía. «Es posible que en algún momento haya que revacunar», dice Alía. Pero por ahora los datos no soportan la administración de una tercera dosis y sí seguir criterios de equidad y epidemiológicos: «Hay que vacunar más rápido en sitios de incidencia alta».

La referente de Médicos sin Fronteras señala los agujeros de una estrategia de vacunación global en la que África es, de nuevo, el continente peor parado. En términos generales y aunque tanto en el norte como en el África austral las cifras de inmunidad empiezan a subir, en África central la vacunación es prácticamente testimonial. «Se preveía que podía vacunar al 20 % de la población antes de final de año. Y nosotros trabajamos en países que en este momento están por debajo del 1 % y en los que todavía no se ha podido vacunar el personal de salud de primera línea». La variante delta, además, ha hecho estallar la transmisión hasta el punto de que la semana pasada ha sido el pico de muertes en África de toda la pandemia.

La vacunación en estos países es un reto en términos geográficos y logísticos, pero el principal problema es que «las vacunas no están llegando en los números prometidos, que ya estaban por debajo de lo deseable». Y no solo eso. Miriam Alía explica también que se están donando vacunas por un lado, tan próximas a la fecha de caducidad, que a veces es imposible ponerlas (sobre todo para segundas dosis) y que además, las donaciones han sido utilizadas «de forma política»: en vez de entrar en Covax, hubo países que querían hacer donaciones bilaterales a países de su entorno económico.

Y además, la UE solo expide el certificado de vacunación con vacunas aprobadas por la EMA. La vacuna de AstraZeneca producida en India no se validó en Europa por no ser su mercado. Ahora se cierran las puertas a la movilidad por Europa de población procedente de países donde se inyecta masivamente la vacuna producida en India.