Los dos países reconducen unas relaciones que tocaron fondo en el 2019
31 jul 2021 . Actualizado a las 10:48 h.En los últimos años, algunos de los hombres más poderosos de la economía italiana han sido franceses. Por ejemplo, desde julio del 2016 hasta principios del 2021 el director general de UniCredit, el segundo mayor banco del país, fue Jean Pierre Mustier, banquero con un pasado como comandante de los paracaidistas de Tarbes. Generali, el principal grupo asegurador italiano, está dirigido por el francés Philippe Donnet, que obtuvo la nacionalidad italiana a finales de abril.
Francia tiene una fuerte presencia económica en Italia, algo que los medios de comunicación y los políticos (especialmente los de derechas) suelen criticar. A lo largo de los años, empresas italianas conocidas como Parmalat han acabado en manos francesas, y hace solo unos días el control de la casa de moda Etro pasó a L Catterton, un fondo de capital inversión cuyo principal promotor es el gigante francés del lujo Lvmh. Pero Italia también es relativamente activa en Francia. Atlantia compró el aeropuerto de Niza; en el 2016, el grupo cafetero Lavazza, con sede en Turín, adquirió la francesa Carte Noire; Fincantieri, el mayor constructor naval del país, creó con el grupo francés Naval la empresa conjunta Naviris, con sede en Génova.
«Los franceses están más unidos y organizados que nosotros, pero con nuestra creatividad los italianos logramos asombrarles», observa un empresario que trabaja entre Turín y Lyon. De hecho, algunos de los principales directivos de las empresas de lujo francesas son italianos. «El problema es que en París aceptan que los italianos compremos negocios, pero si se trata de empresas estratégicas, por ejemplo en el campo de las finanzas, el Gobierno francés lo bloquea todo, les da igual el mercado único europeo», añade el empresario.
«No podemos culpar a Francia por cuidar sus intereses. El problema es que Italia dejó hace décadas de cuidar los suyos», dice Andrea Roventini, profesor de economía en la Escuela de estudios avanzados Sant’Anna de Pisa. «Italia ha renunciado a hacer una política industrial tanto de apoyo a las empresas italianas cuando van a adquirir empresas al extranjero, como de defensa de las empresas italianas».
Conexión Macron-Mattarella
En cualquier caso, los dos países están cada vez más vinculados, a nivel industrial y financiero, pero también político. La reciente visita a Francia del presidente italiano, Sergio Mattarella, (acogido con grandes honores por su homólogo galo, Emmanuel Macron) debería llevar a la firma del Tratado del Quirinale, destinado a reforzar las relaciones entre Roma y París.
«Sin duda el tratado representa un paso importante en las relaciones diplomáticas entre los dos países, sobre todo porque entre el 2018 y el 2019 se había alcanzado el punto más bajo en las relaciones italofrancesas, que culminó con la retirada a París del embajador francés en Roma: no se producía un desgarro parecido desde 1940 [año de la declaración de guerra de la Italia fascista a Francia]», explica Riccardo Brizzi, profesor asociado de historia contemporánea en la Universidad de Bolonia.
Si se firmara el Tratado del Quirinale, que lleva el nombre del palacio donde reside el presidente de la República italiana, Europa tendría otro eje además del franco-alemán: el franco-italiano. Pero en este, el liderazgo francés sería indudable.