Feijoo, Moreno y Mañueco reivindican su autonomía política frente a Casado

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

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El líder del PP, Pablo Casado, en un acto de la campaña catalana en el que intervinieron telemáticamente, entre otros, Alberto Núñez Feijoo, Juan Manuel Moreno y Alfonso Fernández Mañueco.
El líder del PP, Pablo Casado, en un acto de la campaña catalana en el que intervinieron telemáticamente, entre otros, Alberto Núñez Feijoo, Juan Manuel Moreno y Alfonso Fernández Mañueco. QUIQUE GARCÍA

Génova trata de controlar el aparato del PP en Andalucía y Castilla y León

09 mar 2021 . Actualizado a las 08:47 h.

El día que Pablo Casado anunció que el PP abandonaba su sede nacional de la calle Génova, tres de los tres principales barones del partido, Alberto Núñez Feijoo, Alfonso Fernández Mañueco y Juan Manuel Moreno se pusieron de perfil. La frialdad de los presidentes de Galicia, Castilla y León y Andalucía ante una decisión que nadie les consultó no es casual. Los tres comparten el criterio de no amoldar su discurso a la doctrina oficial, de mantener una posición más moderada que Casado, y de reclamar autonomía para gestionar el poder orgánico en sus territorios sin interferencias de Madrid. Un estatus que el líder gallego, avalado por sus cuatro mayorías absolutas, se ha ganado sin que nadie lo discuta, pero que en el caso del andaluz y el castellanoleonés está provocando un pulso con la dirección nacional, y en especial con el secretario general, Teodoro García Egea.

Congresos provinciales

Tras el batacazo electoral en Cataluña, y a la espera de la convención nacional que ha anunciado para otoño, de la que nada se sabe por ahora, Casado trata de reforzar su liderazgo en el partido controlando el aparato en las autonomías durante el proceso de renovación de las direcciones provinciales, para garantizarse así el dominio en el futuro congreso nacional. Una maniobra que pilota García Egea para colocar a hombres afines en las cúpulas de las provincias. Al líder popular no se le escapa que de los cinco millones de votos que el PP consiguió en las pasadas elecciones generales más de un tercio, un 35,5 %, proceden de Galicia, Andalucía y Castilla y León. Pero tampoco que Juan Manuel Moreno y Alfonso Fernández Mañueco apostaron por Soraya Sáenz de Santamaría en las primarias del PP que le dieron la victoria. Feijoo no apoyó públicamente a Casado, aunque no dio su apoyo a ningún candidato.

El principal foco de tensión está en Castilla y León. El entorno de Mañueco interpreta que la contestación interna que ha empezado a recibir de cara a los congresos provinciales, principalmente en Salamanca, pero también en otras provincias, está auspiciada por García Egea, en un intento de forzarlo a consensuar el poder orgánico territorial.

Pulso en Salamanca

Mañueco, cuya relación con Casado se enfrió aún más tras contratar como asesor al exgerente regional del partido Pedro Viñarás, destituido por Génova con indemnización incluida después de tres décadas controlando las finanzas del PP en esa comunidad, está dispuesto a plantear batalla. Tendrá su propio candidato en Salamanca sin consensuarlo con Madrid. En Andalucía, Moreno también quiere hacer valer sus galones y reclama autonomía. La batalla principal está en Sevilla, que celebra su congreso el 27 de marzo. La presidenta del PP sevillano, Virginia Pérez, cuenta con el aval de Casado para la reelección. Y aunque Moreno fue quien la eligió, ahora quiere imponer al alcalde de Carmona, Juan Ávila, y está dispuesto a medirse en las urnas. Moreno ya ganó el pulso en Málaga, donde su estrecho colaborador Elías Bendodo fue reelegido sin oposición el pasado domingo, aunque Génova vetará su decisión de que Patricia Navarro sea la secretaria provincial con el argumento de que ese cargo es incompatible con el de delegada de la Junta. El pulso de los barones a Casado sigue en pie.