Veinte años después, Nevenka rompe su silencio en una docuserie que recuerda su caso, el de la primera mujer que ganó un juicio por acoso sexual en el trabajo en España. A pesar de la sentencia, la sociedad la condenó
04 mar 2021 . Actualizado a las 19:14 h.Para las nuevas generaciones el nombre de Nevenka no significa nada. Precisamente por eso, Ana Pastor, directora de Newtral, tuvo claro que su historia tenía que ser contada. Un proyecto que tardó años en hacerse realidad y que finalmente se estrena el viernes 5 de marzo en Netflix. Así, tres episodios recuperan la primera sentencia condenatoria por acoso sexual en el trabajo en España, la que dio la razón a Nevenka Fernández, que entonces, en el 2001, era una joven economista de 26 años que ocupaba el cargo de concejala de Hacienda no muy lejos de Galicia, en el Ayuntamiento de Ponferrada, contra su jefe, el alcalde popular, Ismael Álvarez. «El documental nace de la insistencia de Ana y de la predisposición de Nevenka a romper su silencio», explica Maribel Sánchez-Maroto, directora de una docuserie que no dejará indiferente a nadie. «Desde que Ana conoció a Nevenka, hace unos diez años, tuvo claro que su historia estaba por contar, pero ella, después de la sentencia y de la rueda de prensa que dio tras acabar el juicio, no volvió a hablar. Se fue del país y decidió mantenerse en un segundo plano. El movimiento global del Me Too y el éxito de las manifestaciones del 8M en España en el 2017 fueron el resorte que la hacen llegar a la conclusión de que puede poner voz y rostro a las mujeres que están pasando o han pasado por lo mismo. Entonces decide dar el paso y ser valiente. Lo fue en su momento y lo es ahora por romper su silencio sabiendo que se vuelve a poner en el primer plano», indica Maroto.
«Hace veinte años la sociedad española no estuvo a la altura de la valentía de Nevenka» es el mensaje de la promoción de la docuserie, que pretende devolverle a su protagonista lo que la España de entonces le quitó. Porque a pesar de ganar el juicio, Nevenka tuvo que abandonar el país. «Aún con un currículo brillante, nadie se lo reconoce, ni en su ciudad, ni en su zona. Su nombre no pasa desapercibido y por mucha carrera o experiencia, no encuentra trabajo y por eso se va, para hacer su vida». Su pecado no fue otro que decir la verdad. «Es el primer no es no de España. La primera vez que una mujer dice alto y claro que no quiere continuar una relación con un hombre, y que ese hombre, como no lo entiende, transforma su vida en lo que ella califica como un infierno. Ella repite muchas veces que si no hubiera denunciado, se hubiese muerto», apunta Maroto.
Ni las amenazas constantes que recibió de su acosador consiguieron amedentar a Nevenka que, tras varios meses de baja, decidió denunciar. «Su abogado, Adolfo Barreda, le advirtió que no iba a ser un camino de rosas, ya que iba a tener que decir en alto cosas que pertenecían a su más estricta intimidad», indica la directora del documental. Lo que no se esperaban es que incluso el fiscal jefe del Tribunal Superior de Castilla y León por aquel entonces, José Luis García Ancos, pusiese en duda su testimonio. «De acuerdo con él parecía que había categorías de mujeres acosables en función de su trabajo, de forma que una cajera podía sufrir acoso pero una mujer licenciada no, ya que dijo la brutal frase de: ‘Usted no era una empleada de Hipercor que tuviera que dejarse tocar el culo para asegurar el pan de sus hijos. Podría haber dejado su trabajo’».
SI NO DENUNCIABA, SE MORÍA
El camino recorrido por Nevenka estuvo repleto de dolor. «Sufrió mucho, primero hasta dar el paso de denunciar, después para mantenerlo y aguantar todo lo que tuvo que aguantar en esa sala de vistas y fuera». Entre los pocos apoyos que recibió destaca el de la que era su rival política, Charo Velasco. «Si hablamos de mujeres valientes, en este documental hay dos. La primera, Nevenka, y después, Charo. Ella podría haber usado políticamente su situación, porque era más que evidente el deterioro físico de Nevenka. Estaba devastada, y cuando decide hablar con Charo, porque ya no puede más, le explica lo que está pasando y desmonta esas teorías de que estaba en una secta o una clínica de desintoxicación, que es lo que se rumoreaba por Ponferrada, entre otras barbaridades. Entonces, Charo la entiende y ve lo que es: una mujer sufriendo acoso. No ve la rentabilidad política, de hecho, le prohíbe a su grupo usar las ausencias de Nevenka en dos plenos para cargar contra el PP. Eso es importante porque habría añadido más sufrimiento a Nevenka», destaca Maroto.
El calvario por el que pasó la denunciante se ilustra en una escena clave. «Esa imagen de la plaza de Ponferrada nos refleja cómo era la proporción entonces. En un lado, 3.000 personas apoyando a Ismael, y al otro lado, en un rinconcito, unas 300 mujeres con una pancarta de ‘No al acoso’. No hay que perder de vista que eso ocurre tras la sentencia, porque mientras dura el proceso la presunción de inocencia vale para todos y es legítimo creer a uno u otro, pero ya con la condena en la mano sorprende más ese apoyo que recibió Ismael. Eso refleja la coyuntura social de entonces. No es algo local de Ponferrada, sino que se podía trasladar a cualquier lugar de España. Ella ganó el juicio en los tribunales, pero no en la sociedad. En esa España una mujer denunciaba y por el hecho de haber tenido una relación previa, ya era directamente sospechosa, si no culpable. Ahora mismo ya no se duda de la palabra de una mujer por sistema. Una chica guapa y preparada ya no es sospechosa solo por serlo y las mujeres ya no se callan. No digo que sea fácil denunciar, y mucho menos a hombres, como en este caso, poderosos, pero sí hemos cambiado. Ahora nos avergonzaría salir a la calle en defensa del acosador».
Para entender el cambio social de España en estos veinte años basta con fijarse en el nombre que recibió el caso Nevenka, que se denominó por el nombre de la víctima y no del acosador. «Queremos que las generaciones mas jóvenes tengan claro que nada de lo que tenemos se ha conseguido porque sí. Es porque ha habido Nevenkas. Mujeres valientes que en su momento, solas, se atrevieron a levantar la voz con la confianza de que algún día se hiciera justicia. En la comparecencia en la que anuncia la querella, que en el documental vemos cómo se emociona al releerlo veinte años después, ella dice que confía en que algún día se haga justicia. Con esa confianza empezó el proceso y lo consiguió. Por eso, pese a todo, no guarda rencor», señala Maroto que destaca la fortaleza de Nevenka. «Me ha impactado esa capacidad de haber llegado al equilibro. Sufrió mucho, pero a pesar de todo, ella no se siente perdedora. Ahora ya no tiene ese sentimiento de culpa que le hicieron sentir. Se ha recompuesto. Ha hecho su vida, y dice que tiene la vida que quería. Tiene una familia, con dos hijos, y un trabajo en el que se siente reconocida». Para Maroto es necesario reconocer la generosidad de Nevenka: «Se pone de nuevo bajo los focos porque le puede más ese convencimiento de creer que lo que cuenta puede ayudar a otras mujeres. Ella siempre confió en el poder de la verdad».
En cuanto a su acosador, Ismael Álvarez, declinó entrar en el proyecto. Mientras Nevenka tuvo que irse del país, él siguió con su vida en Ponferrada. Incluso la familia de la denunciante acabó por abandonar la localidad ante la imposibilidad de hacer vida normal. Ellos fueron los primeros en advertir a Nevenka sobre el entonces alcalde, que a pesar de la condena del 2002, una multa de nueve meses por un total de 6.480 euros y una indemnización de 12.000 euros, siguió gozando de prestigio social e incluso volvió a la política en el 2011. Ahora, cataloga el trabajo audiovisual de un «negocio económico para alguien». «Ni Nevenka ni ninguno de los que salen han recibido contraprestación económica», aclara Maroto. Entre los que forman parte de la pieza está Juan Jose Millás.«Se entera del caso a partir del juicio y decide escribir sobre ella, además, titula el libro: ‘Hay algo que no es como me dicen: el caso de Nevenka Fernández contra la realidad’, que ya pone el acento en esa valentía. Nevenka puso todo patas para arriba, cuestionó la forma de entender las relaciones entre un hombre y una mujer». Su historia llega a la pequeña pantalla solo tres días antes del Día de la Mujer. Porque este 8M tiene nombre propio, el de Nevenka. Se lo debemos.