Según la Sociedad Española de Neurología entre el 60 y el 80 % de los pacientes que la sufren están todavía sin diagnosticar.
20 feb 2021 . Actualizado a las 19:48 h.El término cataplexia proviene del griego y significa «abatir». Una definición que se ajusta bastante bien a los efectos que produce. Los pacientes que padecen esta patología rara asociada al trastorno del sueño caen abatidos de forma espontánea cuando experimentan una emoción fuerte. El origen del episodio que sufrió Jordi Évole durante la entrevista en directo con el Gran Wyoming en El Intermedio fue una risa intensa, tal y como él mismo explicó en el programa. «A veces cuando me río puedo perder la musculatura». Además de la alegría, la comunidad científica ha identificado otras emociones como la vergüenza, el estrés o un enfado excesivo como causantes de los brotes de cataplexia, que pueden durar desde segundos hasta varios minutos.
La comunidad médica describe la patología como una pérdida repentina del tono muscular que se genera mientras una persona está despierta. Los ataques pueden ser parciales, en cuyo caso los efectos se limitan únicamente a la pérdida de cierta actividad muscular específica que provoca reacciones como habla titubeante, caída de mandíbula y cabeza o rodillas dobladas. Pero cuando el episodio es completo se produce un colapso muscular y aunque el paciente sigue consciente y respirando con normalidad, no puede moverse, hablar y abrir los ojos. Algunas personas pueden sufrir únicamente una crisis en toda su vida, y otras varias en una sola jornada.
La cataplexia aparece como un síntoma de una enfermedad llamada narcolepsia que surge como consecuencia de un trastorno neurológico que altera el ciclo natural del sueño. Afecta al 1% de la población española, pero resulta de lo más peligrosa, ya que puede manifestarse en cualquier momento y contexto como, por ejemplo, conduciendo.
En este sentido, a pesar de que el porcentaje de la población que la padece es menor, según sostiene la Sociedad Española de Neurología entre el 60 y el 80 % de los pacientes que sufren la enfermedad están todavía sin diagnosticar. Si no se trata adecuadamente puede influir en el desarrollo cognitivo y causar efectos negativos en el rendimiento académico así como en las relaciones laborales y sociales. Actualmente no existe un tratamiento curativo. La medicación recetada está orientada sobre todo a reducir la excesiva somnolencia diurna con estimulantes del sistema nervioso central.