Illa saca 33 diputados, igual que ERC, que da el «sorpasso» a Junts, y Vox, al PP y Cs, que se hunde
15 feb 2021 . Actualizado a las 08:27 h.El PSC de Salvador Illa ganó por primera vez las elecciones catalanas en número de votos y escaños, empatado a 33 con ERC. Tan solo Pasqual Maragall había triunfado en sufragios, en 1999 y en el 2003. Pero el independentismo suma mayoría en el hemiciclo: ERC, 33; Junts 32; y CUP, 9, por lo que es probable que al socialista le suceda lo mismo que a Inés Arrimadas en el 2017 cuando obtuvo una victoria amarga: 36 escaños que no le llegaron para formar gobierno.
Aun así, el efecto Illa y la operación Moncloa están ahí. El cinturón rojo de Barcelona recupera su color. Hospitalet, Sabadell, Tarrasa y tantas otras localidades que en el 2017 votaron a Cs han vuelto a elegir PSC. Ahora queda por saber si el cordón sanitario dibujado por el independentismo a los socialistas para no pactar con un «partido del 155» tiene marcha atrás. No sería la primera vez que los republicanos invisten a un socialista: Pasqual Maragall y José Montilla.
El PSC es el único partido que sube en votos. Gana unos 3.000, mientras todos los demás se quedan en el mejor de los casos con la mitad de los sufragios de hace cuatro años, excepto Cs que pasa a obtener 146.000 papeletas frente al más de un millón que logró entonces, con lo que se confirma el batacazo.
La invitación de Salvador Illa al consenso y el compromiso de gestionar un buen resultado de modo distinto a lo que en su día hizo Arrimadas puede abrir una etapa de diálogo para presentarse a la investidura o dejar que lo haga Pere Aragonès y que este forme gobierno con los comunes de Jéssica Albiach y el apoyo externo del PSC. Esta sería la operación Moncloa que también le beneficiaría al independentismo para mantener una puerta abierta con el Gobierno de Pedro Sánchez, en cuyas manos están los indultos a los presos del procés.
«Sorpasso» de ERC a Junts
Pero no cabe duda de que el separatismo ha vuelto a sumar en las elecciones más atípicas celebradas en la comunidad, en medio de la pandemia y el carnaval, y con solo una participación del 53,56 %, incluso más baja que la de 1992 cuando se adelantaron las elecciones tres meses por los Juegos Olímpicos de Barcelona y solo votó un 54,9 %. Entonces ganó CiU. Ayer, Junts per Catalunya, su heredera tras las piruetas políticas de Carles Puigdemont, quedó por primera vez relegada a la tercera posición. Ahora bien, visto el sorpasso de ERC a Junts, su candidata Laura Borrás tiene menos probabilidades de ser presidenta que Pere Aragonès, quien puede reeditar el gobierno de coalición independentista, pero ahora desde una posición de fuerza.
Además de dilucidarse dentro del bloque secesionista la hegemonía de las opciones Puigdemont y Junqueras, los anticapitalistas de la CUP han captado el voto del descontento separatista, y con sus 9 parlamentarios tendrán grupo propio. Pero no serán decisivos para enviar a cualquier candidato del bloque a la papelera de la historia como hicieron en su momento con Artur Mas. En segunda ronda, el aspirante saldría elegido por mayoría simple y el abanico no nacionalista -PSC (33), comunes (8), Vox (11), PP (3) y Cs (6)- suma 61 frente a los 65 de ERC y Junts. Siempre y cuando los antisistema no voten con el grupo no independentista. Por su parte, el PDECat, la escisión posconvergente de Junts y partido de Artur Mas, se ha quedado sin representación parlamentaria.
En cambio, los comunes aguantan los ocho diputados que tenían. No acusan el desgaste de la gestión de Ada Colau en Barcelona ni el de Pablo Iglesias en el Gobierno de Pedro Sánchez y evitan el desastre del resultado que cosecharon en Galicia y el País Vasco el pasado julio, donde desaparecieron de los Parlamentos regionales.
Irrupción de Vox
Vox revoluciona el espacio de la derecha en Cataluña con sus once escaños. Su irrupción en la Cámara logra la gesta de superar a PP y Ciudadanos e incluso a la suma de ambos, que sacaron 3 y 6 asientos, respectivamente. El PP de Alejandro Fernández, que aspiraba a formar grupo parlamentario, no solo no lo logra sino que pierde un diputado, por lo que no aguanta el tirón de los de Abascal ni pesca en el desguace de Cs. En el 2017, el cuarto escaño, el de Fernández por Tarragona, lo logró con el voto exterior.
El partido de Arrimadas sufre un terremoto de tal magnitud que Carlos Carrizosa puede contar con los dedos de una mano sus compañeros en la Cámara. El batacazo es de tal magnitud que pasa de ser el partido con más escaños en el 2017 (36) al penúltimo (6). Pierde 950.000 votos, quizás el castigo por no gestionar bien su triunfo y porque la gente está convencida de que el desafío secesionista no tiene segunda parte.