Los militares dan un golpe de estado en Birmania y detienen a la premio Nobel Aung San Suu Kyi

Redacción LA VOZ / EFE

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El hasta ahora vicepresidente, Myint Swe, asumió la presidencia interina y le cedió todos los poderes al jefe de las Fuerzas Armadas, Min Aung Hlaing

01 feb 2021 . Actualizado a las 17:05 h.

El Ejército de Birmania ha  dado un golpe de Estado este lunes, detuvo a la jefa de facto del gobierno civil, Aung San Suu Kyi, proclamó el estado de emergencia por un año y colocó a los generales en los principales puestos. Según los promotores, la asonada, que ya ha sido condenada por varios países, era necesario para preservar la «estabilidad» del Estado. Como presidente interino queda el hasta ahora vicepresidente Myint Swe, nombrado para aquel cargo por las fuerzas armadas; el control de los mandos estará en manos del jefe del Estado Mayor, Min Aung Hlain, según la cadena de televisión del Ejército.

Los golpistas acusan a la comisión electoral de no haber subsanado las «enormes irregularidades» que se produjeron, según ellos, durante las elecciones legislativas de noviembre. El proceso fue ganado por amplia mayoría el partido de la premio Nobel de la paz Aung San Suu Kyi, la Liga Nacional para la Democracia (LND), en el poder desde las elecciones del 2015. Tanto ella como ella como el presidente de la República, Win Myint, han sido detenidos, junto a otros miembros del partido también fueron arrestados.

La premio Nobel ha pedido a la población, a través de una carta publicada en las redes sociales de su partido, a «no aceptar el golpe de Estado». La jefa de facto del gobierno civil «dejó este mensaje al pueblo», explicó en Facebook Win Htein, el presidente de su partido, la Liga Nacional para la Democracia. El ejército proclamó el estado de emergencia por un año y colocó a los generales en los principales puestos. Entre la treintena de detenidos se encuentran además activistas, escritores y artistas, según una lista extraoficial a la que tuvo acceso Efe.

Las líneas de teléfono y comunicaciones permanecen cortadas desde primera hora de la mañana en todo el país mientras que el único medio de comunicación que está emitiendo es el canal de los militares. Durante la mañana se vieron en Rangún, la mayor ciudad del país, largas colas en los cajeros automáticos de los bancos, que en algunos casos se habían quedado ya sin efectivo.

El Parlamento de Birmania tenía previsto celebrar este lunes la primera sesión de la legislatura tras las elecciones de noviembre del 2020, en las que la LND, formación de Suu Kyi, consiguió una abrumadora victoria.

El poderoso Ejército de Birmania, que gobernó el país entre 1962 y 2011, cuando se inició una transición controlada hacia la democracia, finalmente rechazó el sábado esa posibilidad y garantizó en un comunicado su compromiso con la defensa de la Constitución.

La aplastante victoria electoral de Suu Kyi demostró su gran popularidad en Birmania, a pesar de su mala reputación internacional por las políticas contra la minoría rohinyá, a la que gran parte se le niega la ciudadanía y el voto, entre otros derechos.

Las supuestas irregularidades fueron denunciadas en primer lugar por el Partido de la Solidaridad y el Desarrollo de la Unión (USDP), la antigua formación gubernamental creada por la anterior junta militar antes de disolverse.

 La Comisión Electoral ha negado el fraude electoral en los comicios de noviembre, ganados con una mayoría aplastante por la Liga Nacional para la Democracia al conseguir el 83 % de los 476 asientos del Legislativo. El USDP fue el gran perdedor de las elecciones, al lograr solo 33 escaños, y se ha negado a aceptar los resultados, llegando a pedir que se celebren nuevos comicios organizados por el Ejército.

 Los militares, que redactaron la actual Constitución en un plan de ruta para lograr una «democracia disciplinada», contaban ya con grandes poderes en el país, al disponer del 25 % de los escaños del Parlamento y de los influyentes ministerios del Interior, Fronteras y Defensa.

 Reacción internacional

 Las reacciones tras el golpe de estado no han tardado en llegar. La India expresó su «profunda preocupación» y defendió la transición democrática iniciada en el país en el 2011 tras casi medio siglo de dictadura del Ejército. «Hemos observado con profunda preocupación los eventos en Birmania. La India siempre ha sido firme en su apoyo al proceso de transición democrática en Birmania, creemos que el estado de derecho y el proceso democrático deben ser respetados», dijo en un escueto comunicado el Ministerio de Asuntos Exteriores indio.

 Japón hizo un llamamiento a Birmania para que resuelva pacíficamente los conflictos internos en el país. «Sabemos que hay un enfrentamiento entre las fuerzas armadas y el Gobierno junto con el comité de observación electoral por la legitimidad de las elecciones del noviembre pasado. Creemos que es importante que las partes implicadas resuelvan el problema de forma pacífica a través del diálogo basado en el proceso democrático», dijo en rueda de prensa el portavoz del Gobierno japonés, Katsunobu Kato.

El gobierno de Australia pidió a los militares la liberación «inmediata» de todos los líderes del país detenidos. La ministra australiana de Exteriores, Marise Payne, expresó en un comunicado el apoyo de Camberra a la transición democrática en Birmania e instó al mando castrense a respetar el estado de derecho y resolver las disputas a través de los mecanismos legales. «Apoyamos firmemente a la convocatoria pacífica de la Asamblea Nacional, en consonancia con los resultados de las elecciones generales de noviembre de 2020», reafirmó Payne.