El asalto de los fieles de Trump al Congreso sume a EE.UU. en una crisis constitucional

Esperanza Balaguer NUEVA YORK / E. LA VOZ

ACTUALIDAD

El presidente saliente pide a los suyos que regresen a casa, pero insiste en el fraude

07 ene 2021 . Actualizado a las 08:48 h.

Decenas de manifestantes azuzados por el presidente Donald Trump asaltaron ayer en el Congreso de Estados Unidos en plena sesión para la certificación de la victoria del demócrata Joe Biden en las elecciones del 3 de noviembre. Una irrupción sin precedentes en la historia de EE.UU. que sume al país en una crisis constitucional de imprevisibles consecuencias.

Los seguidores del presidente instalaron el caos a Washington llevando a la práctica los cuatro años de retórica bélica del mandatario cuando quedan 14 días para que abandone la Casa Blanca. Pocos minutos después de las dos de la tarde en la capital de EE.UU. (20.00 horas en la península ibérica), los manifestantes derribaron las vallas de seguridad del Capitolio, rompieron los cristales de las ventanas, treparon por la fachada y se enfrentaran a la Policía que no pudo evitar que accedieran edificio. «Trump ganó las elecciones», gritó uno de los allanadores desde la tribuna del Senado, donde se realizaba el recuento de votos, después de que los congresistas fueran evacuados.

Tras varias llamadas a la calma a través de Twitter, el presidente saliente publicó un vídeo para pedir a los asaltantes que se marcharan. «Tenéis que iros a casa ahora, queremos paz», dijo Trump, pero insistiendo en la existencia de fraude en las elecciones presidenciales. «Os quiero», se despidió de sus simpatizantes.

Cuatro fallecidos

El asalto se saldó con cuatro fallecidos, entre ellos una mujer que recibió un un disparo en el pecho. El asalto a Capitolio se produjo después de la marcha, convocada por una docena de grupos de ultraderecha fieles a Trump, que comenzó por la mañana cerca de la Casa Blanca. El presidente se subió al podio para prometer ante sus fieles que «nunca» concederá la victoria y les animó a marchar hacia el Congreso.

Las fuerzas de seguridad perdieron el control del símbolo del Gobierno de EE.UU. a pesar de tratar de repeler a los asaltantes con gases lacrimógenos y apuntándoles con armas de fuego. La alcaldesa de Washington, la demócrata Muriel Bowser, declaró el toque de queda en la ciudad cuando miles de manifestantes llegados desde todo el país continuaban en las calles de Washington. Entrada la tarde, el FBI y la Guardia Nacional se preparaban para tratar de desalojar a los ocupantes sala por sala con las técnicas propias de las operaciones militares. 

Desobediencia de Pence

La mañana comenzó con el abandono de Trump por parte de su principal aliado, el vicepresidente, Mike Pence. En plena arenga a sus fieles, Pence envió una carta a los congresistas para anunciar que no iba a obedecer las órdenes del presidente de oponerse a la certificación de los votos y dejó claro que la Constitución no le otorgaba ese poder.

A pesar del cambio de opinión, el presidente seguía contando con un grupo de aliados dentro del Congreso dispuestos a defender sus teorías conspirativas sobre el fraude a las elecciones. Momentos después de comenzar la sesión, los leales al presidente presentaron alegaciones a los votos electorales de Arizona, lo que paralizó el conteo para debatir el asunto. Por otro lado, un grupo de legisladores reclamaron a Pence que invocara la 25º enmienda de la Constitución, que permite la destitución inmediata del presidente en favor del vicepresidente.