Maquillaje democrático para desbloquear los fondos europeos

Cristina Porteiro
c. porteiro REDACCIÓN / LA VOZ

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Andrzej Lange

Hungría y Polonia ofrecen una fórmula pactada con Alemania que levantaría el veto a las cuentas de los próximos siete años

10 dic 2020 . Actualizado a las 10:04 h.

Es difícil de entender que dos primeros ministros, uno de Hungría y otro de Polonia, puedan condicionar la llegada de las ayudas europeas que necesitan como agua de mayo las empresas y pequeños negocios gallegos, pero eso es lo que está ocurriendo a 1.700 kilómetros de Galicia.

En Bruselas, los líderes europeos sopesan hoy qué hacer para resolver el bloqueo impuesto por estos dos países. El primer ministro magiar, Victor Orban, y su homólogo polaco, Mateusz Morawiecki, han tomado el Presupuesto de la UE (a siete años) como rehén para tratar de eliminar la cláusula que permitiría interrumpirles el flujo de dinero si continúan violando el Estado de derecho. Sin su aval no pueden ser aprobados ni los presupuestos ni el fondo de recuperación Next Generation EU (750.000 millones de euros), que necesita las cuentas como palanca para financiarse en los mercados.

Esta misma semana la UE les lanzó un ultimátum: o envían una señal clara de querer resolver la situación o avanzarán sin ellos. Técnicamente hay hasta tres vías para sortear el veto. El mensaje no cayó en saco roto. Morawiecki confirmó ayer un acuerdo a tres bandas con la presidencia alemana de turno de la UE. La oferta abre la puerta, según el propio Orban, a cerrar la disputa entre hoy y mañana: «Está a un centímetro», aseguró. ¿Cómo? La canciller alemana, Angela Merkel, tratará de convencer a sus socios de la necesidad de maquillar la cláusula en los márgenes del acuerdo para garantizar que, de aplicarse, se hará «de la manera más objetiva posible» y que no va a haber «ningún tipo de sesgo», explicó ayer el secretario de Estado para la UE, Juan González-Barba. Que lo interpreten los expertos juristas llegado el caso.

El tiempo sigue corriendo para España y para Galicia. Hay 140.000 millones de euros (72.000 millones a fondo perdido) del Next Generation EU pendiendo de un hilo. Casi toda la potencia de fuego prevista en las cuentas del 2021 por el Gobierno español depende de que lleguen a tiempo y se desembolsen en plazos récord. Del anticipo incluido en los PGE de 27.000 millones de euros que el Ejecutivo español esperaba recibir el año que viene, apenas llegarán 6.400, según Bruselas. Y lo harán en verano. Aunque la UE consiga despejar la amenaza de Hungría y Polonia, queda otra tarea por finalizar este 2020 igual de importante: las negociaciones del reglamento del fondo de recuperación.

Último obstáculo

Aún no se sabe cómo, en qué condiciones, con qué plazos y bajo qué criterios se gastarán las ayudas. La Eurocámara y los Gobiernos siguen negociando. Cualquier tropezón puede dar al traste con el calendario. El tiempo, incluso más que el volumen de las ayudas, es crucial. Porque la economía española ha agotado el escaso pulmón fiscal con el que llegó a la crisis. Sin el auxilio de la UE, los proyectos no podrán arrancar a tiempo y la recuperación se retrasará, aumentando los riesgos de daños crónicos en el tejido productivo.

Una vez que el fondo anticrisis y su reglamento vean la luz, será el turno del Gobierno. Tiene hasta el mes de abril para enviar sus planes a Bruselas. La Comisión dispone de otros tres meses para examinarlos y pedir rectificaciones. Además de la lista de deseos, deberá ir adjuntado un plan de reformas estructurales: pensiones, educación, empleo... Prácticamente no hay materia en la que no hayan puesto el ojo las autoridades europeas. También en la fiscalidad. Y aquí hay problemas. La decisión de no subir el impuesto al diésel, o la de elevar subir las pensiones y salarios públicos no encajan en los planes de la UE para el uso del dinero.

La AIReF pide al Gobierno español que detalle cómo y cuánto va a gastar cada año

Tan importante como hilar fino con las cuentas españolas será ser cautos con las expectativas en torno al desembolso de los fondos de recuperación europeos. Por eso la presidenta de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), Cristina Herrero, instó ayer al Gobierno a aprovechar hasta el último céntimo. De los ingresos en el 2021 no se pueden esperar «muchas alegrías», reconoció antes de pedir expresamente al Ejecutivo que no demore la elaboración de una hoja de ruta de ajustes a medio y largo plazo para enviar a Bruselas junto al plan de proyectos que optarán a las ayudas europeas.

Herrero cuestiona la pericia del Ejecutivo para hacer los deberes, por eso le sugirió que detalle con mucha precisión «lo que se va a hacer cada año y cuánto va a costar». Hasta ahora solo se conocen las líneas estratégicas generales y las cuantías que se destinará a cada política. «Podemos demorarlo hasta abril, cuando tengamos el plan de recuperación y resiliencia, pero ese plan tiene que ir acompañado de una planificación presupuestaria para que se sepa cada año qué se va a hacer y cuánto va a costar», advirtió.