Todos los secretos que Rosario Porto se lleva con ella tras su muerte

Xurxo Melchor
Xurxo Melchor SANTIAGO DE COMPOSTELA

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Rosario Porto, durante uno de los registros a la casa en la que se cometió el crimen
Rosario Porto, durante uno de los registros a la casa en la que se cometió el crimen XOAN A. SOLER

Con su muerte en la cárcel de Brieva, la madre de Asunta se marcha sin confesar los motivos por los que ella y su exmarido, Alfonso Basterra, planearon y ejecutaron el crimen de su hija

20 nov 2020 . Actualizado a las 12:24 h.

Del caso Asunta se sabe casi todo. Se conocen los qué, quiénes, cuándo, dónde y cómo de uno de los crímenes más escalofriantes que ha vivido España. Queda, sin embargo, una gran pregunta en el aire: el por qué Rosario Porto y Alfonso Basterra segaron la vida de la hija que adoptaron en China. Los motivos por los que planearon y ejecutaron aquel macabro plan que culminó el 21 de septiembre del 2013 se los lleva Rosario con su suicidio, que aunque en algún momento de estos últimos siete años estuvo a punto de confesar, finalmente no lo hizo y calló un secreto que, salvo que lo haya revelado en una carta o mensaje que aún no ha aparecido, muy probablemente jamás se destapará porque su exmarido y cómplice nunca ha dado la menor muestra de arrepentimiento.

La condena del jurado popular y la sentencia de la sección compostelana de la Audiencia Provincial de A Coruña, ratificada después por el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) y por el Supremo, dejó claro que había una gran carga probatoria contra Porto y Basterra. En concreto, 31 indicios claros de que ambos, en aquel 21 de septiembre del 2013, drogaron a Asunta en la comida que los tres celebraron en la casa del padre. Y que una vez que los tranquilizantes le hicieron efecto (la madre los tenía prescritos para su depresión), Rosario fue en busca del coche que tenía aparcado en un garaje de otra calle, subió a la niña y, pese a que lo negó en un principio y tuvo después que recular al saber que unas cámaras habían grabado todo el recorrido, llevó a Asunta al chalé que heredó de su padre en una zona tranquila del concello de Teo, a escasos minutos del centro de Santiago. Allí, la asfixió tapándole nariz y boca con un objeto blando, probablemente un clínex, y después el cuerpo de la pequeña fue abandonado en la pista cercana en la que horas después la encontraron dos hombres.

Aunque jurídicamente es irrelevante por qué unos padres mataron a su propia hija de una manera tan cruel, las razones de un hecho tan extraordinario han sido, son y probablemente ya siempre serán lo que más interés ha desatado. La verdad quizás se esconda en los puntos oscuros del caso.

¿Por qué drogaban a Asunta?

Este es otro hecho declarado probado en la sentencia y que tanto Rosario Porto como Alfonso Basterra negaron una y otra vez pese a que la autopsia demostró que la niña tenía rastros de haber consumido lorazepam, un ansiolítico sedante, al menos tres meses antes de su muerte. El padre la llevó en varias ocasiones aún bajo sus efectos a las clases de música a las que fue aquel verano y justificó su estado, que alarmó a las profesoras, asegurando que padecía una alergia para la que tomaba un remedio. Un extremo que quedó acreditado que era falso.

 ¿Por qué había fotos extrañas de Asunta en el ordenador de Basterra?

Este es uno de los episodios más oscuros del caso. El ordenador del padre de la niña primero desapareció y no estaba en su piso cuando lo registraron. Después, como por arte de magia, apareció en la vivienda, pero completamente limpio y con el disco duro borrado de manera profesional. Sin embargo, los especialistas informáticos de la Guardia Civil fueron capaces de recuperar algunos archivos que solo pueden calificarse como inquietantes. Además de una gran cantidad de pornografía en la que aparecían jóvenes asiáticas, también había unas extrañas fotos de Asunta. En unas aparecía ataviada con un vestido de una actividad de ballet que incluía un corsé y unas medias. Los investigadores las consideraron impropias por las poses de la pequeña y en algunas aparecen con las piernas abiertas. Otras se tomaron mientras dormía. Qué sentido tienen imágenes así o por qué las guardaba Basterra solo él lo sabe. Quizás Rosario también y quizás guarde alguna relación con aquella frase que dijo en los calabozos: «Tu imaginación calenturienta nos va generar muchos problemas».

¿Fue real el ataque en su casa de un hombre de negro con guantes de látex? 

La lista de episodios insólitos del caso Asunta la completa el supuesto ataque que el 4 de julio del 2013 sufrieron Rosario Porto y su hija en el piso en el que vivían en la calle Doutor Teixeiro de Santiago. Ella relató que se dejó las llaves puestas por fuera y que un hombre vestido de negro y con guantes de látex entró. Dijo que un ruido la puso en alerta y que cuando llegó a la habitación de la niña le vio estrangulándola, pero que al verla escapó. Sorprendentemente, no lo denunció ante la Policía y tan solo lo hizo al saber que la madre de una amiga de la pequeña lo sabía. Y es que en un viaje en coche que hicieron juntas, a modo de juego, les pidió que relataran una historia de miedo. Asunta contó estos hechos y terminó diciéndoles que era real y que le había pasado a ella.

Y la muerte de los padres de Rosario 

En solo nueve meses, entre diciembre del 2011 y julio del 2012, Rosario Porto perdió primero a su madre y luego a su padre. Y heredó toda su fortuna. En su momento, nadie sospechó nada, porque eran personas mayores, aunque sin enfermedades graves. Ambos fueron incinerados rápidamente y sin que se les practicara una autopsia. Entre otras cuestiones porque ella movió sus contactos en los juzgados para que el proceso se agilizase lo máximo posible.