El ex número dos de Interior implica a Fernández Díaz en la operación Kitchen

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

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El exsecretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez (i) junto a su abogado, a su llegada a la Audiencia Nacional
El exsecretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez (i) junto a su abogado, a su llegada a la Audiencia Nacional CHEMA MOYA

Declara que el exministro conocía la operación, pero afirma que fue legal

30 oct 2020 . Actualizado a las 08:55 h.

Francisco Martínez tiró de la manta, pero fue para arroparse con ella. El exsecretario de Estado de Interior declaró ayer como imputado en la investigación sobre el caso Kitchen y aseguró ante el juez que el exministro de Interior en el primer Gobierno de Mariano Rajoy, Jorge Fernández Díaz, no solo conoció que la Policía había captado como informador al chófer del extesorero del PP, Luis Bárcenas, sino que fue él quien primero le informó de ese hecho y le dio el nombre del topo: Sergio Ríos. Pero indicó que esa petición se produjo porque Fernández «había oído» ese nombre. Según su relato, el exministro le solicitó que averiguara si existía ese topo. Él se lo consultó al ex director adjunto operativo (DAO), Eugenio Pino, quien se lo confirmó, y, posteriormente, se lo comunicó al ministro, quien le reclamó que le mantuviera al tanto de los avances de la investigación.

Aunque Martínez, que solo respondió a las preguntas del juez y de su abogado, aseguró que es «falso» que Fernández Díaz no supiera nada, dejó una salida a su antiguo superior, que declarará hoy, al afirmar que se trataba de una operación legal para obtener información sobre las cuentas ocultas de Bárcenas, y no para robarle documentación comprometedora para dirigentes del PP. Tachó de «rotundamente falso» que ese fuera el objetivo. «Nunca se me mencionó nada que tuviera que ver con documentos del PP», señaló Martínez.

El ex número dos de Interior se desmarcó también del uso de fondos reservados para pagar sus servicios al chófer de Bárcenas. Según explicó, era el coronel Diego Pérez de los Cobos quien le entregaba unos cheques que él también firmaba y que no especificaban el destino del dinero.

Deja a Rajoy fuera del caso

Martínez insistió, de hecho, en que la existencia de recibos por el pago de 2.000 euros al mes al conductor de Bárcenas demuestran que se trataba de un acto legal, porque los confidentes policiales no firman recibís de operaciones ilegales. El investigado negó que se hubiera creado una operación llamada Kitchen, e incluso afirmó que esa denominación es fruto de informaciones periodísticas. Admitió que reportaba al ministro lo que le iban revelando tanto Eugenio Pino como el ex jefe de la Unidad Central de Apoyo Operativo (UCAO, el comisario Enrique García Castaño), pero insistió en que la información que recibía era «intrascendente», con detalles como el enfado de la mujer de Bárcenas, Rosalía Iglesias, por el trato que recibía su marido.

Negó también la versión de los hechos que ofreció García Castaño, quien aseguró que el propio Martínez le ordenó buscar los discos duros que Bárcenas se había llevado del PP y que supuestamente involucraban a sus dirigentes. Según el ex secretario de Estado de Seguridad, García Castaño le informaba por iniciativa propia, pero siempre sobre asuntos que afectaban a las cuentas ocultas de Bárcenas que investigaba la Justicia y nunca le entregó los documentos que se le sustrajeron al extesorero. Tampoco tuvo conocimiento, declaró, de que se hubieran clonado dos teléfonos móviles de Bárcenas.

Y si Martínez allanó el camino a la imputación de Fernández, en el caso de Mariano Rajoy lo desligó por completo del caso. Según dijo, con el expresidente solo habló alguna vez para decirle que Bárcenas estaba intentando implicarlo en la trama Gürtel.

Una trama para espiar al extesorero del PP Luis Bárcenas y sustraerle documentos comprometedores para el partido

El caso Kitchen es una pieza separada del caso Tándem en la que se investiga una supuesta trama parapolicial de espionaje al extesorero del PP Luis Bárcenas entre los años 2013 y 2014 para sustraerle información supuestamente comprometedora para el partido en el caso Gürtel, utilizando para ello medios policiales y fondos reservados. El origen está en conversaciones grabadas por el excomisario José Manuel Villarejo, ahora encarcelado. Están imputados el ex secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, y el exministro de Interior Jorge Fernández Díaz. Aunque la Fiscalía lo pidió, el juez decidió finalmente no imputar a la ex secretaria general del PP, María Dolores Martínez de Cospedal.

El juez Manuel García-Castellón considera que Fernández es el «centro nuclear» de la trama, en la que Villarejo habría sido el captador del chófer de Bárcenas, Sergio Ríos, con la participación directa de Martínez, quien actuaba por delegación del ministro. Está imputada también la cúpula policial de aquella época. El conductor de Bárcenas, también investigado, cobró, según la investigación, 48.000 euros procedentes de los fondos reservados por su labor como confidente y obtuvo después una plaza como policía.

El exministro de Interior de Rajoy habría enviado varios mensajes SMS a Martínez en los que le informaba de que Ríos era un topo y también, posteriormente, le pedía que se coordinara con el CNI para cooperar en las labores de espionaje a Bárcenas. Tras salir a la luz las presuntas irregularidades, Fernández Díaz se desligó por completo del caso. Martínez se sintió abandonado y registró ante un notario los mensajes SMS que intercambió con el exministro de Interior sobre el asunto. En uno, el 13 de julio del 2013, Fernández Díaz le escribe: «Chófer B: Sergio Javier Ríos Esgueva [ahora hace esa función con la mujer]. Es importante». En otro, el propio Martínez le pide al ministro que le facilite el contacto del «cecilio», nombre con el que se conoce a los agentes del CNI, y Fernández la contesta que le daría más información «tras el Consejo de Ministros». El extitular de Interior declara hoy ante el juez, pero en un escrito remitido antes aseguró que no envió ni recibió esos mensajes, a los que niega autenticidad.

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