Felipe VI preside una Fiesta Nacional dedicada a los héroes de la pandemia
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Vivas al rey y abucheos y gritos de «dimisión» a Sánchez durante el desfile
13 oct 2020 . Actualizado a las 05:00 h.No hubo contratiempos ni tampoco tensiones. Aunque de haber habido malas caras, las mascarillas se encargaron de esconderlas. La celebración del Día de la Fiesta Nacional sirvió de escenario para el primer encuentro entre el rey y Pablo Iglesias, después de la ofensiva parlamentaria contra la Corona iniciada por Unidas Podemos y tras las críticas del líder morado a Felipe VI el pasado 25 de septiembre. Ese día, el jefe del Estado no acudió a la entrega de diplomas a la nueva promoción de jueces en Barcelona, vetado por el Gobierno. Una ausencia que desató una tormenta en el Poder Judicial y que tensionó las relaciones con la Zarzuela. Desde entonces, el Ejecutivo ha intentado zanjar la crisis y recuperar la armonía entre ambas instituciones. Primero con una visita conjunta de Pedro Sánchez y del monarca el pasado viernes a la Ciudad Condal y este lunes con la presencia de todo el Gobierno, salvo la ministra de Exteriores, de compromiso oficial en Luxemburgo, en los actos del 12 de octubre.
El presidente llamó a filas a su gabinete para intentar dar carpetazo al asunto y centrarse en alcanzar un pacto presupuestario que garantizaría la supervivencia de su Gobierno de coalición y de la legislatura. «No podemos estar cuestionando todos los días nuestras instituciones», aseveró la ministra de Defensa, Margarita Robles.
La magistrada, en una entrevista en la Cope, realizó una cerrada defensa de la monarquía parlamentaria y del papel de Felipe VI remarcando la posición «de respeto absoluto» del Ejecutivo ante las críticas del PP por los ataques «injustificados» de algunos miembros del Consejo de Ministros al rey. Un alegato que compartió el presidente de la Comunidad Valenciana, Ximo Puig, que alertó de que las instituciones «no están para confrontar sino para cooperar». «Utilizarlas para la confrontación —advirtió el barón socialista— produce desafección».
Choque con Madrid
Aunque el foco estaba puesto sobre ellos, Iglesias y los ministros de Podemos cumplieron con su papel. Saludaron al rey, más contenidos y rígidos el vicepresidente segundo y el titular de Consumo, Alberto Garzón. Con un cabeceo respondieron al monarca Irene Montero y Yolanda Díaz y, más efusivo, con la mano en el corazón, el ministro de Universidades, Manuel Castells. Era la primera vez que la formación morada acudía a la cita desde su desembarco en el Congreso en el 2015. Hasta ahora, habían declinado la invitación de la Casa Real asegurando que «no hay nada que celebrar», este lunes lo hicieron como miembros del Ejecutivo de coalición, dentro de la «normalidad institucional», aseguraban desde las filas moradas.
Pero el encuentro de Iglesias con el rey no fue el único que acaparó todas las miradas en la plaza de la Armería del Palacio Real. El otro foco estaba puesto en Pedro Sánchez y la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso. Era su primer cara a cara después de que la Moncloa decidiese apretar el botón rojo y declarar un nuevo estado de alarma para confinar Madrid y otros ocho municipios. Pese al frío saludo entre ambos, no saltaron las chispas en los cerca de cinco minutos que estuvieron conversando junto a Margarita Robles y el alcalde de la capital, José Luis Martínez Almeida, mientras de fondo, un grupo de manifestantes coreaba frente al Palacio Real continuos «vivas» al rey y gritos de «Gobierno dimisión».
El acto dejó además la imagen de Iglesias conversando con el presidente del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes, que tendrá que decidir si imputa al líder de Podemos por el caso Dina como ha solicitado el juez de la Audiencia Nacional, Manuel García-Castellón. Al improvisado corrillo se sumó poco después la vicepresidenta Carmen Calvo, para intentar, al menos de puertas para fuera, evidenciar una cierta distensión con el Poder Judicial tras semanas de enfrentamientos y sin haber desbloqueado aún su renovación.
Una celebración descafeinada
Sin recepción oficial ni público y respetando las medidas sanitarias impuestas en Madrid. El coronavirus marcó este año la conmemoración del día de la Fiesta Nacional que, por primera vez en 33 años, tuvo que prescindir del tradicional desfile militar por las calles de la capital. Con España golpeada por una segunda ola del virus, los eventos se vieron reducidos a un acto austero en el patio de la Armería del Palacio Real, la misma ubicación donde se celebró el homenaje de Estado a las víctimas de la pandemia el pasado mes de julio.
Fue un acto de apenas 45 minutos que estuvo presidido por los Reyes, acompañados por la princesa de Asturias y la infanta Sofía, y en el que se quiso rendir tributo a quienes luchan desde marzo contra el coronavirus en nuestro país. «El esfuerzo que nos une» fue el lema elegido por Defensa, que quiso además tener un reconocimiento para los efectivos de la operación Balmis, que trabajan contra la propagación de la covid-19. Cinco militares y una guardia civil fueron condecorados por Felipe VI que, ataviado con el uniforme de capitán general del Ejército del Aire, quiso estrechar una a una la mano (enguantada) de los homenajeados.
Aniversario de la Legión
Tras la imposición de las condecoraciones, se rindió homenaje a los caídos bajo los acordes de La muerte no es el final para cerrar con las acrobacias de la Patrulla Águila, que pusieron la nota de color tiñendo de rojo y amarillo el cielo del patio de la Armería.
Fue entonces cuando desfilaron los 537 efectivos que participaron este lunes en la parada militar, en vez de los más de 4.000 que habitualmente forman parte del desfile. Entre ellos, una Unidad de Música y ocho secciones correspondientes a la Guardia Real como la Academia Central de la Defensa, el Regimiento Inmemorial del Rey número 1, la Agrupación de Infantería de Marina, la escuadrilla de Honores del Ejército del Aire, la Unidad Militar de Emergencias (UME), la Agrupación de Reserva y Seguridad de la Guardia Civil, con un lugar destacado para la Legión, en su centenario. Pero todo se redujo tanto este año que hasta la cabra se quedó en el cuartel. También estuvieron presentes representantes de organismos civiles que han participado en primera línea en la lucha contra la pandemia, como Protección Civil y Emergencias, el Cuerpo de Bomberos, Emergencias de Madrid y de la Comunidad de Madrid (Samur y Summa 112), el Cuerpo de Agentes Forestales y la Policía Municipal de Madrid.
Casado celebró el 12-O junto a Lastra y Feijoo compartió charla con la ministra Díaz
El coronavirus obligó este año a cambiar el formato del acto de celebración de la Fiesta Nacional. Además de reducir la parada militar —de 4.000 soldados se pasó a solo 527— y trasladarla del paseo de la Castellana al patio de la Armería del palacio real, la cita perdió dos de sus elementos ya tradicionales: la recepción de los Reyes a los invitados en el palacio y los corrillos que todos los años se forman entre autoridades y periodistas en un ambiente distendido y sin micrófonos de por medio.
A falta de corrillos, la atención se fijó en los encuentros forzosos entre los protagonistas de la tensión política de las últimas semanas en el país. Glacial fue el saludo entre Pedro Sánchez e Isabel Díaz Ayuso, que se veían por primera vez desde la declaración del estado de alarma en Madrid. Apenas cruzaron un par de palabras y evitaron cruzar sus miradas cuando coincidieron en los grupos a la espera de los Reyes.
Más entusiasmo pusieron a la hora de hablar otras parejas inesperadas: a Pablo Casado se le vio muy suelto en su charla con la portavoz socialista en el Congreso, Adriana Lastra. También departieron amistosamente el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, y la ministra de Trabajo, la también gallega Yolanda Díaz. Incluso el líder Vox, Santiago Abascal, se olvidó durante unos minutos de su mantra de la «derechita cobarde» para dialogar con la portavoz parlamentaria del PP, Cuca Gamarra.
Saludo militar del monarca a Iglesias, que se presentó con una mascarilla reivindicativa
El acto de Estado celebrado en el palacio real ofreció imágenes como el primer saludo militar del rey al vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, y al resto de ministros de Unidas Podemos, según informa Efe.
Como líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias había rechazado hasta ahora acudir a este acto, alegando que en esta fecha «no hay nada que celebrar». En esta ocasión, ya como vicepresidente segundo del Gobierno, ha tenido que ceñirse al protocolo y asistir a la conmemoración de la Fiesta Nacional, presidida por Felipe VI. Al igual que el vicepresidente, han acudido a la cita en el palacio real todos los ministros de Podemos. La primera en llegar fue la titular de Igualdad, Irene Montero, vestida con un traje pantalón de color morado, el mismo que representa a su formación política. Iglesias se presentó con una mascarilla de color verde que reivindica la sanidad pública —con un logotipo que algunos identificaron con la representación de la República— y sin corbata, un complemento que sí llevaba el ministro de Consumo y líder de Izquierda Unida, Alberto Garzón.
Se trataba de la primera ocasión en que Iglesias y Garzón coincidían con el rey en un acto oficial tras las críticas que ambos lanzaron contra él por la polémica sobre la ausencia de Felipe VI del acto de Barcelona para la entrega de despachos a los nuevos jueces.
Al no poder estrechar las manos de los invitados a causa de las medidas de prevención contra la pandemia, el rey optó por saludar militarmente a cada una de las autoridades. Se produjo así el primer saludo militar de Felipe VI tanto a Iglesias como al resto de ministros de Podemos. Mientras los ministros socialistas respondieron al saludo del monarca con la protocolaria inclinación de cabeza o llevándose la mano al corazón, Iglesias y los suyos se limita saludar con los ojos al jefe de Estado.
Animada charla con Lesmes
La cita en el palacio real permitió además ver juntos a Pablo Iglesias y al presidente del Tribunal Supremo y del Poder Judicial, Carlos Lesmes, que departieron animadamente en un corrillo en el que también estaban el presidente del Tribunal Constitucional, Juan José González Rivas, y la presidenta del Senado, Pilar Llop.
Era la primera ocasión en que el vicepresidente segundo coincidía en público con Lesmes después de que el juez Manuel García Castellón haya pedido amparo por las amenazas que asegura estar sufriendo.
Unas amenazas que dice haber recibido tras elevar una exposición razonada al Tribunal Supremo para que decida si investiga a Iglesias por descubrimiento o revelación de secretos, con agravante de género, daños informáticos, y acusación o denuncia falsa y simulación delito en relación con el robo del móvil de su exasesora Dina Bousselham.