Luz verde de los consejos a la fusión de CaixaBank y Bankia
18 sep 2020 . Actualizado a las 00:29 h.No ha sido un noviazgo fácil, pero ha acabado en el altar. La unión de Caixabank y Bankia es ya una realidad. Al menos sobre el papel. Porque para que se consume el matrimonio todavía queda un largo trecho por recorrer. Tienen, con todo, mucho avanzado, incluido, claro, lo más importante: la bendición de sus respectivos consejos de administración, reunidos a lo largo de esta tarde -durante más de cuatro horas, por separado y vía telemática- para la ocasión.
El matrimonio alumbrará un gigante bancario con más de 650.000 millones de euros en activos (un cuarto del total del sector), más del 30 % de los créditos a la clientela y del 28 % de los depósitos, al cierre de junio. Una red de 6.700 oficinas (el 28 % de todas las de la banca) y más de 51.500 empleados (29 % del total).
Un titán que estará controlado en alrededor de un 74 % por Caixabank y en otro 26 % por Bankia, y en el que el Estado, a través del FROB, tendrá en torno al 16 % del capital, porcentaje que se conocerá mañana, durante la presentación en sociedad de la operación, y por el que la vicepresidenta Nadia Calviño ha peleado duro durante las últimas semanas. Como gato panza arriba. No es para menos. Pretende recuperar la ministra de Asuntos Económicos todo lo que pueda de los algo más de 22.000 millones en ayudas públicas que en su día recibió Bankia para salir del atolladero.
Y lo hará cuando,llegado el momento, venda esa participación. Al mejor precio posible, claro está. Pero, para no malvenderla, deberá asumir el coste social de los despidos
—los primeros cálculos apuntan a un recorte de plantilla que podría afectar a 8.000 trabajadores— y lidiar con la presión que eso supondrá en el seno del Gobierno de coalición. Pero esa, será otra historia.
Claro que, como dice el antes ministro de Economía con Rajoy y hoy vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, a la hora de plantearse aquello de reintegrar en las arcas públicas los fondos del rescate, hay que tener presente que «la alternativa de no haber hecho nada hubiera sido más costosa para la economía y para el ciudadano español».
Tendrá también el FROB, a través del Banco Financiero y de Ahorros (BFA), un representante en el consejo de la nueva entidad (en Bankia no lo tenía), que estará integrado por 15 miembros. Con mayoría de independientes. Del gusto, pues, de los reguladores. Serán nueve los asientos que ocupen estos. Otros cuatro están reservados para dominicales —esto es, que representan a la propiedad (tres para CaixaBank y uno para Bankia). Dos ejecutivos, el presidente, José Ignacio Goirigolzarri, y el consejero delegado, Gonzalo Gortázar, que será en la práctica el primer espada del banco. De los nueve independientes, seis serán designados por CaixaBank y los otros tres por Bankia.
En total, a la entidad catalana le corresponde diez asientos, por los cinco de Bankia.
Una vez obtenida la luz verde los consejos, toca la autorización de los accionistas, que deberán dar su aprobación al matrimonio en sendas juntas extaordinarias. Han de convocarse con, al menos, un mes de antelación. Con lo que, en el mejor de los casos, no tendrán lugar hasta finales de octubre. La intención es culminar la operación antes del 31 de diciembre, luz verde de las autoridades de Competencia y los reguladores financieros incluidas.
Después llegará el turno de las negociaciones para el ajuste de redes y personal, así como de la integración tecnológica de las oficinas. Pero eso será ya el año que viene.
El nombre del recién nacido todavía no se conoce oficialmente, pero todo el mundo da por hecho que la marca comercial elegida es CaixaBank. Porque es quien absorbe y porque Bankia tiene un pasado y un presente judicial que no conviene a la nueva etapa.