Morales y Correa, dos expresidentes condenados a no volver a la política
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Afrontan inhabilitados por la Justicia los procesos electorales en sus países
14 sep 2020 . Actualizado a las 09:22 h.Rafael Correa y Evo Morales no podrán volver a optar a cargo público. La Justicia cerró la puerta en los últimos días a las candidaturas de los exmandatarios de Ecuador y Bolivia a la vicepresidencia y al Senado, respectivamente, generando grandes críticas en la izquierda latinoamericana.
Ambos se sienten víctimas de una persecución judicial. En el caso de Rafael Correa, el Tribunal de Casación de la Corte Nacional de Justicia confirmó hace una semana una condena a ocho años de prisión por instigación al delito de cohecho.
Los jueces creen probado que el líder ecuatoriano coordinó un esquema de cobro de sobornos a empresarios a cambio de la adjudicación de obra pública. No podrá optar a cargo de elección popular hasta cumplir la pena. Correa, que reside desde hace tres años en Bélgica, el país de su esposa, considera el caso «una mamarrachada» y se ha declarado inocente de todos los cargos.
Evo Morales, por su parte, ha sido impedido de participar en las elecciones de su país por un tribunal. Ya había sido inhabilitado por el órgano electoral al no cumplir el requisito constitucional de residir en Bolivia. El exmandatario, que dimitió en noviembre del año pasado presionado por el Ejército tras haber sido acusado de fraude electoral, ha argumentado que su presencia temporal en Argentina no es voluntaria, sino forzada.
«Plan Cóndor Dos»
Correa cree que existe una estrategia, a la que llama «Plan Cóndor Dos», para impedir, a través de los jueces, que la izquierda vuelva al poder en varios países de América Latina. «Son estrategias regionales y con apoyo externo. Se articulan las élites nacionales, entre ellas la extrema derecha, pero tienen el apoyo también de la embajada. Esto ha sido hasta racionalizado, es el lawfare, la judicialización de la política. Y es perseguir y tratar de destruir la honra y la libertad y vida de los líderes progresistas», declaró el expresidente ecuatoriano a la cadena CNN.
Correa incluye en esa estrategia los casos del exmandatario brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, en libertad a la espera de recurso, tras haber sido condenado por corrupción, y de la argentina Cristina Fernández, con varios procesos judiciales abiertos.
No solo los líderes latinoamericanos de izquierda tienen problemas en los tribunales. El expresidente conservador colombiano Álvaro Uribe se encuentra en prisión domiciliaria desde agosto, tras ser acusado de soborno de testigos y fraude procesal. El exmandatario renunció recientemente a su puesto como senador, por lo que su caso ha pasado a ser procesado por la Fiscalía, en lugar de por el Supremo, donde se inició la investigación.
Otros «perseguidos»
Uribe se declara también víctima de una persecución judicial, como el exlíder panameño Ricardo Martinelli, imputado en dos casos de lavado de activos. Ambos están en sus respectivos países, al contrario que Correa y Morales. Las autoridades judiciales de Ecuador y Bolivia quieren la extradición de los exmandatarios, pero no parece probable que lo logren, al menos a medio plazo. La Interpol ya rechazó una orden de aprehensión contra Correa, que se siente seguro en Bélgica.
Los dos políticos tienen sus ojos puestos en los comicios que se van a celebrar próximamente en sus países. Tanto Correa como Morales apoyan a candidatos que tienen serias opciones de victoria. Ecuador celebra elecciones presidenciales en el 2021 y Andrés Aráuz, exministro de 35 años, es la baza de Correa en los comicios. De hecho, él iba a ser candidato a vicepresidente en la papeleta del joven político, y ahora espera que una posible victoria de su discípulo allane el camino para la invalidación del fallo judicial en su contra.
Bolivia celebra sus presidenciales antes, el 18 de octubre, y el exministro de Finanzas, Luis Arce, candidato del Movimiento al Socialismo (MAS) de Morales, lidera las encuestas.
En cualquier caso, los problemas judiciales de los dos mandatarios podrían verse ampliados en los próximos meses. Correa tiene una veintena de casos por tráfico de influencias, malversación de fondos, e incluso secuestro, y Morales afronta cargos como terrorismo, genocidio, fraude electoral y estupro.