Se abre la veda de las fusiones, con el Sabadell como pieza más codiciada
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Los analistas emparejan al banco de origen catalán con el BBVA
06 sep 2020 . Actualizado a las 09:26 h.Que la de CaixaBank y Bankia no será la última fusión que vean nuestros ojos, lo tienen claro en los mentideros financieros. «Esto no ha hecho más que empezar». Esa es la frase más repetida entre los analistas desde que salieron a la luz las negociaciones emprendidas por la tercera y cuarta entidad del país para alumbrar el mayor banco español.
El camino se lo llevan tiempo señalando a la banca los supervisores europeos, convencidos como están de que es la única manera de suavizar la mella que en los márgenes del negocio está dejando una larga era de bajos tipos de interés. Sobre todo ahora que la pandemia aprieta y la situación económica se complica. La solvencia de empresas y familias se agrieta, y las entidades habrán de hacer frente al incremento de la morosidad que, sin duda, eso acarreará. No queda otra, dicen en el BCE, que ganar tamaño para hacer frente a la tormenta que se avecina y que algunos, muchos, ya tienen encima.
Así que en las mesas de los analistas ya circulan las apuestas sobre quiénes serán los próximos en mover ficha. Y hay un nombre que sobresale entre todos los demás: Sabadell.
De hecho, hasta el pasado jueves, cuando saltó la noticia de la posible fusión entre CaixaBank y Bankia, muchos llevaban tiempo casando a la entidad que pilota José Ignacio Goirigolzarri con el banco que preside Josep Oliu. El matrimonio ahora podría ser con el BBVA.
«Dejando Santander a un lado (sigue digiriendo la integración del Popular), creemos que BBVA podría ser ahora el nuevo candidato para protagonizar una adquisición y Sabadell sería el objetivo perfecto», comentaban los expertos de Alantra Equities en una nota enviada el viernes a sus clientes.
Eso es lo que dicen los analistas. Pero, ¿qué hay de los protagonistas? El presidente del BBVA, Carlos Torres, aseguraba hace unos días que ve «lógico» que se hagan quinielas y que el nombre de la entidad que dirige salga en ellas. Pero, no es esa una prioridad para el banco, quiso dejar claro. Prefiere el crecimiento orgánico. En solitario, sin matrimonios. Replican los analistas a esta afirmación que tendrá que buscar pareja si no quiere Torres quedar relegado en el mapa financiero español. Y a mucha distancia de los dos primeros (el fruto de la unión entre Caixabank y Bankia y el Santander).
También en el Sabadell consideran normal que su nombre esté sobre la mesa. Así lo aseguraba hace algunas semanas el consejero delegado del banco, Jaime Guardiola, quien dijo no sentirse para nada presionado por los supervisores para dar un paso en ese sentido. Ganar rentabilidad «nos ocupa el 100 % del tiempo, y no otras cuestiones», quiso zanjar. Pero conviene recordar que el Sabadell lleva años hablando intermitentemente con otras entidades para su fusión. Nunca lo ha escondido.
Otros nombres en la lista
No son los de BBVA y Sabadell los únicos nombres que hay sobre la mesa. Resuenan también tambores de fusiones ya intentadas y que acabaron en nada, como la que protagonizaron Unicaja y Liberbank, entidad esta última sobre la que un día puso también los ojos Abanca, en una operación que tampoco pudo ser.
La propia entidad gallega, Kutxabank e Ibercaja completan el listado de los candidatos a protagonizar las próximas operaciones de concentración en suelo patrio.
En cuanto al cuándo, desde el banco de inversión estadounidense JP Morgan, donde también creen que la fusión entre Caixabank y Bankia supondrá el pistoletazo de salida de un nuevo proceso de concentración del sector, apuntan que no creen el siguiente movimiento de ficha llegue en España antes del año que viene.
También en Europa.
En cualquier caso, no serán las fusiones bancarias exclusivas de España. Se producirán en toda Europa, dicen los analistas. Y también hay quinielas sobre las mesas. Los pequeños bancos italianos encabezan un listado en el que también aparecen Commerzbank, ABN o Société Générale. En el caso del banco francés, dicen los expertos de JP Morgan que podría ser el que dé el pistoletazo de salida a las fusiones bancarias transfronterizas.
La crisis aprieta para todos.
Más de 50.000 empleados de banca, pendientes de su futuro
j. m. c.
El anuncio de integración entre Caixabank y Bankia ha sorprendido a las plantillas de ambas entidades, muchos de cuyos trabajadores se despertaron el viernes con la noticia de la fusión, anunciada oficialmente a medianoche del jueves a la CNMV. El asombro inicial dio paso a la inquietud entre los trabajadores, que temen que los efectos de esa fusión lleguen en forma de recortes de personal y cierre de oficinas.
Hasta el pasado 30 de junio, entre ambas entidades sumaban una fuerza laboral de 51.536 personas. De ellas, 35.589 corresponden a Caixabank y las otros 15.947, a Bankia. En el primer caso, están incluidos los trabajadores de la participada portuguesa BPI.
Por ponerlo en perspectiva, el conjunto de las entidades bancarias españolas tienen 176.838 trabajadores, según los datos actualizados del Banco de España. Es decir, entre ambas representarían un 29 % del total. El solapamiento de las sucursales, especialmente notorio en áreas como Madrid, Cataluña, Comunidad Valenciana, Murcia y parte de Andalucía, será el factor que determine los cierres y las salidas. Y, sobre todo, si estas serán, o no, traumáticas.
Preocupación de los sindicatos
Los sindicatos específicos de Caixabank se mostraron el viernes «preocupados» por la eventual destrucción de empleo que pueda causar una fusión con Bankia y por eso piden que la posible integración tenga el «mínimo» impacto posible en términos de empleo y salidas voluntarias. Esto es, prejubilaciones, bajas opcionales retribuidas y despidos que eviten dramas familiares.
Tanto Caixabank como Bankia han materializado salidas de trabajadores en los últimos años en forma de expedientes de regulación de empleo (ERE) pactados. El último de la entidad que preside José Ignacio Goirigolzarri Bankia, del 2018, afectó a unos 2.000 empleados y se hizo tras la integración con BMN. Por su parte, el expediente de Caixabank afectó a otros dos millares de trabajadores el año pasado.