Un escándalo sexual obliga a dimitir al presidente de una universidad evangélica, firme defensor de Trump

Carmen G. Mariñas, M. B. REDACCIÓN

ACTUALIDAD

Jerry Falwell Jr. y su mujer Becki Tilley
Jerry Falwell Jr. y su mujer Becki Tilley Jonathan Drake | Reuters

Jerry Falwell se encontraba ya en una excedencia indefinida por varias polémicas alejadas de la moralidad conservadora que predica

27 ago 2020 . Actualizado a las 09:03 h.

Fiestas en discotecas y yates, chistes racistas y comportamientos sexuales inapropiados son algunas de las polémicas que persiguen desde hace tiempo a Jerry Falwell Jr., el hasta ahora presidente de la ultraconservadora Liberty University, que ayudó a Donald Trump a ganarse el favor de los cristianos evangélicos en las primarias del 2016. 

Este martes, tras un tira y afloja con la junta directiva de la institución académica, Falwell, de 58 años, ha presentado su dimisión, después de que se conociera un escándalo sexual en el que están también involucrados su esposa, de 53 años, y un joven veinteañero, una conducta contraria a los valores ultraconservadores que teóricamente defiende.

Falwell, calificado por Reuters como «una de las figuras más influyentes del movimiento cristiano conservador americano», mostró públicamente su apoyo en la campaña del 2016 al actual presidente Donald Trump, con el que mantiene un estrecho vínculo y que fue clave para que el magnate se ganara el favor del sector evangélico blanco, un grupo de votantes que se encuentra entre las bases del Partido Republicano.

Pese a su perfil público, el expresidente de la Liberty University e hijo del fundador de la institución -el reverendo Jerry Falwell- seguía un código de comportamiento muy distinto al que predicaba en su conservadora universidad. El escándalo que ha acabado con su carrera al frente del centro se destapó el pasado sábado, cuando Falwell confesó al periódico Washington Post que su mujer, Becki Falwell, había tenido una aventura con un joven (sin especificar quién) y que este intentó chantajear a la pareja. El hombre al que se refería Falwell resultó ser Giancarlo Granda, quien reveló a la agencia Reuters que, a diferencia de lo que explicó el líder evangélico al Post, él también formaba parte del trío sexual.

Granda, empresario de 29 años, conoció a la pareja en el 2012 cuando trabajaba como limpiador de la piscina del hotel Fontainebleau Miami Beach, en el que Jerry y Becki Falwell se hospedaban. Desde entonces y durante siete años, el joven mantuvo relaciones con la esposa de Falwell, mientras que a «Jerry le gustaba mirar desde una esquina de la habitación», según declaró Granda, quien adjuntó mensajes de texto y emails como prueba de sus revelaciones.

El joven mantenía también una relación financiera con la pareja, lo que acabó generando desavenencias con la pareja e hizo que la relación se enfriase. Falwell había adquirido un hotel en Miami Beach en el 2013 y le ofreció una parte de la propiedad a Granda, que actuaría como gerente del establecimiento. Ahora el joven quiere desvincularse de la pareja y pretende llegar a un acuerdo sobre el negocio, mientras que Falwell le acusa de intentar extorsionarles.

«Ya que queréis arruinar mi vida, voy a tomar el camino kamikaze», escribió Granda en uno de los mensajes de texto que aporta. «Es una auténtica pena, porque quería llegar a un acuerdo pacífico y simplemente seguir adelante con nuestras vidas, pero si lo que queréis es conflicto, entonces lo tendréis», añadió. 

Finalmente, este martes Falwell confirmó su dimisión como presidente de la Liberty University, el mismo día en el que Granda publicó un comunicado acusándole a él y su mujer de «depredadores».

Un vínculo estrecho con Trump

Falwell, firme defensor de Trump, estaba también vinculado a Michael Cohen, el exabogado personal del presidente. Hace varios años el letrado intervino a favor de Falwell cuando este sufrió chantajes, en los que le amenazaban con poner en circulación imágenes suyas en las que aparecía en un jacuzzi con su esposa y un chico. En el momento no se reveló quién era el supuesto extorsionador, pero esta semana Cohen confesó al Washington Post que había estado en contacto con el abogado de Granda. 

A cambio de este favor, Cohen pidió a los Falwell que utilizasen su influencia entre los evangélicos para apoyar a Trump en su campaña del 2016 y que este ganara así el favor de los ultraconservadores. De esta forma, el ahora presidente estadounidense, casado en tres ocasiones, acabó hablando en un mitin en la ultraconservadora Liberty University, una semana antes de las primarias de Iowa.

Lejos del código de honor de los evangélicos

La polémica con Granda no es la primera a la que se enfrenta Falwell. Ya era conocido por sus comentarios racistas, como el que hizo tras el tiroteo masivo de San Bernardino (California) del 2015, cuando argumentó en una reunión con los estudiantes del campus que si más personas tuvieran permisos para portar armas ocultas, se podrían prevenir este tipo de atentados. «Podríamos acabar con todos esos musulmanes antes de que vengan y nos maten», sentenció. 

Su salida de la presidencia de la universidad comenzó a fraguarse por un escándalo con una fotografía en Instagram, que hizo que la junta de Liberty pidiese su excedencia indefinida a principios de mes. En la imagen se puede ver a Falwell agarrando por la cintura a una mujer mucho más joven que él, ambos con los pantalones desabrochados, y sosteniendo un vaso con un líquido al que se refirió como «agua negra». Una publicación que el conservador calificó en una radio local como «un chiste bienintencionado».

La comunidad educativa evangélica «aliviada»

Su marcha, oficializada el martes, ha supuesto un alivio para la comunidad educativa evangélica, que por fin ve el final de las constantes controversias relacionadas con Falwell. «Todo el mundo estaba esperando por esto. Gracias a Dios, la bruja está muerta», declaró la estudiante de inglés Brooke Smoke al The New York Times

El sentimiento es compartido por los fundadores de Save 71, un grupo de exalumnos conocidos por pedir durante meses la destitución de Falwell. Algo que por fin han conseguido, aunque el expresidente se irá con una indemnización de 10,5 mil millones de dólares debido a una cláusula en su contrato, ya que deja la institución sin haber sido acusado formalmente ni admitir haber cometido un delito.