Roberto Leal: «Cuando me senté en la mesa de 'Pasapalabra' me dije: 'Qué suerte tengo'»
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El concurso debuta en Antena 3 este miércoles con un programa especial, pero a partir de la próxima semana se emitirá de lunes a viernes a las 20 horas
13 may 2020 . Actualizado a las 19:53 h.Cuando Roberto Leal (Sevilla, 1979) se confirmó oficialmente como el presentador de Pasapalabra en su nueva etapa en Antena 3, uno de los muchos mensajes de ánimo que llegaron a su móvil fue el de Christian Gálvez, su antecesor en el puesto en los años de Telecinco. «Fue un gesto muy bonito por su parte», asegura. Con el carácter cordial y afable que lo caracteriza, el presentador sevillano encara lo que define como un gran «reto» al frente de un concurso longevo que regresa a la cadena donde empezó hace veinte años. Esta noche, en horario de máxima audiencia, debuta con un programa especial «de alfombra roja» que contará con dos populares exconcursantes de la anterior etapa y con Manel Fuentes, Chenoa, Alaska y Mario Vaquerizo como ayudantes. Pero a partir de la próxima semana volverá a su horario de siempre: de lunes a viernes a las 20 horas.
-¿Cómo afronta esta nueva etapa al frente de un programa tan popular?
-Con todo el respeto que hay que tenerle a un formato como este, que la gente conoce y quiere tanto, pero también con ilusión, con fuerza y con ganas de vivirlo en primera persona. Ya lo he grabado, pero ahora me toca vivir el momento en el que se estrene, recibir las reacciones de la gente y empezar a sentirlo también en el día a día.
-¿Es un nuevo «Pasapalabra» o el de siempre?
-Va a ser el Pasapalabra de siempre. La gente que ama el formato, los fans de este programa, se van a encontrar la misma mecánica, el mismo funcionamiento y, por supuesto, el mítico Rosco, que ese el símbolo. Si algo funciona no hay que tocarlo. A partir de ahí, tiene un nuevo aire, una nueva imagen, porque vuelve a la cadena donde aterrizó hace veinte años y ha evolucionado mucho en este tiempo. El plató es precioso y muy moderno, con multipantalla. Hay también una nueva sintonía. Algunos concursantes serán del mítico Pasapalabra, pero también se les van a dar oportunidades a nuevos talentos.
-Dicen sus responsables que desde el minuto uno parecía que llevaba toda la vida presentándolo. ¿Lo había visto tanto que ya se lo sabía de memoria?
-Eso pensaba yo, que me lo sabía de memoria, pero cuando te pones a presentarlo te das cuenta de que no es así. Hay muchas lagunas que te da la experiencia de haberlo hecho durante mucho tiempo, como era el caso de Christian [Gálvez]. En mi caso, el trabajo que he hecho es, para empezar, aprenderme bien la mecánica del concurso. Ensayamos un par de días y al tercero ya estábamos grabando. Es ir aprendiendo programa tras programa y con la ayuda del equipo, que es el mismo de siempre y tiene una trayectoria larga. Respecto a eso que dicen de que parece que llevo diez años presentándolo, agradezco ese cariño, pero aún me queda mucho por crecer dentro del formato. Pero sí es cierto que en ningún momento me he visto extraño. En el momento en que senté en la mesa y pasaron los primeros diez minutos me dije: «Qué suerte tengo».
-Pero ha tenido que practicar en casa para leer las preguntas tan rápido como exige el guion.
-La dificultad de este programa está en esa lectura rápida. Nadie lee a ese ritmo de forma habitual. Es un entrenamiento e irá mejorando con el paso del tiempo, no se logra de un día para otro. Y en casa aparte de ensayar el Rosco trabajo muchos trabalenguas y, sobre todo, hago muchos ejercicios con la foniatra para no castigar la garganta. Este es un programa en el que hablas mucho y proyectas mucho la voz. Hay que grabar tres programas seguidos a un nivel potente y tienes que cuidarte la voz, que es tu instrumento de trabajo. Y lo demás es un aprendizaje poco a poco.
-¿Cómo es grabar un programa como este con las restricciones sanitarias y de distancia social?
-Una de las cosas que más llama la atención es que no hay público. Y luego el hecho de estar con un equipo muy reducido, todo el mundo con mascarillas, con ozono, ultravioleta,... Es una situación que no es la ideal para trabajar en ningún programa de la tele ni en ningún otro gremio, pero no nos queda otra. Hay que adaptarse y esto es lo que hay. Tampoco sabemos cuánto va a durar, esperemos que poco. Se están cumpliendo a rajatabla las medidas, pero al mecanismo de empezar a grabar y acabar a la hora fijada no le está afectando para nada. Es un formato que puede coexistir en esta situación extraña que nos ha tocado vivir.
-Como contrapartida, es un momento en que la gente pasa más tiempo en casa y hay más audiencia. ¿Ha afecto esto al estreno del programa?
-Supongo que los planes serían haber estrenado incluso antes, porque nadie contaba con esto y se han parado todas las producciones. No sé cuándo estaba previsto estrenar, porque eso son estrategias de cadena. Lo que hemos hecho es adaptarnos a la situación y salir en cuanto el programa ha estado preparado. Lo que sé es que se estrena este miércoles y que vamos a tope, con muchísima ilusión y ganas de que la gente vea el resultado, aunque que solamente es una puesta de largo en horario de prime time con invitados especiales. Que nadie se confunda con el horario. A partir del lunes empezamos con el programa diario a las ocho de la tarde.
-De todas las cosas inesperadas que están ocurriendo nunca se habría imaginado que presentaría simultáneamente «OT» en TVE (a partir del día 20) y «Pasapalabra» en Antena 3. ¿Es más carga de trabajo para usted?
-No es la primera vez que tengo dos programas a la vez. Además, esto es una cosa puntual que durará un mes. En el 2017 cuando presentaba España directo y me llegó la oportunidad de presentar OT compaginé ambos durante toda la edición. Eso era aún más duro, porque los dos eran en directo. Los lunes terminaba las galas de OT a las 3 de la mañana y el martes estaba presentando España directo a las 7 de la tarde hablando de actualidad. Eso sí que era un cambio de chip y de rol importante. Ahora Pasapalabra se graba y se planifica muy bien y se puede compaginar. La situación es extraña y no es lo que todos pensábamos, pero ha ocurrido y se adapta uno con normalidad.