Los homicidios caen a cifras de hace doce años, pero preocupa el aumento de muertos a manos de la policía en Río
16 mar 2020 . Actualizado a las 12:36 h.Brasil ha conseguido reducir la violencia en las calles. Al menos 41.635 personas fueron asesinadas en el gigante sudamericano durante el 2019. La cifra continúa situando al país entre los lugares más peligrosos del mundo, fuera de zonas de guerra, pero supone una reducción del 19 % con respecto al dato de homicidios del 2018, cuando se contabilizaron 51.558 muertes violentas. «En nuestro Gobierno caen los homicidios, la violencia y las falacias», expresó el presidente, Jair Bolsonaro, en Twitter, en mayúsculas, cuando conoció los resultados del estudio, realizado por el Fórum Brasileño de Seguridad Pública, el portal web G1 y la Universidad de Sao Paulo.
El líder ultraderechista acompañó su mensaje con imágenes de publicaciones de prensa escrita que dan cuenta del aumento de los registros de armas ante las autoridades del país, después de las medidas promovidas por su Gobierno para flexibilizar las condiciones para el porte de pistolas y otros armamentos, relacionando ese dato con el descenso de homicidios. La cifra ofrecida por los investigadores es la mejor de la serie histórica, que comenzó en el 2007.
Bolsonaro, que llegó a la presidencia prometiendo medidas más agresivas contra el crimen a una población hastiada por la delincuencia -el 2017 fue el año con más asesinatos de la historia del país, más de 60.000- ha hecho suyos los logros en la materia, pero parte de los investigadores han matizado el peso del Gobierno federal en la reducción de los asesinatos.
Algunos han señalado que el Gobierno no consiguió que el Congreso aprobase sus leyes anticrimen hasta finales del 2019 y que los homicidios ya habían caído durante el 2018. Recalcan, además, que en Brasil son los estados los que controlan las fuerzas del orden. «Cualquier reducción como la que hemos visto responde a muchos factores. A nivel nacional, es difícil decir que haya habido políticas que hayan sido determinantes en esa reducción. Hay que definir las causas más a nivel estatal, y atendiendo a las características de los conflictos en cada una de esas porciones», explica a La Voz de Galicia David Marques, coordinador de proyectos del Fórum Brasileño de Seguridad Pública.
Los expertos apuntan a las estrategias de los estados, a cambios demográficos, a las mejoras económicas y a la reducción de los conflictos entre bandas rivales como algunos actores que han contribuido a la reducción de la violencia.
Brasil vivió en el 2017 una guerra entre sus dos principales grupos criminales. El Primer Comando de la Capital (PCC) y el Comando Vermelho (CV) lucharon a sangre por tener el control de las rutas del narcotráfico, de los puntos de venta y también de las favelas. Este conflicto parece haber bajado de intensidad en este momento y el mercado de la droga se ha reconfigurado. Además, existe un mayor control de los jefes de esos grupos en las prisiones.
Vigilancia en las prisiones
«El conflicto puede aparecer nuevamente. Si va a generar más o menos muertes, depende de la capacidad que los Estados y el Gobierno Federal tengan para anticipar la crisis y actuar en prevención», considera el investigador Marques. «Eso puede hacerse con vigilancia extensiva, o dentro de las prisiones. Buena parte de la letalidad ocurre dentro de los presidios. Cuando hay conflictos entre facciones dentro de las cárceles, se generan muchas muertes», añade el experto.
A los investigadores también les preocupa el incremento de los muertos a manos de la policía en algunos lugares, especialmente en Río de Janeiro, donde 1.800 personas fallecieron en operaciones policiales. «Lo correcto es matar al delincuente. Y la policía va a hacer lo correcto. Apuntar a la cabeza y ¡fuego!», manifestó el Gobernador del estado de Río, Wilson Witzel, tras ganar las elecciones en el 2018.