La censura actuó en las redes sociales y muchos comentarios fueron borrados
08 feb 2020 . Actualizado a las 09:50 h.La muerte de Li Wenliang ha desatado en China una oleada de dolor, indignación y sobre todo desconfianza en la información del G obierno, que las autoridades se han apresurado a censurar. La defunción de este oftalmólogo, de 34 años, contagiado con el nuevo coronavirus en un hospital de Wuhan donde trabajaba, fue anunciada el jueves por la noche por los medios oficiales chinos y presentada como la muerte de un héroe nacional.
Pero la noticia, que tardó en ser confirmada de forma rocambolesca, desató en las redes sociales un aluvión de mensajes de pesar y mucha rabia. Internet se inundó de críticas a la gestión de la epidemia y a la falta de reacción de los primeros días que había puesto en peligro a la población.
Li Wenliang fue uno de los primeros médicos en Wuhan en dar la voz de alarma sobre la aparición de un brote vírico de una enfermedad similar al SARS. Sus advertencias, enviadas en principio a un grupo de colegas en diciembre, se hicieron virales. No consiguió convencer a la administración sanitaria, pero si tener problemas con la policía que lo acusó de «perturbar el orden social» y difundir rumores.
Posteriormente su caso, junto al de otros siete médicos denunciados por acciones similares, fue revisado y la justicia los exoneró criticando la actuación policial. Las autoridades empezaron a presentarlo como el ejemplo de la heroicidad de los sacrificados médicos que anteponen el trabajo a su salud.
Pero ayer durante unas horas la propaganda del gobierno no funcionó. Las populares aplicaciones chinas como Weibo y Wechat se llenaron de mensajes críticos contra las autoridades e incluso dieron el paso a la reclamación de libertad de expresión. Los hashtags más seguidos fueron «El gobierno de Wuhan le debe al Dr. Li Wenliang disculpas» y «Queremos libertad de expresión», con más de dos millones de visualizaciones.
La censura actuó con precisión y mientras avanzaba la mañana del viernes los comentarios fueron borrados. La muerte de Li fue excluida de las listas de búsqueda. Pero los internautas chinos han buscado fórmulas creativas para esquivar los controles y mantener el debate.
El documento que la policía obligó a firmar a Li reconociendo que había difundido información no autorizada, en referencia a sus advertencias del riesgo de epidemia, ha sido ampliamente compartido en los chats. Y se ha acompañado con mensajes alegóricos para esquivar a los censores. La etiqueta «¿te puedes hacer cargo, lo entiendes?» en referencia al documento y la actuación de la administración que primero negó la importancia del brote se ha hecho popular.
La muerte de Li representa un golpe para la gestión de la crisis que hace el gobierno y que intenta envolverse en mensajes épicos del tipo «el pueblo chino unido vencerá la guerra al coronavirus». Li Wenliang puede convertirse en un mártir respetado y su muerte en el símbolo de los efectos de la mala gestión de esta crisis sanitaria.
A pesar del extremo control sobre los medios online, que se ha endurecido esta última semana, la batalla de la información se le resiste a Pekin, como muestra la defunción de Li. Primero el diario oficial Global Times la anunció e incluso la OMS tuiteó un mensaje de pésame, para luego desmentirla y anunciar que se luchaba para reanimarlo. Finalmente, el hospital confirmó la muerte a las 2.58 (hora local) de la madrugada del viernes.
La falta de transparencia añadió leña a la hoguera de una red que ardía con mensajes como «no lo dejaron vivir cuando estaba vivo, no lo dejaron morir cuando estuvo muerto». Li puede convertirse en un nuevo símbolo para reclamar libertad de expresión.