El fisco pierde un 30 % de los pleitos con contribuyentes que llegan a los tribunales
01 dic 2019 . Actualizado a las 09:43 h.Hay quien escucha la palabra Hacienda y se echa a temblar. No es para menos. Resulta complicado mantener una relación de calma con el fisco. Porque Hacienda es como con ese amante al que hay que cuidar -es importante que todos contribuyamos a las arcas públicas para tener acceso, entre otras cosas, a una sanidad, educación y pensiones públicas y dignas- y al que se odia, en ciertos momentos, por su actitud prepotente. Para prueba de esto último los siguientes datos:
1.- La AEAT pierde entre el 35 y el 40 % de los pleitos que se le plantean antes de llegar a la vía judicial, y en esta última pierde un 30 %. Es decir, no siempre tiene la razón.
2.- Todas las empresas españolas esperan en estos momentos las resoluciones del Tribunal Supremo para saber cuáles son las deducciones por gasto que pueden aplicar en el impuesto de sociedades sin que la AEAT pueda echarles nada en cara.
3.- Xabi Alonso ha cerrado el primer tiempo del partido contra el fisco, que acusaba al futbolista de fraude fiscal.
Y 4.- Esta misma semana se conoció una sentencia del Supremo por la que Hacienda se ve obligada a devolver impuestos cobrados a fondos de inversión norteamericanos porque ha igualado la tributación de fondos no residentes en Europa con los de la UE y los españoles.
¿Qué está ocurriendo? ¿Se trata de una caza de brujas? A simple vista lo que se puede deducir es que la relación entre Hacienda y los contribuyentes no es nada fácil, lo que se traduce en una alta tasa de conflictividad que acaba en los tribunales. La AEAT tiene cada vez más información a través de procesos de cruces de datos (el big data es algo que domina desde hace tiempo), y al tiempo mucha presión recaudatoria porque el dinero no llega para asumir todos los gastos públicos que tiene el país. Se observa que teniendo en cuenta el porcentaje de casos que pierde en los tribunales, está claro que las prisas de los inspectores fiscales no son buenas. Por su parte - todos- los contribuyentes intentan ajustar su factura fiscal al máximo, e incluso ir más allá -algunos- rozando el fraude o incluso -los menos- cometiéndolo.
Está claro que ante situaciones de «saque el dinero del bolsillo y démelo a mí, que soy el que diseño las leyes» nadie se queda parado. Para muestra un botón: operadores del mercado confirman que ante el posible Gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos hay contribuyentes que se están anticipando a posibles decisiones que les pueden perjudicar. Por ejemplo, se está adelantando el reparto de dividendos y la prima de emisión porque «a nadie le extrañaría que el 28 de diciembre se aprobase un decreto ley que gravase fiscalmente este tipo de operaciones», aunque tendría ciertos visos de inconstitucionalidad teniendo en cuenta el principio de seguridad jurídica que debe regir en cualquier país.
Como también se prevé que puede haber cambios en la tributación de las plusvalías que se generen en aquellas ventas de inmuebles sujetos al pacto sucesorio (entre padres e hijos, por ejemplo), hay ciudadanos no millonarios que ya están tomando cartas en el asunto y adelantando decisiones familiares.
En paralelo se ha detectado que compañías extranjeras se marchan del país porque se quiere modificar el régimen de las denominadas ETVE (entidades de tenencia de valores extranjeros) que nacieron para competir con regímenes similares implantados en países europeos como Holanda o Luxemburgo.
Queda claro que la ley tendría que ser lo suficientemente sencilla como para hacer fácil la relación del ciudadano y Hacienda. Pero seguro que no va a ser así.