El Chicle mantiene que la muerte de Diana fue accidental: «Le eché una mano al cuello. Se quedó con los ojos abiertos, estaba muerta»
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La defensa de Abuín Gey asegura que la acusación de su cliente está condicionada por la presión social motivada por «las cadenas de televisión y periódicos»
13 ene 2020 . Actualizado a las 13:13 h.«Le eché la mano derecha al cuello, se fue para atrás, y con la otra mano le agarré la cabeza sin darme cuenta de que estaba haciendo fuerza. Se quedó con los ojos abiertos, le golpeé la cara dos o tres veces y no respondía, estaba muerta», «mi intención no era matarla», pero el cadáver de Diana Quer se halló en una nave de Rianxo. “No hablamos», «nunca le dije morena ven aquí», «no le cogí el móvil ni lo manipulé», pese a que existen seis intentos para desbloquearlo. «No se me ocurrió llamar a la policía, reaccioné mal pero fue así», «nunca llevó bridas en el cuello», en referencia a la que apareció en el pelo de la joven, 496 días después de enterrarla en un pozo, «estaría en el pozo», dijo.
Ya en la nave en Rianxo, tras «circular bastante rápido», entró y se dirigió al sótano de los horrores. «Arranqué un cable y lo usé para arrastrar la anilla de la tapadera del pozo», «le quité la ropa», «la interior no se la saqué porque no estuvo en contacto con el coche» y no dejaría pruebas, «la cogí por debajo del sobaco y la senté. Metí dos piernas y la fui bajando poco a poco hasta flotar». El relató en primera persona es de José Enrique Abuín Gey, el Chicle, autor confeso del trágico final de la joven madrileña muerta con solo 18 años. Él abrió el turno de intervenciones en el juicio por la muerte de la chica, a preguntas de la Fiscalía, que, junto a la acusación particular, le reclama la prisión permanente revisable. La defensa de Abuín Gey, representada por la abogada Fernanda Álvarez, alega que todo fue accidental, de ahí que rebaje su petición a 2 años y 6 meses de cárcel.
Ambas acusaciones intentaron desmontar el argumentario de Abuín desde el inicio, profundizando en el carácter de Diana para explicar que nunca correría ningún riesgo innecesario. La explicación tiene su origen en las preguntas de la Fiscalía, que hizo hincapié en ello para dejar claro que la versión de Abuín no se sostiene desde su inicio. La clave está en demostrar que Diana regresó a su casa por el camino de siempre, iluminado, y por el mismo sendero en el que fue vista por última vez antes de morir a manos del Chicle.
Abuín, por el contrario, asegura que se la encontró en una calle paralela, oscura y llena de camiones y caravanas de feriantes. Añade que no la acechó antes de atacarla y que todo lo ocurrido fue producto de la fatídica conjunción de algunos astros que se pusieron en su contra. La defensa inició su intervención asegurando que la acusación de su cliente está condicionada por la presión social motivada por «las cadenas de televisión y periódicos». Por ello pidió a los integrantes del jurado popular que «se desinfecten»: «la Justicia tiene que ser aséptica y no un linchamiento». La arenga inicial de la letrada dio paso a las primeras tesis procesales, que pasan por negar la agresión sexual basándose en la no existencia de restos biológicos. Incluso hizo chanza del trabajo forense del jefe del Imelga, validado como prueba en el sumario, que dio como resultado otra autopsia basada en un «teorema matemático» que «no tiene catetos pero parece que sí se hizo para catetos».
Juan Carlos Quer: «Ha destrozado cuatro vidas, no una»
Juan Carlos Quer revivió ante el jurado aquel 22 de agosto del 2016, día en que descubrió la desaparición de Diana. Afirmó que recibió una llamada de su otra hija, Valeria, que le comentó que su hermana no había dormido en casa: «Jamás Diana había tenido un precedente en este sentido». Confesó también que la desaparición fue una losa para la familia, que cayó en depresión, con especial énfasis en Valeria: «Tenía 16 años, una etapa vulnerable, y los efectos han sido devastadores. Ha tenido que dejar los estudios». Para Juan Carlos, la pena más cruel ha caído sobre su familia. «Ha destrozado 4 vidas, no 1», confesó dirigiéndose a Abuín Gey, acusado de la muerte de Diana.
Sobre el estado de su hija pequeña dejó un detalle desgarrador, afirmando que llegó a autolesionarse 15 veces un brazo con un mechero: «Solo por el alivio que le suponía ese dolor». Afirmó que la joven ha tenido que cambiar varias veces de centro educativo y que estuvo ingresada en un psiquiátrico durante tres meses. Quer reconoció que él también ha dejado de trabajar para cuidar de su hija: «quiero que pueda vivir como una persona normal», dijo, y explicó que la lleva varias veces por semanas a psicólogos. Además, aseguró que busca fuerzas para intentar poner en marcha una fundación con el nombre de su hija, cuyo fin sea ayudar a personas desvalidas y a familias de desaparecidos.
La madre de Diana al Chicle: «Mírame a los ojos»
Con polémica, la madre de Diana Quer, Diana López-Pinel, que se había marchado en un primer momento de los juzgados santiagueses, compareció como última testigo de la primera jornada. Confesó en primer momento haber caído en una depresión profunda y, a petición de la fiscal, recordó la jornada del 22 de agosto del 2016. «Sabía que algo malo había pasado», afirmó después de haberse levantado a las 8.30 horas de la mañana y no encontrarse a su hija en casa: “Perdí el norte, no era normal».
La madre no pudo contener el llanto cuando le pidieron que describiera a Diana. «Era bondadosa, buena, muy miedosa», confesó mientras rompía a llorar. Fue ahí cuando se dirigió al Chicle: «¿Verdad, chiquilín?», mientras el presidente del Tribunal del Jurado, Ángel Pantín, le exigía calma. Fue él quien cerró el turno de preguntas, al pedirle que le aclarase el camino que hacían normalmente desde el centro de A Pobra hasta su casa, ubicada en el lugar de O Xobre. En ese momento, López-Pinel indicó que siempre iban por el paseo de O Areal, que subían por la carretera general y que nunca se desviaban hacia la zona en la que Enrique Abuín Gey afirmó que se había encontrado a la joven madrileña.
Para cerrar esta primera sesión solo faltaba el adiós de Diana López-Pinel. La madre, visiblemente afectada, se acercó al Chicle repitiendo una frase: «Mírame a los ojos». Los dos agentes de la Policía Nacional que se encargaban de velar por la seguridad de la sala se lo llevaron del lugar, mientras la madre de Diana Quer buscaba una mirada que no encontró.