Andalucía, Murcia y Cataluña han sido los territorios donde Abascal ha podido pescar más seguidores, en detrimento de la formación de Casado
11 nov 2019 . Actualizado a las 15:40 h.El discurso del odio de Santiago Abascal ha calado más hondo de lo que le gustaría a buena parte de la sociedad, de lo que pronosticaban las encuestas y de lo que esperaba esa «derechita cobarde» que es para Vox el Partido Popular y Ciudadanos. El vuelco electoral no deja lugar a dudas: la extrema derecha tendrá una abultada representación parlamentaria que empieza incluso a arrinconar a Pablo Casado y los suyos en amplias zonas de la geografía española.
Aunque el partido del antiguo bipartidismo salva los muebles en Andalucía al coseguir (con el 97,73 % escrutado) 15 escaños, Vox le va a la zaga con 12. La diferencia de votos en el conjunto de la comunidad es de apenas 7.000 papeletas. Además, por provincias, los de Abascal se convierten en segunda fuerza, por detrás del PSOE, en cuatro urbes: Sevilla, Huelva, Cádiz y Almería acumulan más adeptos a la formación del Salvini español que a los populares.
Para la reflexión queda que justo en esta comunidad, donde Vox gobierna con PP y Ciudadanos, el partido de Abascal ha prometido expulsar «inmediatamente a todos los inmigrantes irregulares de Andalucía» e impone medidas educativas tan controvertidas como que se ofrezca estudios de caza en los colegios. De aquellos polvos estos lodos, puede que estén pensando Moreno Bonilla y compañía, tras un pacto que ha podido edulcorar la imagen de Abascal y los suyos.
En Murcia no solo adelantan al PP, sino que la formación más a la derecha se convierte en la fuerza más votada. Envían tres diputados a la Cámara Baja (uno más que en abril) y consiguen una distancia de más de 100.0000 votos respecto a los populares, que se quedan como segunda fuerza.
La Ciudad Autónoma de Ceuta se tiñe de verde. Vox consigue enviar el único diputado que le corresponde a este territorio, y que en los últimos comicios arañó el PSOE. Con el 75,25 % escrutado, se mantiene como líder por poco más de cien votos.
Hay que trasladar el foco a Cataluña para encontrar provincias en las que Vox ha arrebatado cuota de poder al PP. La mano de hierro en pro de lo que en la formación de Abascal denominan, con una fórmula eufemística clara, «la España viva» ha surtido efecto, sobre todo en Girona y Tarragona. En ambas provincias ha conseguido más votos que el PP, aunque es cierto que se quedan como sexta y quinta fuerza respectivamente. En Barcelona le roza los talones al partido del bipartidismo. Igualado en escaños, el PP se queda con 191.361 votos y Vox con 158.806.
Con 52 diputados, 28 más que en los anteriores comicios, el partido que pasó para buena parte de la sociedad de desconocido a temido es, hoy, la tercera fuerza más votada.