La tecnología y la inteligencia artificial son el último peldaño por donde ascienden actualmente los más audaces proyectos creativos. Y en esas alturas se encuentra Madeline Gannon, «la artista que susurra a los robots», que ha visitado la factoría de Martorell donde se fabrica el Audi A1
06 nov 2019 . Actualizado a las 08:44 h.Una obra titulada Portrait of Edmond de Belamy ha sido subastada en la sala Christie’s por 432.500 dólares. La particularidad de ello es que se trata de un cuadro pintado por un algoritmo. Es solo un ejemplo de cómo la tecnología se está colando por la puerta grande del arte: lo mismo que AI-DA, la primera artista robot del mundo, o el acelerador de partículas del Louvre, que puede examinar a fondo las obras sin dañarlas.
Y, desde luego, tenemos a Madeline Gannon, una investigadora en nuevos lenguajes tecnológicos y diseñadora en 3D, que acaba de visitar las instalaciones del grupo alemán Audi en Martorell donde se fabrica el A1 -con la ayuda de 2.000 robots muy similares a los que interactúan con ella en su obra- para inspirarse en nuevos trabajos. «Todo el edificio es como un robot tridimensional, así que me sentí como una niña en una fábrica de golosinas», confiesa Grannon tras pisar por primera vez una fábrica de coches. ¿Y qué busca con esta experiencia?. «Los robots se están convirtiendo en una parte fundamental de nuestra vida cotidiana. Como artista, diseñadora e investigadora -explica la estadounidense- quiero encontrar otros usos que pueden ser significativos para nuestras vidas, como el arte».
Madeline Gannon ha desarrollado formas de comunicación a través del lenguaje corporal para crear una conexión entre las personas y las máquinas. «Cuando trabajo con un robot, lo que quiero es sorprender a la gente. Todos tenemos expectativas de lo que pueden hacer, y quiero demostrar que existen muchas más posibilidades de usar esta tecnología asombrosa para expandir y aumentar las capacidades humanas». Con su trabajo, Gannon se ha ganado el apodo de «la mujer que susurra a los robots». «Me encanta el apodo. Para mí -explica- significa no sólo hablarles, sino sobre todo escucharlos y verlos trabajar. Esta visita me ha servido de inspiración para mi próximo proyecto, construir la casa de mis sueños, rodeada de máquinas».
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