El líder del Estado Islámico se inmoló con un chaleco explosivo, junto con tres hijos, al verse acorralado por el comando de élite estadounidense en un túnel de la ciudad siria de Barisha
27 oct 2019 . Actualizado a las 21:13 h.«Estados Unidos ajustició anoche al líder terrorista número uno del mundo», se arrancó Donald Trump. «Abu Bakr al Bagdadi está muerto». En un mensaje televisado a la nación, el presidente de Estados Unidos anunció a primera hora de la tarde del domingo la muerte del líder de Estado Islámico en una operación de las fuerzas especiales norteamericanas en el noroeste de Siria.
No es la primera vez que se le da por muerto, pero Trump asegura que las pruebas de ADN practicadas sobre el terreno confirman su identidad. A pesar de la solemnidad del anuncio, el presidente se recreó de inmediato en detalles humillantes sobre los últimos minutos de vida de Al Bagdadi, de quien no solo insistió que «murió como un perro, como un cobarde», sino que aseguró que, sin salida, se inmoló después de «gimotear, llorar y gritar».
Trump no especificó el lugar exacto de los hechos, pero durante la madrugada de ayer se documentó una operación en la localidad siria de Barisha, en la provincia de Idlib, muy próxima a la frontera con Turquía. Por lo tanto, lejos de la zona entre Siria e Irak en la que se creía que estaba escondido y en una zona aparentemente hostil con el propio Al Bagdadi, al contar con una notable presencia de grupos de la órbita de Al Qaida. Sí confirmó el presidente que tenían información sobre la localización del líder de Estado Islámico «desde hace un par de semanas».
Según Trump, tropas de Estados Unidos se desplegaron en ocho helicópteros hasta la vivienda en la que se ocultaba el autoproclamado califa, en una acción que el presidente siguió desde la Casa Blanca «como si estuviéramos viendo una película». Siempre de acuerdo a su relato, el terrorista huyó junto con tres de sus hijos por uno de los varios túneles construidos debajo de la casa. Acorralado, en un túnel sin salida, activó los explosivos adosados a su cuerpo y la estructura colapsó con la explosión. Murió junto a los menores.
Después de descalificar como «perro» a Al Bagdadi, Donald Trump puso en valor que ninguno de sus soldados resultó herido en la operación, solo «un hermoso perro, un perro talentoso» utilizado durante el despliegue. El presidente agradeció la ayuda de Rusia, Turquía, Siria e Irak, también «a los kurdos de Siria por cierto apoyo que nos pudieron facilitar». Preguntado por la naturaleza de esos apoyos, Trump redujo su valor. «No tuvimos mucha ayuda, no hemos necesitado demasiada». Sin embargo, a través de Twitter, el kurdo Mazloum Abdi, comandante de las Fuerzas Democráticas Sirias, aseguró que se había tratado de «una operación conjunta» desarrollada durante cinco meses. También Irak afirmó que su Inteligencia localizó al terrorista.
Trump quiso zanjar cualquier sospecha de que la operación guardara ninguna relación con la salida de sus tropas de la región fronteriza entre Siria y Turquía. «No tiene nada que ver con esto», se defendió, aunque reconoció que se inició «en un momento parecido» al de la retirada de sus soldados. Trump podrá exhibir la muerte de Al Baghdadi como escudo frente a las críticas. Eso sí, está por ver el efecto de la noticia en la opinión pública. La muerte de Bin Laden impulsó la popularidad de Barack Obama, pero las acciones del Estado Islámico en suelo estadounidense no son comparables a los atentados del 11 de septiembre del 2001.
El presidente volvió a defender su decisión de retirar a las tropas, aunque deja en Siria un remanente para proteger varios pozos de petróleo. Sin pestañear, no dudó en anticipar que entre sus planes se encuentra cerrar contratos para empresas petroleras estadounidenses que puedan explotarlos. Algo que, en su opinión, se tendría que haber hecho en Irak, a pesar de que él se opuso a la guerra. «Si vais a ir allí, ¡quedaos con el petróleo!», fue su sugerencia.