El dictador es exhumado de la basílica del Valle de los Caídos con sobriedad oficial y frialdad familiar casi 44 años después de un entierro multitudinario con honores de jefe de Estado
24 oct 2019 . Actualizado a las 22:17 h.Los restos de Franco descansan en Mingorrubio junto a los de su mujer, Carmen Polo. Casi 44 años desde que fuera enterrado en el Valle de los Caídos con honores de jefe de Estado, el Gobierno procedió este jueves a la exhumación y a su posterior reinhumación en este pequeño cementerio de la zona norte de Madrid, a poca distancia de la vivienda oficial del dictador, con sobriedad oficial y frialdad familiar.
La operación disfrutó del visto bueno de los tres poderes del Estado: el Legislativo, en el que la propuesta socialista se saldó sin un solo voto en contra en el Congreso; el Ejecutivo, mediante un decreto aprobado por el Gobierno de Sánchez, y el Judicial, con el Supremo avalando la acción en cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica. Los únicos que mostraron su rechazo fueron un puñado de nostálgicos franquistas y los herederos del dictador, que confirmaron que continuarán batallando en los tribunales vía Estrasburgo solicitando enterrar el cuerpo embalsamado en la Almudena, en pleno centro de Madrid.
Era una operación compleja, en la que estaban involucrados varios ministerios, Policía Nacional, Guardia Civil, Ejército, una funeraria lucense y una empresa marmolera, pero todo salió según lo planificado bajo la coordinación de Félix Bolaños, el secretario general de la Presidencia.
Escáner y detector de metales
Bajo unas estrictísimas medidas de seguridad, en la que hasta los familiares de Franco tuvieron que pasar por un detector de metales y un escáner para evitar que hicieran fotografías, los operarios comenzaron a retirar la lápida de 1.500 kilos unos minutos antes de las 11.00. Hora y media después el ataúd estaba fuera, y, a pesar de los daños que presentaba por el paso del tiempo, la familia decidió reutilizarlo para su reinhumación. La comitiva fúnebre, conformada por los 22 nietos y bisnietos de Franco que viven en España, cubrió la caja con una corona de laurel y el estandarte del Ducado de los Franco, que incluye la Cruz Laureada de la Orden de San Fernando, condecoración militar que el general había solicitado con insistencia, pero que no obtuvo hasta 1939, cuando se la autoconcedió una vez en el poder.
Ocho familiares se cargaron el féretro sobre los hombros y cubrieron a pie los 300 metros del pasillo de criptas, en el que se calcula que hay enterradas casi 40.000 víctimas de la Guerra Civil. Fuera de la basílica, en la explanada, aguardaba el coche fúnebre. En el momento en el que el féretro fue introducido en su interior se registró uno de los instantes de mayor tensión, ya que los familiares gritaron «¡Viva España! ¡Viva Franco!» ante la atenta mirada de la ministra de Justicia, Dolores Delgado, quien, como notaria mayor del Reino, estuvo presente dar fe de la inhumación y reinhumación. Fuentes presidenciales trasladan que si las autoridades estimasen que se ha quebrantado la ley, podrían proceder a la apertura del correspondiente expediente sancionador. Los representantes gubernamentales también tuvieron que recordarle al portavoz de la familia, Francis Franco, que no podía acceder al interior de la basílica, propiedad de Patrimonio Nacional, con la bandera preconstitucional que portaba doblada bajo el brazo y con la que pretendía cubrir el féretro.
Del coche, al helicóptero, que debido a las buenas condiciones meteorológicas pudo volar y aterrizar en El Pardo, donde el féretro regresó al interior de un coche fúnebre para su llegada definitiva al cementerio. En el panteón familiar, el prior del Valle, Santiago Cantera, y el sacerdote Ramón Tejero, hijo del golpista cabecilla del 23F, oficiaron un misa privada. A 300 metros, dos centenares de nostálgicos contenidos por un cordón policial vitoreaban al dictador brazo en alto. «No podemos estar satisfechos, pero ha sido digno», comentó el nieto mayor a la salida, Francis Franco.
Flores para las Trece Rosas
Inmediatamente después, unos minutos pasadas las 15.00, Pedro Sánchez comparecía en la Moncloa coincidiendo con los telediarios para celebrar la operación con la que se «pone fin a una afrenta moral». «Desde hoy, quienes yacen en el Valle de los Caídos, son víctimas; solo víctimas», aseguró. El presidente en funciones rechazó cualquier crítica relacionada con el electoralismo, al coincidir la exhumación con el período electoral: «Este es el momento, ni un día antes, ni un día después». Por la tarde acudió al cementerio de la Almudena para depositar un ramo en el lugar donde fueron fusiladas en 1939 el grupo de republicanas conocidas como las Trece Rosas.