La Administración Trump se inclina por una «solución pacífica»
20 sep 2019 . Actualizado a las 08:22 h.El secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, lo definió de «acto de guerra». El ministro de Exteriores de Irán, Javad Zarif, advertía el jueves de una «guerra total» en caso de agresión contra su país. El ataque a dos instalaciones petrolíferas saudíes del fin de semana pasado ha elevado la retórica belicista, pero queda matizada por la decisión de la Casa Blanca de imponer más sanciones a Teherán. «Hay muchas opciones. Está la opción mayor [de una respuesta militar] y hay opciones que son mucho menos que eso», explicó ambiguo Donald Trump la madrugada del jueves.
El presidente, a pesar de haber recurrido en varias ocasiones al lenguaje de las armas, se ha mostrado alérgico hasta la fecha a involucrar a su país en más conflictos internacionales. Una cautela que Zarif calificó en la CNN de «decisión prudente».
La prudencia de Trump no impide que muchos se pregunten si los últimos incidentes en la zona, que han puesto en riesgo el suministro mundial de petróleo y congelado la mitad de la producción saudí de crudo, se hubieran podido evitar de no haber abandonado Estados Unidos el pacto nuclear con Irán. «¿Por qué deberíamos renegociar?», se preguntaba ayer Javad Zarif. «¿Por qué deberíamos empezar otro [acuerdo] que podría quedar invalidado al año y medio?».
Washington lo rompió a pesar de que los observadores del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) certificaron repetidamente el cumplimiento iraní. A partir de entonces, la Casa Blanca inició una ronda de sanciones, incluida la prohibición de importación del petróleo de la república islámica, que ha afectado seriamente a la economía del país. «Han hecho todo lo posible para ponernos de rodillas», describió Zarif, para quien solo el levantamiento de esas sanciones llevaría a Irán a considerar hablar con EE.UU.
Si visado
Una de las opciones que se había manejado para retomar los contactos era un encuentro en el marco de la Asamblea General de la ONU de la próxima semana entre Trump y el presidente de Irán, Hasán Rohaní. Sin embargo, el ministro de Exteriores denunció que sus diplomáticos no han recibido todavía los visados para poder entrar en Estados Unidos.
Casi una semana después del ataque a las instalaciones de Abqaiq y Khurais, al este de Arabia Saudí, ninguno de los actores implicados ha mostrado pruebas irrefutables. Estados Unidos acusa a Irán y Arabia Saudí se remite a la fabricación iraní del armamento. El propio Javad Zarif reconocía en su entrevista televisiva que «sé que nosotros no lo hicimos y sé que los hutíes emitieron un comunicado sobre que lo hicieron ellos», pero asumía que solo la reivindicación de la guerrilla que combate al Gobierno de Yemen, apoyado por Riad, no es suficiente prueba.
Con independencia de la abrumadora superioridad militar estadounidense, una guerra que arrastrara a Estados Unidos detrás de Arabia Saudí contra Irán podría causar un grave daño a la economía mundial y «muchas víctimas», advirtió Zarif. Por la situación estratégica de Irán y con un Ejército que dobla en número al saudí, la prudencia se impone. Incluso Pompeo habló ayer de «conseguir la paz y una solución pacífica».