Trump dice estar listo para una respuesta bélica al ataque a las refinerías saudíes
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Riad afirma que el armamento utilizado es iraní, pero evita apuntar directamente a Teherán
17 sep 2019 . Actualizado a las 08:19 h.Saben bien los montañeros que lo más difícil de una escalada es la bajada. No es muy diferente en materia de relaciones internacionales. La tensión entre Estados Unidos e Irán, con Arabia Saudí e Israel como principales inductores, ha continuado subiendo desde comienzos del verano, pero es imposible saber si el ataque este pasado fin de semana a dos importantes refinerías de petróleo saudíes, que ha frenado en seco la mitad de la producción de petróleo del reino, es la cumbre de las escaramuzas previas a un conflicto bélico o, si por el contrario, los actores implicados sabrán desescalar a tiempo y descender al campo base de las negociaciones.
Los rebeldes hutíes de Yemen se adjudicaron la autoría del bombardeo con drones pero, al igual que sucedió en junio con el ataque a dos barcos en el golfo de Omán, Washington volvió a señalar a Irán como responsable de los daños infligidos el sábado a las refinerías de Abqaiq y Khurais, en el este de Arabia Saudí. El Gobierno estadounidense ha aportado una serie de imágenes de satélite que muestran el alcance de los daños y deduce que, por la orientación, el ataque de una «combinación de drones y misiles de crucero» no vino del sur, de donde habrían salido los drones en caso de haber sido los rebeldes yemeníes (que este lunes amenazaron con más ataques), sino del norte o nordeste, es decir de Irán o Irak.
Según un informe de la ONU, los hutíes disponen ya de aparatos capaces de alcanzar los más de mil kilómetros de distancia que separan la región bajo su control en el oeste de Yemen y las refinerías atacadas. Sin embargo, el responsable de la coalición saudí que lidera la intervención militar en este país contra los hutíes, respaldados por Irán, concluyó ayer que el ataque no se produjo desde Yemen y que el armamento es de origen iraní. Pero evitó responsabilizar directamente a Teherán.
El presidente Donald Trump advirtió durante el fin de semana que su país está «cargado y listo» para responder contra el responsable de una acción que su secretario de Estado, Mike Pompeo, calificó de «ataque sin precedentes al suministro mundial de energía». Pompeo siguió su guión habitual y responsabilizó a Irán, aunque no mostró pruebas para avalar su aseveración.
A través de Twitter, Trump se dedicó este lunes a sembrar dudas sobre la credibilidad de Teherán, que niega estar detrás del incidente, pero en un encuentro en el Despacho Oval con el príncipe de Baréin, el presidente rebajó la inminencia de una acción militar que «sin duda nos gustaría evitar». Todo ello después de presumir del arsenal armamentístico de los Estados Unidos y antes de insistir en que Irán «quiere llegar a un acuerdo» que, según predijo, terminará por llegar.
Arabia Saudí anunció una investigación con expertos internacionales y afirmó que las «amenazas iraníes» contra el reino afectan al mundo entero.
A una semana de la Asamblea General de la ONU, las opciones de una reunión entre Trump y su homólogo iraní, Hasán Rohaní, se enfrían. Desde Teherán niegan la posibilidad e insisten en que solo se producirá el encuentro en el caso de que Estados Unidos levante las sanciones que le aplicó de forma progresiva tras su salida del acuerdo nuclear en mayo del 2018. Según The Washington Post, Donald Trump valoró eliminar algunas de ellas para incentivar un cara a cara con Rohaní. Por ello, y siempre según este diario, John Bolton presentó su dimisión como asesor de Seguridad Nacional la semana pasada.
El aumento de la tensión no evitó que la Guardia Revolucionaria de Irán se incautara este lunes en el estrecho de Ormuz un buque por supuestamente transportar combustible de contrabando hacia Emiratos Árabes Unidos (EAU).
El petróleo sufre su mayor repunte en un día desde los atentados del 11S
J. M. Camarero
Solo los grandes acontecimientos geopolíticos son capaces de convulsionar el precio del crudo en apenas unos minutos. Y aunque no hay nuevos conflictos bélicos ni atentados masivos de por medio, el ataque contra varias posiciones petrolíferas en Arabia Saudí durante el fin de semana ha sido lo suficientemente importante como para revelar la tensión en Oriente Medio. Solo así se explica que la cotización del barril de brent repuntara este lunes un 12 %, hasta los 67 dólares, frente al cierre del viernes.
Todas las miradas se dirigieron a primera hora de la mañana de ests lunes a la primitiva guerra del golfo Pérsico de 1991, porque el repunte que experimentó el petróleo en el inicio de la sesión era del 20 %, el mayor 30 años después de la invasión de Kuwait. El crudo llegaba a alcanzar los 75 dólares por barril, cuando antes del fin de semana cotizaba en el entorno de los 60 dólares.
Tras la explosión bursátil inicial, el precio del petróleo se fue relajando y la subida, aunque todavía importante, se situó finalmente por encima del 10 % que, en cualquier caso, es la mayor que registra este mercado de materias primas desde los días posteriores a los atentados del 11S contra las Torres Gemelas en Nueva York. Todos los análisis hacían prever este tipo de repuntes después del ataque contra dos instalaciones de la petrolera saudí Aramco este sábado mediante drones, lo que ha provocado una caída del 5% en el suministro mundial de crudo.
En juego están unos 5,7 millones de barriles por día, en lo que sería la interrupción más grande que ha existido, superando la que se dio durante la revolución iraní a finales de los años 70.