Ana Julia: «Quiero pedirle perdón a la familia de Gabriel, a la mía y a mi hija»
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La acusación particular y la Fiscalía piden prisión permanente revisable por asesinato con alevosía y ensañamiento
17 sep 2019 . Actualizado a las 21:09 h.«Pido perdón a la familia de Gabriel, a la mía y a mi hija, y a toda España en general por lo que hice, solo espero que Dios me perdone». Con el turno de última palabra de Ana Julia Quezada concluyó la última sesión del juicio por el crimen de Gabriel. Este miércoles se reunirá el jurado popular para conocer el objeto del veredicto sobre el que deberá pronunciarse para determinar la culpabilidad o no de Quezada. Antes, tanto acusación particular como Fiscalía han mantenido sus calificaciones finales y piden prisión permanente revisable por un delito de asesinato, con alevosía y ensañamiento en el caso de la acusación que ejerce la familia. La defensa, aunque mantiene su petición por un homicidio imprudente, introduce como petición subsidiaria un dolo eventual con un menor, elevando la posible pena en este caso de 10 a 15 años de cárcel.
Según el relato de la defensa, más allá de las dudas que haya podido sembrar la acusación particular sobre el carácter cruel y malvado de Quezada y su pasado sospechoso, aludiendo al fallecimiento de su hija en Burgos y de otras exparejas, las pruebas no permiten probar ni el ensañamiento ni la premeditación. Consideró que la acusada tuvo otras oportunidades de acabar con la vida del pequeño Gabriel e incluso de ocultar el cadáver en otro sitio.
El letrado atribuyó su comportamiento en los días siguientes, en los que daba ánimos a la familia, al deseo natural del ser humano de no autoinculparse de un hecho grave y al consumo de medicamentos que la tenían atontada. Por este motivo, rechazó que hubiera intención de humillar a los padres de Gabriel durante esa búsqueda, infligiendo ese daño moral o psicológico. Consideró que desde el momento en que la detienen, Quezada confesó, pero con la versión de que fue un accidente. Asimismo, destacó la autopsia oficial, que habla de que habría empleado una fuerza desproporcionada para asfixiar al niño tapándole la boca con ambas manos, pero no que le propinara una paliza o lo dejara agonizar.
«Cruel y mentirosa»
Más dura se ha mostrado la fiscala. Ha incidido en la personalidad «cruel y mentirosa» de Quezada, de la que su propia hija reniega, según ha recordado. En sus conclusiones finales, asegura que queda acreditada «una inquina y una aversión intensa a este niño, que le lleva a una intencionalidad perversa y consolidada en el tiempo». Y dice que ese 27 de octubre «le vino todo de cara y no iba a dejar pasar esa oportunidad» de quitarse de en medio un obstáculo en su relación sentimental.
«Miente hasta en la detención, cuando tiene las manos llenas de arena, esa personalidad mentirosa se aprecia desde el primer momento». Ha repasado sus intentos de conducir la investigación hacia su expareja, de evitar cualquier seguimiento policial y ha incidido en las versiones de los agentes de que nunca mostró el más mínimo arrepentimiento. Todas sus muestras de aflicción son falsas, ha insistido la fiscala. «Desde el primer momento dice ‘lo he perdido todo, he perdido a Ángel’», pero «no hace referencia al niño al que acaba de matar, a la madre mucho menos».
«Auténtica asesina»
El abogado que representa a la familia, por su parte, ha reiterado su convicción de que Quezada es una «auténtica asesina» que «mató haciendo sufrir al niño». Ha perseverado en que los informes forenses de parte apuntan a que el menor recibió una paliza antes de ser asfixiado. «Desconocemos si el móvil lo es solo económico, o es odio absoluto a la madre», ha justificado el letrado, quien se basó en los hematomas y edemas laterales detectados en el cuerpo del niño.
El abogado ha insistido en que Quezada «es una sociópata auténtica». «Que no les tiemble el pulso, esta mujer no tiene el mismo derecho a respirar el mismo aire que respiramos nosotros, hay que aparatarla de la sociedad, porque va a matar a más niños con toda seguridad, y estoy convencido de que no es el primero al que mata», dice el abogado en alusión a las sospechas sobre la muerte de su primera hija cuando tenía 4 años y se precipitó por una ventana.