Podemos amenaza a Sánchez con un «mandato imposible» si no hay pacto

Francisco Balado Fontenla
Fran Balado MADRID / LA VOZ

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La ministra de Industria, Comercio y Turismo en funciones, Reyes Maroto, y la ministra Portavoz, y de Educación y Formación Profesional en funciones, Isabel Celaá, comparecen ante los medios de comunicación tras la reunión del Consejo de Ministros
La ministra de Industria, Comercio y Turismo en funciones, Reyes Maroto, y la ministra Portavoz, y de Educación y Formación Profesional en funciones, Isabel Celaá, comparecen ante los medios de comunicación tras la reunión del Consejo de Ministros Eduardo Parra | Europa Press

Moncloa desliza que Iglesias ocultó a sus confluencias información sobre el acuerdo

07 sep 2019 . Actualizado a las 09:51 h.

Pedro Sánchez presume de haber propuesto una tercera vía que permita sortear el bloqueo de la investidura consistente en la integración de dirigentes de Podemos en puestos de responsabilidad de la Administración central, aunque fuera del Consejo de Ministros. En la formación morada interpretan esta oferta del PSOE como una vuelta de tuerca, una más, para incrementar la presión sobre Pablo Iglesias y hacerse con el relato. Pero el líder de Podemos ha decidido pasar al contraataque, y responde a la bofetada de la tercera vía sugiriendo que existe un diabólico cuarto camino: votar a Sánchez y, de inmediato, pasar a la oposición, convirtiendo su mandato en una auténtica tortura. Una legislatura imposible, dice. ¿De qué servirían 123 escaños para lidiar con oposición a derecha e izquierda y con el ruido de fondo independentista? De nada.

Este escenario fue dibujado ayer por la diputada Yolanda Díaz, la única gallega presente en la mesa de negociación entre socialistas y los del partido morado, y una de las personas más cercanas a Pablo Iglesias. Cada vez más. En caso de entregar a Pedro Sánchez los «votos gratis», considera «más que probable» que obstaculizarán «extraordinariamente su acción de Gobierno», comentó en RNE.

Sánchez ya empieza a verle las orejas al lobo. En las últimas horas se esfuerza en transmitir que solo se someterá a una nueva votación de investidura si cuenta con el compromiso por escrito de Podemos de abordar conjuntamente desde la Cámara Baja, nunca desde la Moncloa, un programa progresista. «No visualizamos un escenario en el que se pueda llegar a una investidura sin después una colaboración por parte de las fuerzas políticas. Es un rincón oscuro que no merece la ciudadanía española», comentó la portavoz del Gobierno en funciones, Isabel Celaá.

Teniendo en cuenta que la sensación que reina es que los dos partidos ya dan casi por descartado un acuerdo, y que por lo único por lo que amagan es por esa necesidad de controlar el relato para no quedar a ojos del electorado como culpables de una repetición de las generales, el secretario general socialista se vería en un apuro en el caso de que tuviera que explicar por qué habrá unas nuevas elecciones si tiene los votos suficientes para salir investido presidente.

El día después de la reunión en la que el PSOE y Podemos retomaron las negociaciones sirvió para corroborar que todo seguía igual que hasta entonces, y que las casi cinco horas que los equipos permanecieron encerrados en el Congreso debieron de servir hasta para debatir acerca del sexo de los ángeles, pero no para avanzar en la investidura. 

Jugar al «divide y vencerás»

El Gobierno, a través de su ministra portavoz, sugirió incluso que la dirección de Podemos había ocultado información a sus confluencias sobre las negociaciones. «Fue importante que [las confluencias] oyeran de primera voz cuál había sido la secuencia con detalle. Eso siempre es importante. Fue importante que hubiera un equipo negociador por parte de Unidas Podemos más cuantioso y que estuvieran IU y las confluencias. Es importante que todo el mundo tenga toda la información», afirmó. Fuentes de la formación morada acusaron al PSOE de estar intentando forzar el sí de Iglesias en la investidura a través de generar fracturas entre los distintos partidos y plataformas electorales integrados bajo las siglas de UP, una tesis que ganaría peso con las declaraciones de Celaá de este viernes. O así lo interpretan fuentes del grupo confederal. «Es la vieja táctica del divide y vencerás, pero no se dan cuenta de que lo único que provocan es que nos cohesionemos todavía más», argumentan.

Celaá garantiza que los dos líderes se verán la próxima semana «con toda normalidad» 

A pesar de que no existen avances en las negociaciones entre el PSOE y Podemos, la portavoz del Gobierno en funciones, Isabel Celaá, dejó caer este viernes que al final sí habrá encuentro entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. «No les quepa duda de que esto [la reunión de los equipos negociadores del jueves] deparará una reunión entre los dos líderes, con toda normalidad», aseveró. Lo que fue incapaz de concretar fue una fecha, aunque todo apunta a que el mano a mano entre Sánchez e Iglesias será el martes, día en el que el jefe del Ejecutivo en funciones tiene previsto citar, además de al líder de Podemos, al presidente del PP, Pablo Casado, y al de Cs, Albert Rivera, que en su tónica habitual declinará la invitación. 

El PP denuncia una subasta

El que no fallará a la cita será el jefe de la oposición, que volverá a reiterarle su negativa. Nada se ha movido en la postura del PP respecto a la votación de julio de la investidura, sin embargo sí parece haber cambiado el pronóstico respecto al resultado final. Hasta hace un par de días pronosticaban que todo acabaría en un acuerdo, pero ahora auguran que habrá elecciones fruto de la codicia de Iglesias y Sánchez por los sillones. «Están más en una subasta que en llegar a acuerdos por el bien de los españoles», denunció el secretario general de los populares, Teodoro García Egea.

En donde tampoco ven trazas de pacto es en el PNV. Aitor Esteban volvió a recurrir al chiste de dos amigos que van a buscar setas y uno llama la atención del otro al hallar un valioso reloj. Este le pregunta si están a setas o a Rolex. Pues en las negociaciones de PSOE y Podemos «están a Rolex», concluye.