Chivite y Barkos escenifican un traspaso de poderes «cordial» en Navarra bajo el fantasma de Bildu
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«Cordialidad», «normalidad» y «buena disposición». Así describieron la nueva presidenta de Navarra, la socialista María Chivite, y su predecesora en el cargo, Uxue Barkos, de Geroa Bai, la forma en la que ha discurrido el traspaso de poderes en la comunidad, sobre el que planea el fantasma de la abstención de Bildu, que posibilitó la formación de un cuatripartito liderado por los socialistas, junto con Geroa Bai, Podemos e Izquierda-Ezquerra.
Desde Ferraz quisieron quitar este lunes hierro a las ampollas que levantó el apoyo de los aberzales para acceder al Gobierno foral -desde Navarra Suma, coalición que aglutina a UPN, PP y Ciudadanos, lo calificaron de «traición» de los socialistas-, asegurando que la propia Chivite habló con los secretarios generales del PSOE sobre su investidura y que ninguno de ellos está «incómodo» con la situación.
Toda la legislatura por delante
El secretario de Coordinación Territorial de la Ejecutiva socialista, Santos Cerdán, se defendió de las críticas sosteniendo que de lo que están «hartos» los socialistas es de la «utilización» y el «manoseo» que la derecha política y mediática hace de Navarra. También aseguró que Chivite será capaz de aguantar toda la legislatura y que el PSN «no va a desaprovechar esta oportunidad», avanzando que dialogará con todos los partidos, para enfatizar después que no han tenido contacto alguno con Bildu.
Tras reunirse este lunes durante una hora con Barkos para cerrar el traspaso de poderes, Chivite explicó que su intención es dedicar este mes de agosto a organizar los departamentos, «realizar los nombramientos, formar los equipos y ver cómo se cumple el acuerdo de programa» alcanzado entre las cuatro formaciones, para arrancar en septiembre el curso parlamentario con las comparecencias de los consejeros sobre sus proyectos para la legislatura.