La condena del Chapo no tendrá efecto sobre la descomunal violencia en México

ALBERTO PRADILLA MÉXICO / E. LA VOZ

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FRANCOIS PESANT | Europa Press

Actualmente se calcula que existen más de 260 redes delictivas en todo el país

21 jul 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

«La condena no va a tener mayor repercusión. Llevaba tres años sin estar operativo. Primero tenía que sobrevivir, perseguido por otras organizaciones del crimen organizado y por el Estado y, luego, fue detenido y extraditado así que no tomaba parte en las decisiones ejecutivas». Javier Oliva Posadas, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), cree que la condena a cadena perpetua dictada contra Joaquín el Chapo Guzmán Loera no tendrá mayor impacto en el contexto de violencia descomunal que sufre México. El que fue considerado uno de los mayores narcotraficantes del mundo fue sentenciado por un tribunal de Nueva York y pasará toda su vida entre rejas. Sin embargo, organizaciones como la que él mismo lideraba, el cártel de Sinaloa, siguen operativas y a pleno rendimiento.

En los años 90 del siglo pasado, los grupos criminales que operaban en México estaban más concentrados. La mayor parte del negocio estaba en manos de cuatro estructuras: Sinaloa, Golfo, Juárez y Tijuana. La denominada «guerra contra el narcotráfico», abierta por el presidente Felipe Calderón en el 2006, ahogó el país en sangre. Desde entonces, más de 200.000 muertos y 50.000 desaparecidos. También una fragmentación de los grupos criminales.

Actualmente, según Oliva Posadas, se calcula que existen más de 260 redes delictivas. Eso sin contar con las pandillas que operan asociadas. Solo del cartel de Sinaloa, la estructura que Guzmán Loera lideró junto a Ismael Mayo Zambada, surgieron estructuras asentadas como el cártel de los hermanos Beltrán Leyva o el cartel Jalisco Nueva Generación, que es quien ha experimentado un mayor auge en los últimos años.

Según apunta Oliva Posadas, la principal incógnita que se abre ahora en la organización que lidera Mayo Zambada es saber si sus hijos, Iván Archivaldo y Jesús Alfredo Guzmán Salazar, romperán con la organización que lideraba su padre. Ambos, conocidos como los chapitos, mantuvieron una dura pugna con quien fue uno de los socios más cercanos del Chapo, Dámaso López Núñez, conocido como El Licenciado.

No parece tampoco que la cadena perpetua a uno de los grandes capos de la droga vaya a disuadir a otras figuras. En las redes de narcotráfico, a rey muerto, rey puesto. Además, como explica Alejandro Hope, analista en temas de seguridad, si el Chapo ejemplifica el caso de cómo la carrera delictiva termina en una cárcel de máxima seguridad en Estados Unidos, su antiguo compadre, el Mayo Zambada, sigue al mando de la organización a sus 70 años, disfrutando de los beneficios de una vida dedicada al crimen

La situación empeora

Desde que Guzmán Loera fue arrestado por tercera vez en el 2016 y extraditado a Estados Unidos dos años después, la situación en México no ha hecho sino empeorar. 2018 cerró como el más violento de la historia, con más de 34.000 homicidios. Este inicio de año, el primero del mandato de Andrés Manuel López Obrador, lleva camino de batir todos los récords anteriores. «La fragmentación de las organizaciones explica este incremento de la violencia», dice Oliva Posadas.

Ahora, grupos como el cártel Jalisco Nueva Generación ya no se dedican solo al tráfico de drogas, sino que han diversificado sus «negocios» a la extorsión, las armas, el tráfico de personas o el secuestro. Esto no ocurre con Sinaloa, que sigue dedicada casi en exclusiva a la producción y transporte de estupefacientes.

Lisa Sánchez, directora general de México Unido contra la Delincuencia, cree que los liderazgos ya se habían recompuesto. «Si se produce algún cambio, será por el cambio en el modelo de negocio», explica. Según relata, el narco lleva tiempo sustituyendo los cultivos de amapola (para los opiáceos) y marihuana por opiáceos sintéticos cuyos componentes pasan legalmente por la aduana y son procesados ya en México.

Encontrar la gran fortuna del exlíder del cártel de Sinaloa es un reto binacional

Después de que la justicia estadounidense condenara a cadena perpetua al capo mexicano Joaquín «el Chapo» Guzmán, surgen dos interrogantes: ¿dónde está y a qué país pertenece su gran fortuna? Según expertos consultados por Efe, el proceso será largo porque no hay muchos indicios del paradero del dinero y de dónde se encuentran los 12.666 millones de dólares que el juez que condenó al exlíder del cártel de Sinaloa le pide como compensación por traficar toneladas de drogas hacia Estados Unidos.

La Fiscalía estadounidense calculó que esta ingente cantidad corresponde al trafico de 528.276 kilos de cocaína, 202 kilos de heroína y 423.000 kilos de marihuana. Según indicaron los expertos, una vez hallada la fortuna, tocará decidir quién se queda con la mayor parte del botín: México o Estados Unidos.

El presidente Andrés Manuel López Obrador apuntó que «los bienes le corresponden a México legalmente y se va a revisar el asunto». En cambio, el profesor e investigador en la Escuela de Ciencias Sociales y Gobierno del Tecnológico de Monterrey, Juan Carlos Montero, señaló que «el dinero será de quien lo encuentre primero». «Y también dependerá de las instituciones en las que se haya depositado ese recurso», agregó.

En esto último coincidió Javier Oliva, profesor investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien también apuntó que cómo se reparta la fortuna «dependerá de dónde esté radicado ese dinero». Añadió que «no va a ser nada fácil encontrar quiénes son los dueños del dinero y cómo se ha invertido».

Montero señaló que si el dinero «está en instituciones bancarias, va a ser en Islas Caimán o Panamá, este tipo de paraísos fiscales». Pero indagar en dichos lugares no va a ser nada fácil.