Iglesias claudica y Sánchez cede al aceptar a ministros del núcleo duro de Podemos

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID | LA VOZ

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Exige una presencia proporcional, lo que supondría ocupar un tercio de las carteras

20 jul 2019 . Actualizado a las 08:41 h.

«No debo ser la excusa del PSOE para que no haya un Gobierno de coalición de izquierdas». El líder de Podemos, Pablo Iglesias, dio ayer un giro radical en su estrategia de negociación con Pedro Sánchez al renunciar a lo que el propio líder del PSOE calificaba como el único «escollo»: su presencia en el Ejecutivo.

Horas después de que los socialistas anunciaran que estaban abiertos a incorporar a cualquier dirigente «representativo» de Podemos y sus confluencias con la excepción de Iglesias, el líder morado se plegó a las exigencias de Sánchez y publicó un mensaje en el que afirmaba que «estar o no en el Consejo de Ministros no será un problema siempre y cuando no haya más vetos y la presencia de Unidas Podemos en el Gobierno sea proporcional a los votos».

Desde el Gobierno se contestó que Sánchez escuchará las propuestas que le haga Iglesias sin «vetos ni imposiciones» y que las conversaciones deben empezar «por los contenidos», pero en Podemos indican que los nombres los elegirán ellos. La presencia proporcional indicaría que Iglesias podría nombrar a un tercio de los ministros, dado que en las elecciones obtuvo 3.723.929 votos y 42 escaños y el PSOE 7.480.755 votos y 123 diputados.

Entre las carteras a las que aspira están las de Hacienda, Cultura, Medio Ambiente, Memoria Histórica y Asuntos Sociales, que llevaría aparejada una vicepresidencia tercera que asumiría Irene Montero, además de controlar organismos reguladores. Otros nombres que suenan como ministros son Pablo Echenique y la gallega Yolanda Díaz.

El giro de los acontecimientos acerca la posibilidad de que Sánchez sea investido presidente del Gobierno en segunda votación, en la que bastan más síes que noes, aunque le queda aún por lograr el voto favorable del PNV y la abstención de ERC, que lleva aparejada la de Bildu. Cuenta ya con el voto afirmativo del PRC de Revilla y de Compromís. Con esos 173 votos a favor y la abstención de ERC Sánchez tendría garantizada la investidura.

Tras una semana de máxima tensión, en la que Iglesias llegó a calificar de «idiotez» la propuesta de Sánchez de que él y otros dirigentes de su partido quedaran excluidos de la posibilidad de ser ministros, y de que el líder socialista calificara de «mascarada» la consulta a las bases organizada por Podemos, ayer el escenario dio un vuelco.

 

La portavoz del Ejecutivo, Isabel Celaá, anunció por la mañana que el único escollo insalvable era la presencia de Iglesias y que nadie más estaba excluido. «Pedían un gobierno de coalición y el presidente Sánchez ofrece gobierno de coalición», señaló, aunque para justificar las reticencias de Sánchez a contar con Iglesias en su Ejecutivo precisó que «no es lo mismo que en el interior de un Gobierno se produzca una discrepancia legítima con miembros de otra fuerza política representativa que con el líder de esa fuerza».

 Pese a que la propia pareja del secretario general y portavoz en el Congreso, Irene Montero, respondió que «el veto a Iglesias es un veto que se extiende a Unidas Podemos», con lo que parecía rechazar la propuesta, Iglesias rectificó y comunicó a Sánchez su decisión de renunciar al Gobierno y su voluntad de «negociar ya un gobierno de coalición de izquierdas» y «un acuerdo integral», con programa y equipos, «para sacar adelante la investidura la semana que viene».