La relación entre Sánchez e Iglesias no atraviesa su mejor momento. A la espera de su nuevo encuentro del martes en el Congreso, enmarcado en la ronda de contactos impulsada por el presidente del Gobierno en funciones de cara a allanar su investidura, los máximos dirigentes del PSOE y de Podemos se intercambian mensajes a través de la prensa y otros canales menos ortodoxos con la intención de presionar y ablandar al otro. Iglesias publicó una tribuna en el diario La Vanguardia con la propuesta de que Sánchez se presente a la votación de investidura de julio con un proyecto de Gobierno de coalición con Podemos que, de fracasar, rebajaría sus pretensiones para entrar en el Consejo de Ministros. Sánchez soltó un bofetón con el último barómetro del CIS, organismo presidido por un alto cargo del PSOE, en el que se apuntaba a un hundimiento de Podemos en caso de repetición electoral. El jefe del Ejecutivo acudió el jueves por la noche a los platós de Telecinco para oficializar su oferta a Iglesias: un par de ministros «independientes» propuestos por Podemos y bendecidos por el PSOE, pero nadie con el carné de la formación morada dentro del Gabinete.
Ayer llegó la respuesta. Podemos no está dispuesto a renunciar a la cuota que, creen, les corresponde conforme a su número de diputados en la Cámara Baja. Su portavoz parlamentaria, Irene Montero, afirmó con cierta ironía que en su partido todos son «independientes del Ibex 35 y de los poderosos», dijo, tratando de marcar distancias con los socialistas. Dentro del apartado de los poderosos mencionó al presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, que se posicionó a favor de una repetición de las elecciones si su resultado aportase una mayor estabilidad política al país.
Rechazo a los vetos
La número dos de Podemos afirmó que el martes al mediodía se presentarán en la reunión con Sánchez con la intención de explicar al candidato que ellos no pondrán ningún «veto» a los ministros propuestos por el PSOE (recientemente se especuló que Ferraz estaba amenazando con el nombramiento de Manuela Carmena o Íñigo Errejón para que se hagan cargo de alguna cartera), por lo que entienden que los socialistas tampoco deberían rechazar ninguna de las personas designadas por Podemos.
Pablo Iglesias confiaba este jueves en que finalmente habrá bipartito. Montero insistió ayer en la misma tesis, confiando en que cuando Sánchez se percate de que ni PP ni Cs van a abstenerse en la votación de investidura, la única opción que tiene para ser reelegido presidente es contar con su apoyo. Por ello, se declaró «optimista» para que las negociaciones acaben llegando a buen puerto, «aunque sea en septiembre», aseguró en rueda de prensa en el Congreso tras la reunión de la mesa de Podemos.
De manera oficial, ni en el PSOE ni en Podemos se muestran partidarios de una repetición electoral, pero lo cierto es que en las dos formaciones ya están preparando el relato para culparse mutuamente por si volviesen las urnas en otoño.
Aun en caso de que socialistas y morados lleguen a un acuerdo, será insuficiente sin una abstengan de los independentistas catalanes o de Bildu. Sin embargo, la portavoz del Gobierno en funciones, Isabel Celaá, cree que esto no los convierte en dependientes. «Nadie dijo que una abstención de ERC sea depender de ERC. Las fuerzas políticas hacen con sus votos lo que les parece. Depender es una cosa y que voten es otra muy diferente», dijo.