China se afianza en Latinoamérica

Héctor Estepa
hÉCTOR ESTEPA BOGOTÁ / E. LA VOZ

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El presidente venezolano, Nicolás Maduro, saluda al director general del Departamento de Asuntos de América Latina y el Caribe de China, Zhao Bentang
El presidente venezolano, Nicolás Maduro, saluda al director general del Departamento de Asuntos de América Latina y el Caribe de China, Zhao Bentang

Pekín aumenta su influencia en el continente, en detrimento de Estados Unidos

24 jun 2019 . Actualizado a las 07:58 h.

El elefante asiático entró en la región, a principios de siglo, despacio, sin hacer ruido. Un gigante silencioso. Ahora China es el principal socio comercial de Brasil y Chile y su volumen de negocio bilateral con los países latinoamericanos supera los 300.000 millones de dólares anuales.

«La región, en la actualidad, y por primera vez después de la grave crisis de los misiles en Cuba de 1962, se encuentra en el centro de intereses geopolíticos contrapuestos. El concepto de hemisferio occidental, que durante muchas décadas sirvió a los intereses de Estados Unidos, está siendo cuestionado», comenta a La Voz Wolf Grabendorff, historiador de la Universidad Andina Simón Bolívar de Ecuador.

China ha entrado en América Latina a través de los negocios. En el año 2001, su participación en el comercio de la región era tan solo del 2 %. En el 2016 ya suponía el 14 %, convirtiéndose en el segundo socio comercial de la región tras superar a la Unión Europea. EE.UU., en cambio, ha visto cómo su influencia se ha reducido del 50 % al 39 % en ese mismo período.

Acuerdos estratégicos

El gigante asiático ha firmado en los últimos años «acuerdos de asociación estratégica» con Argentina, Brasil, Chile, Ecuador, México, Perú y Venezuela.

China no solo vende y compra productos en Latinoamérica. Se ha erigido también en un potente inversor y es la principal fuente de financiamiento de proyectos de desarrollo en la región, llegando a superar a organismos como el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo.

«América Latina va a ser cada vez más importante para Pekín, especialmente en lo que respecta a las cadenas de suministros, ya que busca autarquía con respecto a EE.UU.», comenta Tom Harper, investigador de la Universidad de Surrey.

A diferencia de EE.UU., el gigante asiático no tiene un pasado en la región que genere recelos EE.UU. sigue siendo el principal socio comercial de la mayoría de los países latinoamericanos. No contaba con tantos Gobiernos afines ideológicamente en la región desde hacía al menos dos décadas. Es, sin duda, el país de referencia. Pero China sigue su avance. Parte de los analistas creen que la «política dura» de la Administración Trump con respecto a sus vecinos podría estar jugando en su contra.

Washington supedita parte de su cooperación económica a las decisiones políticas de sus socios. Como muestra, el arancel general del 5 % sobre los productos mexicanos con el que el presidente Trump ha amenazado este mes, en castigo a la inmigración llegada desde el país latinoamericano.

China, en cambio, no ejerce ese tipo de presiones políticas. No intenta imponer de forma categórica su sistema político o social en la región, algo que, según parte de los expertos, juega a su favor. Además, no tiene un pasado en Latinoamérica. Su historial, para la gran mayoría de los ciudadanos, está limpio.

Contrapeso para negociar

«China se está convirtiendo en parte del paisaje económico de América Latina, y eso va a fortalecer la capacidad de negociación de los países de la región en sus negociaciones con EE.UU., ya que podrán jugar la carta china», interpreta Harper.

El gigante asiático ha dado, además, importantes pasos diplomáticos. Pekín consiguió que Panamá rompiese relaciones con Taiwán y reconociese al Gobierno de la República Popular China a mediados del 2017, un movimiento criticado por Washington en un país clave para la geopolítica mundial.

«La respuesta de EE.UU. contra la influencia china en América Latina ha sido muy hostil. Eso marca un punto y aparte con respecto a la época en la que era indiferente a la región. En los ojos de Washington, los movimientos de Pekín han violado la Doctrina Monroe, y pueden potencialmente desafiar a los EE.UU. en lo que ha sido percibido como esfera de influencia estadounidense», comenta Harper.

El experto destaca, además, el gran interés chino en el sistema petrolero venezolano. «Es importante señalar que Venezuela ha vendido petróleo a China en yuanes. Eso ha hecho que se hable de la emergencia de un petroyuan que podría desafiar la hegemonía del dólar», explicó.

Entre las dos potencias mundiales se intentan mover Rusia y la Unión Europea. Alemania ha propuesto esta semana estrechar las relaciones económicas y políticas con América Latina ante las dudas que generan en la región el resto de actores.