En su pulso con Irán, el Pentágono envía 1.500 soldados, misiles Patriot y una docena de aviones combate a sus bases en Oriente Medio
26 may 2019 . Actualizado a las 10:40 h.Donald Trump aterrizó el sábado en Japón para comenzar una visita de Estado de cuatro días en la que buscará limar diferencias comerciales con Tokio y analizar temas como el paralizado diálogo con Corea del Norte y las tensiones entre EE.UU. e Irán. Antes de subir al Air Force One, Trump elevó un grado más el enfrentamiento con Teherán con su orden de enviar unos 1.500 militares adicionales a Oriente Medio y la venta de armas por valor de 8.100 millones de dólares a Arabia Saudí, los Emiratos Árabes Unidos y Jordania. Trump utilizó un resquicio legal para esquivar al Congreso (cada vez más descontento con la actitud del reino saudí) y aprobar, sin su autorización, la venta de armamento.
El argumento utilizado para las dos decisiones es la amenaza que, según Washington, representa Irán. En cuanto a la venta de armas, el jefe de la diplomacia, Mike Pompeo, adujo a la emergencia de «desalentar una agresión iraní». El secretario de Defensa, Patrick Shanahan, ahondó en el mismo argumento para justificar el despliegue militar: «Salvaguardar a las tropas estadounidenses dada la constante amenaza que presentan las fuerzas iraníes, incluidos los Guardianes de la Revolución», que hace poco incluyó en su lista de grupos terroristas.
«Vamos a enviar a un número de tropas relativamente pequeño» de «gente con mucho talento», dijo Trump a los periodistas antes de despegar rumbo a Japón. Apenas un día antes había afirmado que no consideraba necesario el refuerzo militar. En un principio los medios llegaron a barajar que el Pentágono iba a desplegar entre los 5.000 y 10.000 soldados, pero Shanahan negó esos números. El despliegue «consistirá en un batallón [del sistema de misiles antimisil] Patriot; más aeronaves de inteligencia y vigilancia; ingeniería para proporcionar mejoras de la protección de las tropas en toda la región; y un escuadrón de aeronaves de combate para aumentar el efecto disuasorio» de la maquinaria aérea de EE.UU., explicó el jefe del Pentágono.
Seísmo en Tokio
Una hora antes del aterrizaje de Trump en el aeropuerto de Haneda, un seísmo de 5,1 se sintió con fuerza en Tokio, aunque no dejó ni víctimas ni daños materiales graves. El epicentro se situó en Mobara, próxima al campo donde se espera que este domingo el presidente de EE.UU. juegue golf con el primer ministro japonés, Shinzo Abe.
El viaje está hecho a la medida del ego de Trump, así será el primer líder extranjero en reunirse con el nuevo emperador Naruhito. Pero, tras la pompa de la casa imperial, tendrá que lidiar con los problemas que le enfrenta a Japón. Quiere incrementar las inversiones de Japón en EE.UU. y eliminar las barreras a las exportaciones estadounidenses para equilibrar la balanza comercial. Tokio le pedirá que pague más por su presencia militar en el país del sol naciente.
Todo en medio del parón en las negociaciones con Kim Jong-un y las declaraciones del asesor de Seguridad Nacional, John Bolton, reconociendo que Corea del Norte había violado las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU al probar misiles balísticos.