La lucha entre Estados Unidos y China por el control del 5G está detrás del boicot a Huawei. La compañía china tiene recursos para hacer frente al conflicto pero otros fabricantes, incluidos algunos del país asiático, podrían salir muy beneficiados
30 may 2019 . Actualizado a las 12:18 h.El anuncio de Google de vetar a Huawei ha revolucionado el panorama tecnológico y sembrado dudas entre los millones de usuarios que utilizan dispositivos de Huawei. Pero las implicaciones de esta guerra digital (sin fuego real pero que puede causar cuantiosos daños económicos) entre Estados Unidos y China van más allá de smartphones y tabletas y se extienden a la nueva tecnología del 5G que está a punto de desembarcar en todo el mundo. Esta son las claves del conflicto:
¿Qué supone la decisión de Google?
Significa que los dispositivos ya existentes de Huawei dejarán de recibir actualizaciones del sistema operativo Android, y los que lance la compañía china a partir de ahora no incluirían la tienda de aplicaciones Play Store, ni apps propias de Google como Gmail, Maps, YouTube o el navegador Chrome. Tampoco recibirán (ni los antiguos, ni los nuevos dispositivos) soporte por parte de Google para problemas técnicos relacionados con Android.
¿Los usuarios de Huawei no podrán usar los servicios de Google?
Quienes tengan actualmente un móvil o una tableta de Huawei podrán seguir accediendo a la Play Store y utilizando las aplicaciones de Google, ya que esos dispositivos tienen el certificado de Android (los fabricantes pagan 0,75 dólares por cada terminal que recibe la licencia). En el futuro, los usuarios de Huawei tendrían que recurrir a las versiones web de los servicios de Google para poder acceder a ellos: cualquiera puede entrar en su cuenta de Gmail o en YouTube a través de un navegador.
¿Puede funcionar la Play Store con el código abierto de Android?
No, la Play Store (con más de un millón de aplicaciones, la mayor colección de libros electrónicos del mundo, millones de canciones y miles de películas) forma parte de los Google Mobile Services. Otra cosa es el Proyecto de Código Libre de Android (AOSP), que proporciona funciones comunes básicas para los dispositivos, como las llamadas o el cliente de correo electrónico, y eso seguiría funcionando.
¿Va a crear Huawei su propio sistema operativo y tienda de aplicaciones?
Ya lo ha hecho. El presidente de la compañía, Richard Yu, anunció en marzo pasado que tienen un software propio, Kirin OS, listo y disponible para ser utilizado cuando sea necesario. Serviría además tanto para móviles como para ordenadores, en caso de que el boicot de Google se extendiera también a Microsoft y Windows 10 (el sistema operativo que utilizan los portátiles de Huawei). Respecto a la tienda de aplicaciones, Huawei lanzó el año pasado AppGallery, que incluye apps populares como Facebook o Instagram, además de miles de apps de educación, productividad, comunicación, fotografía, viajes, compras, libros y juegos.
¿Pueden unirse al boicot otras compañías y aplicaciones?
Por supuesto. Los desarrolladores de aplicaciones como Facebook, WhatsApp, Twitter o Instagram podrían lanzar actualizaciones que incluyan requisitos que dejen en fuera de juego los dispositivos de Huawei. Normalmente estas apps se quedan obsoletas al cabo de varios años de actualizaciones de Android, pero eso no sería un problema porque el ciclo de renovación de los teléfonos inteligentes es menor, oscilando entre dos y tres años (es mayor en las tabletas).
¿Qué otros componentes de fabricación norteamericana llevan los productos de Huawei?
El procesador principal o CPU de los dispositivos móviles de Huawei está desarrollado por ellos (el chip Kirin, cuyas versiones más avanzadas incluyen capacidades de inteligencia artificial). Pero el hardware de un móvil incluye otros procesadores como la GPU (graphic processor unit), memorias, baterías, unidades de almacenamiento… Compañías como Qualcomm (chips), Micron Technology (semiconductores) y Western Digital (discos duros), todas estadounidenses, podrían unirse al boicot. También Intel, la plataforma con la que funcionan los portátiles de la firma china.
¿Puede perjudicar a Google su decisión? ¿Y a otras compañías que fabrican en China?
La imagen de Google como un Gran Hermano mundial puede verse acentuada. Paradójicamente, su decisión la sitúa como brazo ejecutor del Gobierno de Estados Unidos, que es una de las acusaciones que Washington hace a Huawei (dice que actúa según los dictados de Pekín). Muchos usuarios se darán cuenta ahora de la excesiva dependencia de los servicios de Google y podrían buscar alternativas. Las compañías tecnológicas estadounidenses que fabrican en China podrían tener que hacer frente a aranceles extras o incluso ser vetadas, y deberían trasladar su producción a otros países con mano de obra barata (Asia, Sudamérica o la antigua Europa del Este).
¿Puede beneficiar a otras compañías chinas?
Samsung aparece como la principal beneficiada de la guerra entre EE.UU. y China. La firma coreana (20 % del mercado) llevaba camino de perder el título de mayor fabricante de smartphones del mundo frente a Huawei (16 %). Richard Yu, en una entrevista con La Voz de Galicia, calculaba que sobrepasarían a su rival a finales del 2020. Pero otros fabricantes del país asiático, como Xiaomi, Oppo y Vivo, actualmente cuarto, quinto y sexto fabricantes mundiales, podrían ocupar la posición de la compañía de Shenzhen. OnePlus (una escisión de Oppo), la también coreana LG y la chino-norteamericana Lenovo también están muy bien situadas.
¿De qué acusa EE.UU. a Huawei?
Considera a Huawei una amenaza para la seguridad nacional por sus vínculos con el Gobierno chino (fue fundada en 1987 por Ren Zhengfei, un antiguo oficial del Ejército Popular de Liberación), y asegura que introduce en sus equipos de telecomunicaciones dispositivos de espionaje. En diciembre pasado ordenó el arresto de la directora financiera de Huawei, Wanzhou Meng, que se encontraba de viaje en Canadá, bajo la acusación de haber violado las sanciones impuestas por Washington contra Irán.
¿Es solo una guerra tecnológica?
No, se enmarca en la batalla comercial que libran actualmente EE.UU. y China y que debe entenderse como un enfrentamiento por la supremacía mundial. En la era del Internet de las Cosas o el coche autónomo, la tecnología 5G (empezará a implantarse el próximo año, aunque ya se comercializan dispositivos con esta capacidad) es clave y Huawei lidera este apartado. Washington está presionando a sus socios occidentales para que rompan sus acuerdos con la firma de Shenzhen y los más próximos (Australia, Canadá) se han plegado a la política de Trump; pero el Reino Unido y los países europeos son reticentes. Curiosamente, una de las beneficiadas por el boicot a Huawei sería Nokia, que tras la compra de Alcatel es uno de los mayores fabricantes de equipos de telecomunicaciones del planeta. Pero también Ericsson, LG, Qualcomm, Intel y HP están bien situadas en la carrera por dominar el 5G.
¿Cómo acabará?
A pesar del revuelo, puede ocurrir que Trump no gane la reelección a la Casa Blanca y la política de Washington se suavice. También es posible que Huawei llegue a un acuerdo con el Gobierno estadounidense, mostrando mayor transparencia y dando garantías de que no utilizará sus productos como una plataforma de actividades contrarias a los intereses de EE.UU. Algo así así ocurrió hace dos años con ZTE, otro de los dragones tecnológicos de Shenzhen, que fue acusado de violar el embargo a Irán y Corea del Norte; ZTE sufrió un bloqueo que le impidió comprar tecnología estadounidense, pero pagó una primera multa de 1.200 millones y acaba de anunciar la creación de laboratorios de ciberseguridad por todo el mundo (una forma de blanquear su imagen).
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