Cree que la debilidad del Gobierno impide que cualquier pacto pueda ser avalado en Westminster por los conservadores
18 may 2019 . Actualizado a las 08:20 h.El líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, dio por agotada la negociación del acuerdo del brexit con la primera ministra, Theresa May. Los contactos empezaron en abril y llegaron «todo lo lejos que podían ir», según aseguró el líder de la oposición en una carta abierta dirigida a May.
Las diferencias entre los dos líderes fueron imposibles de conciliar y el bloqueo de la crisis del brexit continúa. Para Corbyn, la «debilidad e inestabilidad» del Gobierno de May hace imposible que lo que se acuerde entre ambos partidos vaya luego a ser avalado en Westminster por los diputados conservadores, cuyo frente más euroescéptico no quiere ni oír hablar de unión aduanera permanente o alineación al mercado único.
El líder laborista añade que las dos partes no han «podido tender puentes» para salvar sus diferencias políticas y lamenta la falta de una cláusula que asegure por escrito que el sucesor de la primera ministra respete lo acordado entre ambas formaciones.
Sin embargo, la postura defendida por May en un acto de las elecciones europeas celebrado en Bristol fue otra bien distinta. La premier señaló que la falta de una «posición común» dentro del laborismo sobre la celebración de un nuevo referendo había dificultado las conversaciones. El portavoz de la líder conservadora reconoció que «estaba claro para el Gobierno que las conversaciones no iban a llegar a una conclusión exitosa».
May prometió establecer un calendario para salir de Downing Street tras la nueva votación en la Cámara de los Comunes sobre su Proyecto de Ley de Acuerdo de Retirada de la UE, que tendrá lugar en la semana del 3 de junio, tras la celebración de las elecciones europeas.
Prórroga hasta octubre
La salida del Reino Unido de la UE debía haber tenido lugar el 29 de marzo, pero después de que los diputados rechazaran el acuerdo que May había negociado en tres veces ocasiones, Bruselas otorgó una extensión a Londres hasta el 31 de octubre.
En un intento desesperado de arreglo, May abrió negociaciones entre conservadores y laboristas para ver si las partes podrían llegar a un acuerdo, lo que la convirtió en objeto de fuertes críticas del sector más euroescéptico de los tories, muy dividido entre los que quieren un brexit duro, apoyar su acuerdo o lograr una mejora de la negociación.