Un total de 36,8 millones de ciudadanos, de ellos 2.699.050 gallegos, están llamados a las urnas para buscar una fórmula estable de Gobierno en un escenario de máxima fragmentación parlamentaria
28 abr 2019 . Actualizado a las 12:14 h.Un total de 36,8 millones de españoles están llamados hoy a las urnas para decidir quién gobernará durante los próximos cuatro años, en unas elecciones que se presentan como las más inciertas de la democracia. De ellos, 34,8 millones son residentes en España, mientras que algo más de dos millones viven en el extranjero. En Galicia, las cuatro circunscripciones suman 2.699.050 personas con derecho a voto. De los 458.180 gallegos que residen fuera de España, solo 22.228 han solicitado ejercer el sufragio. Los colegios electorales abren a las 9.00 horas y cierran a las 20.00 para designar a 350 diputados y 208 senadores. Si hace cuatro años la irrupción de dos partidos como Podemos y Ciudadanos acabó con el modelo bipartidista, la previsible entrada de un quinto actor como Vox y el alto porcentaje de indecisos, cifrado en algo más de seis millones de personas a 24 horas de los comicios, complica aún más la predicción, porque pequeñas variaciones pueden originar grandes diferencias en el reparto de escaños. Las principales incógnitas son si el PP, Ciudadanos y Vox lograrán la mayoría, lo que daría lugar casi con seguridad a una alianza de gobierno, y si el PSOE y Unidas Podemos sumarán junto al PNV sin depender de los independentistas.
PSOE
Tres opciones para Sánchez de distinta complejidad El 2 de junio del 2018 Pedro Sánchez se convertía en el primer presidente del Gobierno de la democracia que accedía al cargo por medio de una moción de censura. El vuelco, que tuvo como consecuencia el abandono de la política del expresidente Mariano Rajoy, ha permitido a Sánchez gobernar durante ocho meses con tan solo 84 diputados y remontar en las encuestas, hasta el punto de que todos los sondeos le dan como ganador en estas elecciones. Pero el reto al que se enfrenta no es ganar, sino gobernar. Ninguna encuesta le garantiza ese resultado, pero sus opciones pasan en primer lugar por un acuerdo con Unidas Podemos, que ya ha expresado su disposición a formar un Ejecutivo de coalición, aunque la preferencia de Sánchez es pactar con el partido morado pero gobernar en solitario. Si entre ambos no sumaran los 176 escaños requeridos, sería imprescindible añadir a la fórmula el voto a favor del PNV y de Compromís, si obtiene representación. Y, si aun así no llegaran a la mayoría absoluta, se abriría una opción más compleja que requeriría del apoyo, o al menos la abstención, de los independentistas de ERC y Junts per Catalunya. Una fórmula que, además de complicada por las previsibles exigencias de los catalanes, daría lugar a un Ejecutivo mucho más inestable. La otra opción, la de un pacto con Ciudadanos, que conformaría un ejecutivo más centrista, ha sido taxativamente descartada por el líder naranja, Albert Rivera, al margen de que podrían no sumar tampoco entre ambos.
PP
Casado se lo juega todo a poder gobernar con C’s y Vox. El cambio de liderazgo en el PP coincide con una fuerte división en el espectro de la derecha -en el que hasta el 2015 los populares habían sido casi hegemónicos-, entre tres partidos: PP, Ciudadanos y Vox. Aunque los sondeos indican que mantendrá la segunda plaza, Casado tiene prácticamente asegurado uno de los peores resultados del PP. Pero, al igual que ocurrió en Andalucía, la paradoja es que ese previsible descenso podría traducirse en un éxito rotundo si consigue gobernar sumando mayoría con Ciudadanos y Vox. Casado da por hecho ese acuerdo si dan los números y ni siquiera descarta que se forme un Ejecutivo tripartito, como carteras repartidas entre las tres formaciones en función de sus resultados. Fuera de esa fórmula a tres, no hay opciones para el PP, porque ningún otro partido está dispuesto a entrar en una quiniela en la que figure Vox.
Unidas Podemos
Iglesias aspira a ser socio minoritario. Iglesias ha moderado sus expectativas y ya no se plantea el sorpasso al PSOE. Las aspiraciones del líder morado, al que los sondeos auguran una caída en número de escaños, pasan por ser decisivo en la formación de un Gobierno del PSOE y entrar en el Ejecutivo. De no conseguirlo, su liderazgo en Podemos se vería comprometido. Iglesias ha moderado sus planteamientos con el objetivo de arrebatar a Sánchez el voto más izquierdista, alentando la hipótesis de que, si Podemos no obtiene un buen resultado, el PSOE acabará pactando con Ciudadanos.
Ciudadanos
Rivera: Gobernar con el PP y disputarle el liderazgo. Albert Rivera tomó la decisión de que en ningún caso pactará con el PSOE, lo que reduce sus opciones de formar Gobierno a un acuerdo con el PP. Al contario que los populares, no contempla pactar con Vox, más allá de aceptar sus votos en la investidura, tanto si es la de Casado como la suya. Los sondeos le auguran un ascenso, aunque más moderado del que se presumía tras su victoria en las elecciones catalanas. Rivera ya no aspira solo a ser bisagra, sino a arrebatar al PP el liderazgo del centroderecha, algo que, de conseguir, sería para los suyos un rotundo éxito, tanto si logra gobernar como si se convierte en líder de la oposición.
Vox
Abascal: condicionar un Gobierno de la derecha. Santiago Abascal ha ignorado durante la campaña a los medios tradicionales, al estilo de Donal Trump. Su aspiración es condicionar un Gobierno del PP y de Ciudadanos. Ese pacto, si dieran los números, se complicaría si Vox diera la sorpresa y superara al partido naranja. Si la derecha no suma para gobernar, su objetivo es desgastar al PP y Ciudadanos en el Parlamento haciendo una oposición más dura a un hipotético Gobierno de Sánchez.