Cataluña y los pactos calientan el debate

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Ricardo Rubio | Europa Press

Sánchez sale vivo del ataque frontal que le plantean Casado y Rivera, aunque no aclara si está dispuesto a pactar con los secesionistas, mientras Iglesias le ofrece un Gobierno de coalición

23 abr 2019 . Actualizado a las 11:23 h.

Los más de ocho millones de españoles que aún se muestran indecisos tienen hoy más argumentos para despejar sus dudas. Fue un debate vibrante marcado por la crisis independentista en Cataluña, aunque no despejó la principal incógnita: si Pedro Sánchez está dispuesto o no a pactar con los secesionistas para formar Gobierno. Ninguno de los candidatos puede adjudicarse la victoria en un enfrentamiento tenso por momentos y muy bien dirigido por el moderador, el gallego Xabier Fortes. A la espera del partido de vuelta que se celebrará hoy, todo continúa abierto.

El líder socialista, quien más arriesgaba por su condición de presidente y favorito en las encuestas, aplicó su manual de resistencia y salió vivo a pesar de que el líder popular, Pablo Casado, que se lanzó en busca de un KO que no llegó, y el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, trataron de acorralarlo acusándolo de haber pactado con los independentistas. Aunque bajó al barro en ocasiones -«va a haber que ponerle un detector de verdades», le dijo a Casado- Sánchez adoptó una pose de estadista, defendiendo las medidas aprobadas en sus nueve meses de Gobierno.

Pese a la ausencia del líder de Vox, su principal argumento fue encuadrar al PP y a Ciudadanos en un único bloque, el del «el trío de Colón» junto al partido de Santiago Abascal. En esa estrategia, llegó a contestarles a un tiempo a Casado y Rivera, acusando a ambos de «mentir» reiteradamente. Y advirtió de que si logran gobernar como en Andalucía «la ultraderecha estará a los mandos». Pero Sánchez se cebó especialmente con el PP para no cerrar la puerta a un pacto con Ciudadanos. Llegó a definir la sede popular como un «gran bazar de la corrupción» y reprochó a Rivera que, sin embargo, ponga un «cordón sanitario» al PSOE.

Casado, más contenido

Casado, más contenido que durante la campaña, trató sin éxito de convertir el debate en un cara a cara con Sánchez, obviando tanto a Rivera como a Iglesias para reivindicarse como única alternativa al Gobierno socialista. Insistió en reclamar al líder del PSOE que aclare si indultará o no a los líderes del procés si son condenados. Algo que Sánchez rechazó aclarar afirmando que no pude hablarse de indultos cuando no hay sentencia. Un argumento en el que Iglesias le secundó. «Le hemos pillado negociando la autodeterminación», le espetó Casado a Sánchez que, según dijo, es el candidato favorito de «los que quieren romper España». En materia económica, el líder del PP calificó de «prácticamente comunistas» los Presupuestos del Gobierno del PSOE. «No se puede mentor más. Cómo se puede tener tanta caradura», le espetó al hablar de pensiones.

Rivera estuvo sólido e hizo equilibrios atacando a Sánchez con los mismos argumentos que Casado, pero tratando a la vez de marcar distancias con el líder del PP. «La vieja izquierda y derecha», los llamó, aunque se comprometió a pactar con el PP para sacar a Sánchez de la Moncloa. Casado, sin embargo, rehuyó enfrentarse con Rivera. «Usted no es mi adversario», le dijo. Sobre Cataluña, el líder de Ciudadanos afirmó que él quiere un presidente que «no se arrodille» ante los separatistas, y aseguró que votar al PSOE es votar a quienes quieren liquidar España. Y, frente a la foto de Colón, presentó una de Sánchez junto a Torra.

Pablo Iglesias adoptó un tono calmado tratando de recuperar al votante fugado al PSOE, aunque utilizó hasta el abuso el recurso de exigir en cada intervención que se cumplan efectivamente los artículos de la Constitución. Presumió de haber arrancado a Sánchez las principales propuestas sociales. «Nos costó dios y ayuda sacárselo a ustedes», le dijo al líder del PSOE sobre la subida del salario mínimo. Pero Sánchez rehuyó la refriega y le agradeció su apoyo. Iglesias trató de presionarlo reclamándole en vano una y otra vez que se comprometiera a no alcanzar un acuerdo con Ciudadanos y se ofreció abiertamente a formar un Gobierno de coalición con el PSOE. Y reprochó también a Sánchez que no haya limpiado las «cloacas» de Estado. Pero Sánchez, una vez más, rehuyó la confrontación. «Yo empatizo con Pablo Iglesias», dijo.

Los candidatos, uno a uno

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