La temporada veinte de la serie llega hoy a TVE con el estreno de un emotivo episodio que mira hacia el futuro con un equilibrio entre drama y comedia que la mantiene en plena forma
21 mar 2019 . Actualizado a las 17:37 h.Hay vida después de Carlitos. Cuéntame cómo pasó despidió en noviembre a dos grandes protagonistas de la serie, Carlos y Karina, con la certeza de que aquel episodio constituía un antes y un después para la veterana serie que debutó en TVE en el 2001 dos días después de la conmoción del 11-S. Pero el primer capítulo de su temporada veinte, que llega esta noche a La 1, demuestra que la ficción tiene músculo suficiente para ir más allá tras las huellas de un clan con vida propia y que hace reír y llorar con la dosis precisa para seguir siendo un referente de la televisión en España durante mucho tiempo más.
El prólogo arranca en octubre de 1988 en el momento del desenlace del secuestro de Emiliano Revilla a manos de ETA. Si una becaria de la agencia Efe, María José Sáez, pudo dar a todo el país la exclusiva de la liberación del empresario fue porque Toni Alcántara no estaba allí para contarlo primero. En ese preciso instante, el presentador de telediarios se encontraba en Londres celebrando su boda judía con Deborah, una fiesta que acaba con un potente sobresalto que sirve para ir perfilando cuál será la futura vocación de la adolescente María.
Porque el primer episodio de esta nueva etapa, titulado El año de la serpiente, es, sobre todo, el episodio de María, que arrastra la tristeza de haber roto con su novio de la anterior temporada y cree que no volverá a tener nunca un amor igual. Aquí Cuéntame regresa igual que se fue, con otro emotivo homenaje al borde la lágrima para un personaje central que ha ido ganando protagonismo con los años y que ya forma parte del álbum familiar del telespectador. No es la hija adolescente de los Alcántara la que se despide aquí, sino Paula Gallego, la actriz, quien ayer recibió en el Festival de Málaga una fuerte ovación por su papel con toda su familia postiza de rodillas ante ella en el escenario.
Como ya hemos comprobado, el tiempo en la serie avanza más deprisa que la vida y, después de cinco temporadas, la intérprete gallega tiene que dejar paso a un rostro más adulto, el de Carmen Climent, que encarna a una joven que ejerce el voto por primera vez en las elecciones de 1989 y que empieza a tener una vida independiente para preocupación de su padre.
Y es que Antonio Alcántara, que sigue teniendo en el tabaco su gran talón de Aquiles, parece ser ahora quien más acusa que Carlos se haya marchado a Nueva York y conjura esa ausencia con una sobreprotección desmedida hacia la única hija que le queda bajo su jurisdicción.
Por este y por otros desencuentros desencadenados por las diferentes aspiraciones de cada uno, el matrimonio Alcántara se prepara desde el primer capítulo para que vuelvan a saltar esas chispas que prometen dar de nuevo a la serie otro de los grandes duelos interpretativos entre sus dos protagonistas principales. Antonio planea ahora convertirse en proveedor de la Expo 92 de Sevilla; Mercedes, una mujer fuerte y en continua transformación que va a evolucionar como emprendedora, empieza a convertirse en una pionera del boom inmobiliario.
Asumir riesgos
«Es la temporada en la que Cuéntame va a arriesgar más fuerte que nunca, haciendo que sus personajes den giros muy radicales que nos van a descolocar, que creemos abrirán debate social, y que nos harán reflexionar sobre temas tan profundos como los dilemas entre ser y tener, sentir amor o luchar por el amor propio», aseguró el coordinador y guionista Joaquín Oristrell en la presentación de la serie.
A las puertas de los noventa, con el virus Viernes 13 amenazando a los ordenadores, Camilo José Cela ganando el Nobel y con el temor a la llegada del año 2000 en el horizonte, Cuéntame cómo pasó sigue empleando la historia cada vez más reciente de España como trasfondo de unas tramas que mantienen ese perfecto equilibrio entre drama y comedia que atrapa a sus seguidores. Y que seguirá haciéndolo, al menos, durante una temporada más, la 21.ª, que ayer se confirmó.
¿Y qué pasa con Carlos? En el primer episodio de la nueva era, la habitual narración que conduce las tramas desde sus orígenes es sustituida por el género epistolar, que marcaba las relaciones a distancia antes de Internet. Aquellas cartas que empezaban con un «espero que al recibo de la presente te encuentres bien». Ahora es la familia, de su puño y letra, la que le va contando al expatriado todo lo que va sucediendo en el barrio de San Genaro. Pero la voz en off de Carlos Hipólito aún está presente. Carlitos sigue estando ahí.