¿Por qué los españoles somos los ciudadanos más sanos del mundo?

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PACO RODRÍGUEZ

La dieta mediterránea y el sistema de salud han convertido a España en el país más saludable

27 feb 2019 . Actualizado a las 09:44 h.

«A un extranjero le invitaría a tomar una paella junto al mar y le diría que esa es la esencia del estilo de vida mediterráneo. Una buena alimentación con un clima que invita a salir a la calle y una forma de ser que anima a compartirlo todo con amigos y familiares» asegura Ramón Estruch, uno de los mayores expertos en los beneficios de la dieta mediterránea.

España es el país más saludable del mundo. Lo acaba de confirmar el índice Bloomberg que da y quita puntos dependiendo de varios factores: la esperanza de vida, el sistema sanitario y la dieta suman. El consumo de tabaco y la obesidad, restan. Con todo este combo los españoles nos hemos convertido en los ciudadanos más sanos del planeta.

«Vivir en España es un verdadero privilegio en cuanto a salud global. Si buscamos una causa, lo primero que se nos viene a la cabeza es el patrón de alimentación, la dieta mediterránea, sin duda. Pero hay muchos otros aspectos como la actividad física, sin olvidarnos, de algo muy importante a lo que cada vez se le da más peso: la sociabilidad, el optimismo, el ser feliz, estar contento. El entorno social y familiar es primordial. Aquí tenemos una suma de factores que ayudan a esta longevidad de la que gozamos los españoles», explica el doctor Estruch que habla de todo el pack que conforma el estilo de vida mediterráneo.

A todo esto tenemos que añadir un sistema de salud público que «cubre con especial atención la edad temprana, a la mujer y a las personas mayores, lo que ha logrado reducir las enfermedades cardiovasculares y los cánceres», como señala el índice de Bloomberg.

«El rápido envejecimiento de la población supone el principal reto para nuestro Sistema Nacional de Salud. ¿Cómo lograr una mayor eficiencia en la prestación de asistencia sanitaria y cuidados de larga duración? Es preciso llevar a cabo reformas estructurales reasignando recursos con el fin de lograr una atención más eficaz y una mejor gestión de las enfermedades crónicas fuera de los centros hospitalarios. Lo estamos viviendo actualmente con las quejas en la atención primaria. En cuanto al acceso, si bien es bueno en términos generales, los tiempos de espera siguen suponiendo un problema y existe la percepción de que las desigualdades entre comunidades autónomas están aumentando» remarca Juan Gestal. El catedrático de Salud Pública de la USC pone el foco en que las políticas públicas deberían enfocarse más en la prevención: «Sobre todo, en relación con el sobrepeso y la obesidad que han aumentado en estos últimos años y son más altas que la media de la UE, especialmente entre los adolescentes. En los adultos se debe, en parte, a los bajos niveles de actividad física y en los jóvenes a la mala alimentación. También frente al tabaquismo que, aunque se redujo del 32% en el año 2000 al 23% en 2014, sigue siendo más elevado que la media europea, y frente al consumo excesivo de alcohol, relativamente bajo entre los adultos, pero alto entre los adolescentes».

Nuestro estilo de vida (que parece ser que es el más sano del mundo) está en peligro. «Nos amenaza un sistema de vida basado en la inmediatez. Incluso la falta de planificación va en contra de lo que tendría que ser un estilo de vida saludable. Por ejemplo, lo ideal sería planificar todas las comidas una vez a la semana. ¿Quién lo hace a día de hoy?» advierte Ramón Estruch que recalca que hay que reeducar y recordar a todos los segmentos de la población las bondades de la dieta mediterránea. Según las cifras, solo un 45% de los españoles elige este menú. «La estamos perdiendo, especialmente, en el sector de población más joven. No se trata de mantener, si no de mejorar, porque la esencia del estilo de vida mediterráneo se está diluyendo y el principal problema es la falta de educación».

Las proyecciones ya sitúan a España como el país más longevo del mundo en el año 2040, por encima de Japón. Se prevé que la esperanza de vida llegue hasta los 86 años de media pero no hay que olvidarse de que «la vida es una maratón. Nos tenemos que preparar para ella. Lo que hacemos ahora, de jóvenes o con mediana edad, es el precio que pagaremos con el paso de los años. Hay que invertir en salud» aconseja Estruch. Y parece que, en España, lo tenemos más fácil que en el resto del mundo.