El tribunal extrema las garantías para asegurar el respeto a los derechos de los acusados
16 feb 2019 . Actualizado a las 09:12 h.En solo tres días de juicio a los dirigentes independentistas ha quedado claro el empeño del tribunal de salvaguardar todas las garantías de los acusados, siguiendo la jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, la instancia a la que parecen jugarse todo algunos de ellos, como el exvicepresidente Oriol Junqueras. Sin embargo, el exconsejero Joaquim Forn optó por una defensa técnica, desligándose del operativo del referendo ilegal el 1-O, lo que abre una grieta entre los procesados, de momento jurídica, pero con un trasfondo político. La convocatoria de elecciones para el 28 de abril puede tener repercusiones en el proceso, dada la rivalidad electoral entre ERC y los partidarios del fugado Carles Puigdemont. Vox también utilizará su presencia como acusación particular para tratar de captar votos.
¿Qué balance jurídico se puede hacer de los tres días de juicio?
«Ha sido una perfecta escenificación de las fortalezas de un juicio: en los escritos de acusación se expone un relato completo de los hechos y su encaje en tipos penales, pero el tribunal no puede llegar a una decisión sin antes haber oído todo lo que tienen que decir los acusados», asegura el magistrado Miguel Pasquau. «Nunca vi tanto esfuerzo de un tribunal para garantizar escrupulosamente los derechos de los acusados y cumplir la jurisprudencia del TEDH», destaca el abogado penalista José María de Pablo. «Que nadie dude de que el derecho a un juicio justo está garantizado», concluye. La profesora de Derecho Constitucional de la Universidad de Barcelona Argelia Queralt resalta que ha quedado claro que a los acusados se los juzga por «contravenir el orden constitucional mediante la unilateralidad e incumplir resoluciones judiciales», no por promover la independencia o votar, como sostuvo Junqueras.
¿Qué importancia jurídica tiene la diferencia de estrategia de defensa de Junqueras y Forn?
«De momento, por lo visto hasta ahora en los interrogatorios que llevamos, está claro que la defensa de Forn ha venido a defenderse y a tratar de acreditar que su cliente no intervino en los hechos violentos que describe el auto de procesamiento, mientras que Junqueras ha optado por un discurso político que le pone en una situación muy difícil de cara a la sentencia», señala De Pablo. Su valoración es contundente: «Muy bien Forn y muy mal Junqueras». E insiste: «Es obvio que Forn ha venido a defenderse y lo ha hecho muy bien: con argumentos y desligándose de las decisiones claves del delito de rebelión; en cambio, Junqueras se limitó a una especie de discurso político sin descender a los hechos, perdiendo la oportunidad de defenderse». Queralt está de acuerdo: «La declaración de Junqueras fue marcadamente política mientras la de Forn fue mucho más técnica».
«El hecho de no contestar a las preguntas de las acusaciones y la secuencia de las que le hizo su abogado convirtieron la declaración de Junqueras en una plataforma para que este expusiera su discurso sobre los hechos, enfatizando la clara opción por una actuación no violenta, y añadiendo consideraciones sobre el derecho de autodeterminación», sostiene Pasquau. «En cambio, la declaración de Forn, quien sí se ha enfrentado a las preguntas de la Fiscalía, descendió a detalles muy interesantes, y las preguntas de su abogado se han alejado de cualquier asunto retórico, centrándose en el desmenuzamiento de los detalles y hechos concretos, tal y como se vivieron por el que era consejero de Interior en aquellos días», sostiene. En su opinión, la combinación de ambas declaraciones suponen un «elemento disolvente muy serio del relato sobre el empleo deliberado de unas movilizaciones tendencialmente violentas o de confrontación por parte de la ciudadanía». Estas declaraciones se contraponen al alegato, muy bien fundamentado del fiscal José Zaragoza, que sostuvo que sí hubo violencia compatible con la acusación de rebelión.
¿Cómo valora la actuación del tribunal presidido por Manuel Marchena?
«El magistrado Marchena parece tener muy claro que este proceso está siendo fiscalizado por muchos agentes internos y externos y está haciendo una interpretación bastante generosa de las leyes para asegurar que las garantías judiciales del proceso reconocidas a los acusados no puedan ser tachadas de ningún tipo de restricción», señala Queralt. «Aplica una estrategia de garantismo máximo» concluye. «La actuación de la sala -es un error hablar de la actuación del juez Marchena en particular, porque las decisiones las toman entre los siete magistrados-, está siendo exquisita y muy respetuosa con los derechos de los acusados, cumpliendo punto por punto la doctrina del Tribunal de Estrasburgo», asegura De Pablo. «El tribunal no está dispuesto a que el TEDH cuestione el procedimiento en un futuro», añade. «Y ha hecho bien en impedir debates ideológicos: el juicio va de hechos, no de ideas», concluye.
«Ha dado respuestas cuidadosamente motivadas a las principales cuestiones previas que se plantearon», asegura Pasquau. «La restricción de los interrogatorios a los hechos fácticos es natural; con todo, es evidente que los hechos enjuiciados tienen un contexto político del que no pueden abstraerse, y el tribunal es consciente de ello, como lo demuestra el que no se ha interrumpido a Junqueras en ningún momento pese a que en ocasiones se ha explayado en manifestaciones de carácter inequívocamente político», añade. «El presidente del tribunal está siguiendo el criterio de dejar fluir el debate, con mínimas intervenciones, las defensas y los acusados están pudiendo desplegar sin obstáculos sus estrategias y sus explicaciones», sostiene.