La primera ministra Theresa May pidió ayer a los diputados mantener el temple y que le den más tiempo para negociar un acuerdo del brexit que acepte tanto la Unión Europea como el Parlamento británico, pero en realidad quedan 43 días para la salida del Reino Unido de la UE y todo parece indicar que su estrategia pasa por forzar hasta el último minuto y que la opción final sea aprobar su acuerdo o un ruptura abrupta que lleve al abismo.
«Las conversaciones están en una etapa crucial», dijo May en los Comunes, mientras trata de obtener los cambios al llamado backstop o salvaguarda irlandesa, para evitar el regreso de una frontera dura entre las dos Irlandas. Pero el líder del Partido Laborista, Jeremy Corbyn, acusó a la premier de dejar correr el reloj con «más excusas y más retrasos» y negociaciones falsas para después presionar a la Cámara de los Comunes para que respalde su acuerdo.
La dirigente conservadora resaltó que Londres está protegiendo y mejorando los derechos de los trabajadores y el medio ambiente, pero la clave está en buscar una solución para la frontera irlandesa. Tienen tres opciones en las conversaciones con Bruselas: negociar una forma de que el Reino Unido mantenga la salvaguarda, acordar un límite de tiempo para la misma o encontrar un acuerdo alternativo que la reemplace por completo.
La primera ministra intentó echar balones fuera diciendo que ya quería que «esto se solucionara antes de Navidad», lo que fue recibido con gritos y abucheos de muchos parlamentarios, que le reprocharon no haber celebrado la votación prevista para el 11 de diciembre y retrasarla hasta enero por no contar con una mayoría en el Parlamento, que al final tampoco consiguió.
Por el momento, el calendario que confirmó ayer May apunta a que el Parlamento británico celebrará un debate sobre el brexit mañana, en el que no se espera que cambie el curso del proceso de salida, pero todavía no fijó una fecha para la votación de su plan B de salida de la UE.
La primera ministra añadió que si aún no se ha alcanzado un acuerdo con Bruselas, dará otro informe del progreso de la negociación el próximo 26 de febrero, brindando otra oportunidad para que el Parlamento exprese su opinión y proponga más enmiendas al día siguiente.
Respondiendo a otras preguntas, May dejó abierta la posibilidad de votar el acuerdo final en marzo, anunciando que no se aplicaría el habitual período de espera para la ratificación de acuerdos internacionales. No se descarta que lo presente el 21 de marzo, tras el Consejo Europeo, a siete días de la marcha.
Una demora programada
Los opositores del brexit consideran que May se está demorando deliberadamente para que los legisladores se enfrenten a la única opción de respaldar su acuerdo o irse de Bruselas con una salida desordenada, que las empresas temen que causaría un daño generalizado a la economía y el empleo de los británicos.
Pese a la fuerte división en filas conservadoras por el brexit, una encuesta para The Times predice que el partido de May ganaría con mayoría si hubiese elecciones. Los tories obtendrían 321 de los 650 escaños del Parlamento, mientras los laboristas perderían 12, quedándose con 250.