¿Cómo conviven otros países del mundo con el fenómeno Uber y las compañías VTC?

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

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El acoso de los taxistas madrileños al recinto ferial de Ifema rebajó un tanto su intensidad
El acoso de los taxistas madrileños al recinto ferial de Ifema rebajó un tanto su intensidad VÍCTOR LERENA

Alemania impuso licencias con costes similares a las de los taxis y Nueva York congeló los permisos, pero casi ninguna ciudad cierra el conflicto sin judicializarlo

27 ene 2019 . Actualizado a las 12:19 h.

Uber y las compañías VTC que funcionan de forma similar se han expandido por todo el mundo. El gigante está presente en casi setenta países. Más de 600 ciudades cuentan ya con los servicios de esta plataforma. El choque con los taxistas tradicionales no es exclusivo de España. Esto es lo que ocurre en otros lugares:

Alemania

Por las calles alemanas circulan unos 56.000 taxis, pero no existe cifra concreta de VTC. Estas plataformas operan desde el 2014, aunque solo en Berlín y Múnich. En el país apenas hay conflicto entre los taxistas y los conductores de VTC, puesto que desde el 2016 la Justicia obliga a estos últimos a tramitar licencias de vehículo y de transporte de pasajeros en el estado federado competente. Al ser los costes iguales, los precios tampoco difieren demasiado de los de los taxis tradicionales, con lo que apenas se ven coches VTC. Lo que sí es muy común encontrar en las grandes ciudades son los coches compartidos y de alquiler sin conductor de compañías como BMW y Daimler (Car2go y DriveNow), que acaban de fusionar sus servicios. Mientras, Uber intenta desde hace años sin éxito esquivar la ley alemana y sus vetos. El último golpe llegó en diciembre, cuando el Tribunal Superior germano declaró ilegal el servicio de limusinas UberBlack, en respuesta a una demanda interpuesta por un empresario del sector del taxi que opera en Berlín.

Bélgica

Hubo un tiempo en Bruselas en el que los usuarios de Uber se sentaban en la parte delantera del coche para no levantar las sospechas de los taxistas, quienes llegaron a emplear la violencia contra la flota de chóferes de la empresa estadounidense para amedrentarlos. Su relación siempre ha sido tormentosa, también en los juzgados. Uber desembarcó en el 2014 con su servicio UberPop para conectar a particulares con vehículo. La experiencia duró poco. En el 2015 un tribunal de Bruselas decretó que no cumplía con la legislación belga y les obligó a apagar los motores. No así el servicio Uber X. La flota de conductores profesionales siguió recorriendo las calles de la capital a pesar de las numerosas zancadillas legales de los taxistas, quienes exigen que se les obligue a adquirir una licencia, obligatoria para prestar estos servicios en la ciudad. ¿En qué ha acabado el enfrentamiento? Tras varias sentencias contradictorias y confusas, el pasado 16 de enero un tribunal de Bruselas estimó que la aplicación Uber X no es un servicio de taxis y que los alrededor de 1.000 chóferes vinculados a ella no pueden ser considerados empleados de la compañía.

Francia

Unos 60.000 taxistas ejercen la profesión en Francia, mientras que se estima que los conductores privados son 26.000. El gremio de taxistas franceses ha protagonizado numerosas manifestaciones, ya que se les exige un mayor número de obligaciones que a los chóferes privados. Pero las movilizaciones tampoco han sido ajenas al sector de los VTC, que han protestado estos meses contra el Gobierno de Macron por considerar que este beneficia al gremio del taxi. Mientras los ayuntamientos establecen un número limitado de taxis, no hay límites para las VTC, que para poder trabajar solamente necesitan aprobar un examen y una serie de controles para recibir un permiso en la prefectura de policía. Sus tasas administrativas no pasan de 200 euros, frente a los más de 100.000 que se pagan en el mercado de compra-venta de licencias de taxis.

Reino Unido

Uber opera en Londres bajo una licencia de quince meses de vigor que le fue otorgada el pasado junio, después de que un juez comprobase que la firma había realizado cambios requeridos relacionados con la seguridad y de que la compañía reconociese que había cometido «errores graves». La semana pasada las tarifas en la capital británica fueron incrementadas para impulsar el coche eléctrico. Los usuarios tienen que pagar por una «tarifa de aire limpio» de 15 peniques por milla a cada viaje que se realice en la capital. La empresa espera recaudar con este plan más de 200 millones en los próximos años, que se utilizarán para ayudar a los conductores a comprar vehículos ecológicos.

Portugal

Las licencias de taxi en Portugal son unas 13.000, según la Asociación Nacional de Transportadores Ligeros en Carretera (Antral), mientras que el de VTC, que prestan plataformas como Uber y Cabify, superarían los 3.000, según la agencia Efe. Uber opera en Portugal desde el 2014, mientras que la española Cabify comenzó su actividad en Lisboa y Oporto en el 2016 y desde junio pasado lo hace en el Algarve. La legalización de estas plataformas en Portugal fue duramente contestada por el sector del taxi con varias huelgas y protestas por lo que consideran «competencia desleal» de estos servicios. El Gobierno luso vetó una propuesta de regulación el año pasado.

Italia

La compañía Uber llegó a Italia en el 2013. Intentó operar en muchas ciudades del país para aprovechar el tirón turístico, pero se estableció en Roma y Milán con el servicio Uber Black, que trabaja con vehículos de alta gama.

Estados Unidos

La ciudad de Nueva York se convirtió en la primera gran urbe en poner freno a los VTC. El pasado verano el consejo municipal de la ciudad aprobó congelar durante un año la concesión de nuevas licencias a servicios como Uber y Lyft. También estipuló un salario mínimo para los conductores de esas empresas.

El crecimiento de este tipo de transporte ha sido espectacular. Uber triplicó su flota de coches en tres años. Actualmente superan los 80.000. Hay más de 13.000 taxis amarillos registrados en Nueva York (y más de 50.000 conductores) y otros 32.000 vehículos licenciados por la comisión de taxis y limusinas. Los medallones de un taxi amarillo, que antes estaban valorados en un millón de dólares, ahora se cotizan a unos 200.000 dólares.

VÍCTOR LERENA

«Queremos demostrar que los taxistas no somos vándalos, somos seres humanos»

Tras pasar toda la semana apostados frente al recinto ferial de Madrid (Ifema), los taxistas de la capital optaron ayer por dedicar la jornada de huelga a dar una tregua a sus protestas, reencontrarse con sus familias y recuperar fuerzas con una paella multitudinaria. Mientras que en días anteriores los taxistas han protagonizado cortes de tráfico en la M-40, sentadas en la estación de Metro de Feria de Madrid o sonoras manifestaciones a las puertas de Ifema, ayer el campamento base de los profesionales declarados en huelga fue escenario de un «día familiar» en toda regla. «Queremos demostrar que los taxistas no somos vándalos ni somos un sector que pretenda masacrar a los demás [...] somos seres humanos que buscamos defender nuestro trabajo», declaró el presidente de la Federación Profesional del Taxi de Madrid, Julio Sanz.

 

Etimologías

La palabra «taxi», origen griego

Un taxi es «un automóvil de alquiler con conductor, generalmente provisto de taxímetro», según señala el diccionario de la RAE, que también anota que la palabra es un acortamiento de taxímetro. Y es que la palabra taxi tiene su origen en la suma de los términos griegos táxis (tasa) y metron (medida), lo que vendría a apuntar a la fijación de un precio en función de la distancia recorrida y el tiempo transcurrido en la prestación de un servicio con vehículo con chófer.