Las opiniones en el hemiciclo sobre lo beneficios de esta medida están divididas
22 ene 2019 . Actualizado a las 08:05 h.«Esto va a ser el caos total. Un absoluto y auténtico desorden», advirtió ayer en la Comisión de Transportes de la Eurocámara el liberal holandés M. Van Miltenburg. El Parlamento Europeo ha puesto a rodar la maquinaria legislativa para hacer realidad la propuesta estrella del presidente de la Comisión, Jean Claude Juncker, para despedir su legislatura por la puerta grande: poner fin al cambio de hora estacional.
La controvertida medida está siendo escudriñada por expertos, políticos y ciudadanos. ¿Reporta beneficios o es innecesaria? Es lo que trata de dilucidar la institución.
«Es todo una farsa»
Las opiniones en el hemiciclo están divididas. «No sé ni para qué sirve este debate. Estamos perdiendo tiempo y dinero. Esto no sirve para nada. Es todo una farsa», exclamó enfadado el reformista holandés Peter Van Dalen minutos después de conocer la posición preliminar de la Comisión de Transportes: La UE deberá poner fin al baile de manecillas y dispondrá de dos años de transición para que los Estados miembros, sus industrias y ciudadanos se puedan preparar. Eso sí, si se arrepienten del horario elegido (verano o invierno) tendrán que notificar los cambios de huso horario con 18 meses y no seis de antelación, como sugería la Comisión Europea.
Algunos eurodiputados anunciaron su intención de tumbar la medida. No son los únicos. El debate en el Consejo está enquistado. Las cancillerías europeas, desde Lisboa a París, La Haya, Dublín o Bratislava mantienen sus reservas. También las empresas. Las más afectadas, vinculadas al transporte ferroviario y aéreo (13.000 vuelos diarios), no se oponen a los cambios, se pueden adaptar, pero alertan del riesgo de descoordinación entre los Estados miembros. Y es que cada país podrá elegir el horario que mejor le convenga, aunque entre en contradicción con el de los vecinos de su región.
«Nos complace eliminar el cambio de hora, pero hay que evitar un posible mosaico de zonas horarias», apuntó el ecologista Jakop Dalunde. Quien no lo ve necesario es el conservador Wim Van de Camp, quien reprochó a Bruselas querer arrebatarle su tiempo de ocio: «En los Países Bajos estamos encantados con el horario de verano porque tenemos más tiempo para desplegar nuestras actividades deportivas, me encanta pasear en moto en las noches de verano», dijo.
Más infartos
Y, ¿qué dicen los expertos consultados? El profesor Darío Acuña Castroviejo insistió en que hay evidencias suficientes para sostener que el cambio de agujas bianual comporta riesgos para la salud y no debe ser mantenido: «No produce cáncer, pero predispone a ello. Es un factor más», deslizó antes de señalar que con el cambio horario aumentan entre un 5 % y un 20 % los infartos de miocardio, especialmente entre las mujeres. Recomienda poner fin al horario estival. «Bloquea el reloj biológico e impide los mecanismos de descanso porque la luz se alarga demasiado por la noche», dice.