Venezuela, ¿llegó la hora de la verdad?

Julio Á. Fariñas A CORUÑA

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CARLOS GARCIA RAWLINS | Reuters

Aunque a más de uno no se lo parezca, el año empieza bien para los venezolanos. La farsa montada el pasado día 10 por Maduro y su cohorte de cleptócratas ha contribuido decisivamente a la emergencia de Juan Guaidó que, si no se malogra o no lo malogran, puede ser el comienzo del futuro del maltrecho país.

20 ene 2019 . Actualizado a las 19:23 h.

Tras años de una lucha salpicada de aciertos y también de errores en su batalla contra la plaga chavista, la oposición venezolana cuenta ya con un joven líder con las ideas claras y un proyecto realista para rescatar un país en manos de la delincuencia organizada disfrazada de izquierdista y revolucionaria.

Juan Gerardo Guaidó Márquez (35 años y superviviente de la tragedia de Vargas), pertenece a una generación que ya en el año 2007, cuando aún eran estudiantes, puso contra las cuerdas al comandante galáctico. Nada más asumir la presidencia de la Asamblea Nacional, la única institución democrática que queda en el país, avalada masivamente en las urnas en diciembre de 2015, y tras pasar antes otros cinco años como diputado suplente, tomó buena nota de los errores cometidos por sus antecesores. Desde el primer momento , trata de hacer uso de las competencias institucionales del cargo que ocupa de forma rotatoria.

Con una asombrosa clarividencia está manejando los tempos y, en vez de convocar manifestaciones callejeras -la experiencia ha demostrado que han servido para ponerle en bandeja carne de cañón al aparato represivo del madurismo y poco más-  está llamando a la ciudadanía a que acuda a los concejos abiertos que está llevando a cabo a lo largo y ancho del país. En esos actos, todos masivos y pacíficos, hace un insistente  llamamiento a una transición civilizada e incluso habla de amnistía para aquellos funcionarios que colaboren en la restauración de la legitimidad democrática. Parece ser plenamente consciente de que dos décadas de demagogia chavista, cimentadas con mIllones de petrodólares, bajo la magistral batuta habanera, no se tumban de la noche a la mañana.

Todos los datos disponibles permiten concluir que cada día que pasa está contando con un respaldo más claro de la comunidad internacional y también de la inmensa mayoría de los venezolanos. Este panorama parece que está alterando el sueño del actual okupa del palacio presidencial de Miraflores que pretende seguir de inquilino al menos otros seis años más.

La gran incógnita siguen siendo  el general Vladimir Padrino y el resto de los uniformados que siguen a su lado. De momento hay un dato esperanzador: las FANB se están negando a reprimir a la gente que asiste a los cabildos. También falta por aclarar quién dio la orden de detener Guaidó cuando se dirigía la pasada semana a uno de esos cabildos y la contraorden de liberarlo al poco rato.

Ahora todos los focos político-mediáticos  se dirigen hacia lo que puede ocurrir el o después del próximo 23 de Enero. Esa es la emblemática fecha en la que un golpe civico-militar acabó,  hace 60 años, acabó con la dictadura de Pérez Jiménez, una dictadura con todas las de la ley que, a diferencia de la actual, dejó una buena parte de las grandes infraestructuras que aún siguen en pie en el país y en la que los venezolanos no se morían de hambre ni por falta de medicinas.

Es una fecha emblemática que puede ser el principio del fin de un siniestro presidente cuyos logros económicos en sus seis años de mandato han sido: PIB (-18%), inflación (1.370.000%), reservas internacionales (8.400 millones en 2018, frente a los 29.890  de 2012), producción de petróleo (1,1 millones de barriles diarios, frente a los 2,4 de 2012), importaciones (9.200 millones en 2018, frente a 66.000 millones en 2012). según datos del FMI y la CEPAL

¿Habrá llegado, por fin, la hora del principio del fin de la pesadilla de los venezolanos? Bastantes indicios apuntan a que sí.